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Raquel Martínez, en una de sus intervenciones televisivas hablando sobre Isabel Pantoja. Telecinco
La excompañera carcelaria de Isabel Pantoja, en aislamiento por agresiones a otras reclusas

La excompañera carcelaria de Isabel Pantoja, en aislamiento por agresiones a otras reclusas

Raquel Martínez, azote televisivo de la tonadillera, cumple una condena de 19 meses en la prisión de Topas por dos hurtos

Ricardo Rábade

Salamanca

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Lunes, 25 de diciembre 2017, 09:35

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Nada más y nada menos que una decena de sanciones por faltas graves acumula Raquel Martínez, la excompañera carcelaria de Isabel Pantoja que se paseó por los platós televisivos contando los trapos sucios y el presunto trato de favor que recibió la tonadillera durante su estancia en la prisión de Alcalá de Guadaira. El pésimo comportamiento penitenciario de Raquel Martínez en la prisión salmantina de Topas, donde cumple una condena de 19 meses de reclusión por la comisión de dos hurtos, obligó a los responsables penitenciarios a recluirla en el módulo de aislamiento, donde permanece ingresada y sin posibilidad de tener contactos con las otras reclusas.

Las faltas cometidas en la prisión por la que fuera azote televisivo de Isabel Pantoja en programas como ‘Un tiempo nuevo’ de Telecinco son variadas y abarcan desde desobediencia expresa a órdenes dictadas por los funcionarios, con resistencia activa al cumplimiento de las mismas, hasta agresiones y coacciones muy graves a otras internas. También se le descubrieron en su poder objetos que no están permitidos en el interior de los módulos penitenciarios. Ante tal acumulación de faltas, Raquel Martínez sigue estando sometida a un riguroso aislamiento, un régimen carcelario que es aplicado por Instituciones Penitenciarios a presos de especial peligrosidad, como ha quedado palpable, en el caso de la cárcel salmantina, con las reclusas yihadistas que han estado confinadas en sus estancias.

El riguroso proceso disciplinario abierto contra quien disfrutó de sus particulares minutos de gloria en la pequeña pantalla, contando a toda España cómo era la cotidianidad diaria de Isabel Pantoja en prisión, comprende medidas como su aislamiento en la celda, aislamientos durante los fines de semana, así como la privación de paseos en el patio de la cárcel, de los que sí disfrutan otros muchos presos. Además,está clasificada bajo la fórmula penitenciaria del primer grado.

Los incidentes en los que se ha visto involucrada Raquel Martínez no solo han tenido lugar en la cárcel salmantina, sino también en el centro penitenciario de Badajoz, que fue su anterior destino carcelario. Su historial penitenciario pone de relieve que fue puesta en libertad, tras cumplir condena por delitos anteriores, en el primer trimestre de 2015. Fue precisamente tras su salida de la prisión cuando comenzó su particular periplo televisivo. En marzo de 2017 volvió a la cárcel tras ser detenida por la comisión de dos hurtos, ingresando en la prisión extremeña de Badajoz con posterior traslado a Topas. Agotará su condena y recuperará la libertad en octubre de 2018.

Perlas televisivas

Los cotilleos carcelarios con los que Raquel Martínez saboreó las mieles de la popularidad incluyeron comentarios y perlas televisivas de lo más variopintas. Proclamó ante la audiencia que la viuda de Paquirri disfrutaba de una celda en solitario sin tener que compartirla con ninguna otra reclusa, que «podía lavar la ropa toda las veces que quería» y que podía comer sola en su habitáculo.

Su mal comportamiento incluye coacciones a otras presas y resistencia a los funcionarios

Durante sus explosivas y mediáticas irrupciones en el programa ’Un tiempo nuevo’, se explayó con todo tipo de críticas descripciones y ácidos chascarrillos sobre el presunto favoritismo hacia la cantante por parte de los responsables penitenciarios. «Yo para ver a la directora tenía que hacer una solicitud y ella hablaba con la directora sin ningún tipo de problemas», comentó Raquel Martínez ante la insistencia periodística. Aseveraciones del estilo como que Pantoja «cuando quería algo del economato, se lo decía a la funcionaria para que fuera y se lo trajera», fueron algunas de sus remuneradas diatribas.

Isabel Pantoja fue condenada por el juez por contribuir a enmascarar el dinero ilícito de su entonces pareja, Julián Muñoz, cuando éste era alcalde de Marbella. Pero, desde el principio y a lo largo del juicio, que se prolongó durante varios meses, la cantante mantuvo su inocencia, asegurando que era ella la que mantenía económicamente al que fuera regidor de la localidad malagueña.

Durante su permanencia en la cárcel sevillana, participó en diferentes talleres ocupacionales ajustados a su perfil. Tras poco más de un año en la prisión, la cantante logró el tercer grado, concedido por la Sección Segunda de la Audiencia de Málaga, la misma que la juzgó y condenó, una decisión judicial en la que fue esencial el que la tonadillera hubiera asumido la responsabilidad del delito cometido.

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