Cumplir años en tiempos de coronavirus

Aunque cumplir años en tiempos de coronavirus se está convirtiendo en fechas que pasan desapercibidas pues no son recomendables las celebraciones, no ocurre lo mismo cuando se hacen 100 años. Cumplir un siglo de vida, y con la que está cayendo, es una cita muy importante y sobre todo si el o la protagonista está en plenas facultades mentales.

Y en esa situación se encuentra Josefa Ripoll Martín, que ayer se convertía en la tercera centenaria desde que José Miguel Mata llegó a la Alcaldía de Garcibuey en la pasada legislatura. «Aunque no podíamos realizar un homenaje como nos gustaría, no hemos querido dejar pasar el día de su cumpleaños sin entregarle una placa, como hicimos con los dos anteriores, y después, cuando pase toda esta situación, haremos un convite al que se invitará a todo el pueblo», explicaba el primer edil antes de entregarle una placa en la que se podía leer 'El Ayuntamiento de Garcibuey a Josefa Ripoll Martín en homenaje a sus 100 años de vivencias, enseñanzas y experiencias que dejan gran huella entre los paisanos de este pueblo. 2 de febrero de 2021'.

Una entrega que se realizaba ante un reducido grupo de la familia, el hijo soltero con el que Josefa vive, Emilio Álvarez, otro de sus hijos que también reside en Garcibuey, Baldomino, junto a una de las nueras y una nieta. Una pequeña representación de la extensa familia que esta mujer ha formado, y que en la actualidad está compuesta por cinco hijos, 13 nietos y 9 bisnietos, más otros dos en camino.

«Hoy solo están la familia que vive aquí en Garcibuey», contaba Josefa Ripoll, y es que a sus cien años de vida está en perfectas condiciones mentales. Así, ella mismo narraba que «sino fuera por las piernas, que es lo que tengo peor, estoy muy bien, también de memoria». «Desde hace dos años -proseguía- no salgo de casa porque no puedo bajar ni subir las escaleras», y es que la salida a la calle es a través de unas empinadas escaleras, típicas de las casas serranas, por lo que hace su vida entre «esta pequeña salita donde tengo la televisión y la alcoba con la cama, y me doy paseos hasta la cocina. Aquí me cuida un hijo que tengo soltero, porque llevo viuda desde hace 34 años, él es el que hace la comida y está conmigo y después viene Miguela (una mujer de ayuda a domicilio), que es la que me lava y me ayuda a vestir».

Y de esta forma, confinada desde hace dos años debido a su movilidad reducida que no por el coronavirus, pasa su vida y ha conseguido llegar a los 100 años «con ocho operaciones en el cuerpo», afirmaba y añadía que nació en Garcibuey, donde ha vivido siempre y donde crió a siete hijos, además de ganarse la vida yendo «a jornal, ganaba 5 pesetas por ir a atender a las casas de los ricos, pero también iba a coger aceitunas...» y lo que fuera necesario, porque «en aquellos años no había ayudas», pero aún así «he disfrutado de la vida».

Ayer se sentía orgullosa de su edad y deseaba que «pronto pase el coronavirus para poder celebrar los años con todo el pueblo».

Un pueblo que no se olvidó de su cumpleaños, ya que además de la entrega de la placa por parte del Ayuntamiento, representado por el alcalde, un grupo reducido de vecinos quiso acercarse hasta la puerta de su casa para cantarle el 'Cumpleaños feliz', a la vez que le llevaron un ramo de flores. Una canción, junto a otras dos típicas del pueblo, que escuchó asomada al balcón de su casa y que agradeció a sus vecinos.

Un grupo en el que predominaban las mujeres que, como explicó Saturnina Martín Andrés, presidenta de la Asociación de Mayores de Garcibuey, quisieron tener un detalle con Josefa Ripoll en el día de su cumpleaños, aunque el Ayuntamiento estén pensando en hacer una celebración más adelante, porque «ella siempre ha sido una mujer muy activa en el hogar», explicaba, a la vez que resaltaba la buena salud de la que goza. Tanto es así que, como la propia centenaria señalaba cuando se le hizo entrega de la placa, «hace poco tiempo salí en la televisión cantando una canción», destacaba orgullosa, para demostrar que su memoria es muy buena.

Y así, con un sencillo acto, en el que se guardaron las medidas de seguridad para evitar contagios de la covid-19, Josefa Ripoll Martín celebraba su cumpleaños rodeada de sus familiares con los que pasa el día a día y recibiendo el cariño de su pueblo, aunque fuera en la distancia. Un día en el que deseó que todo esto acabe para poder celebrar un siglo de vida como Dios manda, con una celebración por todo lo alto, porque piensa esperar pacientemente a que ese día llegue y ver cómo acaba una pandemia, de la que no ha conocido otra igual en los cien años de vida que tiene. Aunque en su caso la está llevando bastante bien sino fuera porque no puede tener a toda su familia junto a ella.