El Corpus Christi, una fiesta llena de autenticidad que sigue un protocolo en La Alberca
Los bordados serranos con los que se pulen las fachadas, los trajes de vistas que visten las mujeres o los niños de Primera Comunión son parte importante
maría jesús gutiérrez / WORD
LA ALBERCA
Sábado, 22 de junio 2019, 12:57
Muchos pueblos de Salamanca celebrarán mañana la festividad de Corpus Christi pero si hay una localidad en la que esta fiesta tiene una luz propia, esa es La Alberca, de hecho esta celebración cuenta con la catalogación de Fiesta de Interés Turístico Nacional y es que su forma de celebrarse bien merece una visita a este pueblo serrano.
Si hay que describir la celebración del Corpus en La Alberca en pocas palabras, el alcalde, Miguel Ángel Luengo lo tiene claro: «es una de las fiestas más interesantes de La Alberca, una fiesta que la gente la siente, la vive y, quizás, es de las más bonitas de ver de toda Salamanca».
La forma en cómo se pulen las fachadas con bordados serranos de las calles por donde pasa el Santísimo bajo palio, el protocolo que se sigue durante toda la celebración -desde el inicio de la eucaristía hasta el ofertorio que tiene lugar en el atrio de la iglesia-; los trajes de vistas que salen de las arcas y que visten las serranas que forman parte del séquito de abad y mayordomos; los estandartes de todas las cofradías que presiden la procesión, la cual es amenizada por la música de la gaita y el tamboril, entre otros muchos elementos y detalles que se repiten año tras año demuestran la autenticidad de esta fiesta, que se ha mantenido generación tras generación sin incorporar nuevos elementos superfluos que la desvirtúen o la transformen.
«La noticia en esta fiesta es que no hay novedades, que se sigue celebrando como hace cientos de años», recalca el primer edil, y es que el Corpus de La Alberca reivindica un año tras otro «lo auténtico» en una fiesta en la que «tradición y fe» se unen.
Es un día en el que La Alberca saca todo fuera: colchas, paños bordados, altares, santos, trajes... «Es como una metáfora: llega el tiempo bueno y todos tienen ganas de salir, de exponer, de lucir todo lo que tienen y se muestra lo que está guardado, en una jornada en la que el ritual comienza muy pronto por la mañana puliendo fachadas y altares», explica el primer edil.
Altares que se mantienen siempre en los mismos lugares (seis son los principales), a los que algún año se ha unido alguno más; en los que el sacerdote hace una parada para rezar y el Santísimo es cubierto de pétalos de rosas que le tiran los niños de Primera Comunión. Éstos se encuentran en el Solano (en la puerta de la casa parroquial), en la Plaza Mayor, en la plaza de San Antonio, en la puerta de la residencia de mayores, en El Chorrito y en Barrio Nuevo; para finalizar con el ofertorio en las escaleras de la iglesia parroquial.
Este ofertorio tiene un ritual muy marcado, en el que se fija el orden de las personas que se acercan al Santísimo para entregar sus ofrendas, que suben las escaleras haciendo genuflexiones y las bajan siempre mirando de frente a la custodia. Comienzan las autoridades, normalmente el alcalde y juez de paz, seguido del resto de miembros de la Corporación local, vistiendo todos ellos capa negra, al igual que los cofrades del Santísimo; y a continuación el abad y los mayordomos con sus familias, que salen desde distintos puntos de esta plaza, unos por la calle de la derecha, otros de la izquierda y otros por el centro. Son las familias de éstos los que visten el traje de vistas, una vestimenta que sólo se ve en este ofertorio y en el de Nuestra Señora de la Asunción, el 15 de agosto.
Los cofrades del Santísimo y resto de fieles también participan en el ofertorio, que concluye con los Niños de Primera Comunión.