Chatón Enríquez: «Ahora disfruto cada minuto en el Salamanca CF UDS como si fuera el último porque no sé qué día será»
El jugador mexicano, que el domingo regresó en el derbi tras su grave lesión de rodilla, reconoce que «en enero le dije a los compañeros que no me sentía capaz de soportar el dolor en la rodilla»
Jorge Enríquez García 'Chatón', mexicano de 29 años, llegó al Salamanca CFUDS en el tramo final de la temporada pasada y fue clave en que el equipo salmantino lograra la salvación en su estreno en Segunda B en la última jornada. Todo un campeón olímpico con México en 2012 y con un amplio historial en la Primera División mexicana decidió renovar para esta temporada convencido por su compatriota Manuel Lovato. Pero en octubre de 2019, una gravísima lesión en su rodilla derecha no solo ha estado muy cerca de dar al traste con su temporada sino con toda su carrera. Los médicos le llegaron a comunicar que su vuelta a los terrenos de juegos era casi imposible por una dolencia en el cartílago irrecuperable -los cartílagos no se regeneran- y ahí comenzó una dura batalla por buscar un casi 'milagro' deportivo. Se le llegó a pasar por la cabeza dejarlo por los fuertes dolores, pero Chatón ha luchado contra ellos, contra su propio cuerpo y contra los peores pronósticos para lograr una victoria momentánea. El domingo pasado fue titular en el derbi ante Unionistas, jugó los 90 minutos y terminó «sin molestias». Así relata su lucha y cómo ha logrado vencer por ahora a una grave lesión que el mexicano sabe que no puede dar por derrotada.
–¿Cómo se encuentra ahora?
–Estoy sumamente contento, muy feliz por volver a jugar y sentirme futbolista. Esto para mí es una victoria personal independientemente del resultado. Después del diagnóstico que me dieron con mi rodilla, volver a jugar es para mí inexplicable. Cada segundo de este partido lo viví de una manera muy intensa en el aspecto emocional. De mi carrera es de los logros más importantes, el volver a levantarme de esta fuerte caída tanto personal como anímica. Los doctores aseguraba que no, mucha gente no creía, pero yo me lo propuse.
–¿Esa felicidad es como cuando debutó como profesional?
–Es algo similar, representa uno de los retos más importantes de mi carrera, anteponerte a un resultado médico tan duro... es que en octubre estaba postrado en un quirófano y me dijeron que no iba a volver a jugar, que tenía un 25-30% de opciones de ni siquiera volver a correr o de poder llevar una vida normal con mis hijos. Fue duro para mí y sin duda alguna un apoyo importante fue mi familia, mi mujer... desde el día 1 me preguntó que qué quería hacer yo más allá de lo que dijeron los doctores. Me preguntó que si de verdad quería dejar de jugar a mis 28 años o si quería luchar por un poco más. No lo hubiera logrado sin su apoyo. Ha sido muy duro, horas de trabajo en el gimnasio muy fuertes pero el resultado está ahí. Sabe todo mucho mejor después de saber que detrás hay mucho esfuerzo y gente que estuvo contigo todo el tiempo.
–En este duro proceso, ¿se le pasó por la cabeza que no podría lograrlo por el estado de la rodilla?
–Sí, sin duda hubo días de mucha debilidad, de dudas, incluso con los compañeros cuando regresé a comienzos de enero tras dos meses fuera, las primeras dos semanas fueron muy difíciles porque tenía mucho dolor. Les decía a jugadores como Jehu, Calderón, Galván, Andrés... con los que tengo más empatía y porque los conozco mucho más, que no lo iba a lograr porque me dolía mucho, no me sentía capaz de soportar el dolor. Esta lesión tiene mucho que ver con tu capacidad para soportar el dolor, ciertos días malos... que siempre llegan. No hay garantía de quedar 100% bien. Mi familia fue un soporte importantísimo, mis hijos. Para mí es un sueño que mis hijos me vayan a poder ver por primera vez jugar en el Helmántico este domingo. Es un reto que me puse y que me mantuvo firme en esos días duros y gracias a sobreponerme a ese dolor estoy aquí.
–Entonces sus hijos (1 y 4 años) no le han visto jugar en el Helmántico todavía...
–No, no han tenido la fortuna de poder verme jugar en casa. Desde que llegaron he estado lesionado. Este domingo quiero que me vean en el templo, que disfruten de mi fútbol.
–¿Ha entendido el mayor por lo que estaba pasando su padre?
–Sí, el mayor sí. El de uno no entiende todavía, pero el mayor fue un apoyo importantísimo. Me cuidaba mucho. Ha estado muy atento a mí y ahora que he vuelto hasta en la escuela ha presumido de que su papá otra vez puede jugar. Quiero verlos en la tribuna y saber que me están viendo.
–¿Valora ahora mucho más cada detalle, ponerse unas botas, entrenar, un calentamiento...?
–Sí, por supuesto, sobre todo porque no sé si algún día tendré una recaída. Ahora estoy manteniendo los hábitos que me han llevado a recuperarme, pero no sé si mañana, pronto o en años, pueda pasar algo así. Al final el cartílago es una lesión que no se puede recuperar, al contrario, va a más porque se desgasta más. Cada segundo que tenga en el campo, cada entrenamiento es especial, son retos importantes, lo disfruto al máximo como si fuera el último día porque no sé que día pueda ser el último. A mis 29 años me llega esto y quizá sea bueno porque quizá en algunos momentos como jugador dejas de valorar y disfrutar del fútbol. Ahora quiero eso, disfrutar y que el Salamanca CF UDS ascienda. En mi carrera he superado muchos retos y sueño ahora con ascender.
–Cambiando de tema, ¿cómo un campeón olímpico con México termina jugando en Salamanca en la tercera categoría nacional, quizá nada adecuada para el nivel que ha tenido en su carrera?
–Estaba en Chipre, mi último año en Primera División, siempre estuvo en equipos de Primera División... y al salir de mi país todo eso representaba un reto familiar y personal. Con 28 salir a Europa es difícil. Tuve muchas ofertas cuando era más joven y estuve en una etapa importante con la selección de mi país ganando cosas con la selección absoluta... Pero no se dio por temas de club porque en México es muy difícil salir. Hay que destacar mucho para que te vayan a ver allí. A México siempre podré regresar porque allí me conocen y reconocen mi trabajo. Incluso este mercado tuve ofertas de un equipo de Primera. Pero no quiero ser el jugador que vino aquí y no trascendió o fracasó. Quiero escribir aquí con los letras de oro. Agradezco a la directiva por haber mantenido la ficha estos meses porque lo fácil era un confiar con los diagnósticos que había de los médicos. Tuvieron paciencia conmigo, creyeron en mi palabra cuando les pedí que me esperaran porque iba a volver. Ahora quiero devolver ese cariño con resultados. Puede que la gente piense que soy jugador de otra categoría pero yo quiero demostrarlo. Es el reto, ascender. Si bien la categoría no es un nivel top, hay que demostrarlo. Manuel (Lovato) pone su patrimonio personal, es su dinero, tiene en su plan ascender y eso me convenció. Es un mexicano más tratando de ganarse la vida en otro país. Yo estoy muy feliz en la ciudad.
–Ha sido una temporada dura en lo personal, pero la plantilla tampoco lo está pasando bien porque ha habido muchos cambios y problemas institucionales. ¿Cómo está el equipo para afrontar las últimas jornadas?
–Yo creo que bien, al final yo he estado muy al margen de todo. Mi frustración más grande era no poder ayudarles viendo los partidos y los resultados. Ahora que estoy de vuelta no puedo contagiarme de esta mala inercia y quiero cambiar la atmósfera y ser un incentivo positivo, parte del cambio en la dinámica del club. Empieza un nuevo camino y ojalá que podamos terminar en lo más alto y sino lo más cerca posible de los puestos de play-off. No pienso nunca en el descenso porque tenemos la capacidad y la calidad. Solo hay que cambiar la mentalidad.
–Por último, Chatón que como mexicano tendrá más relación o confianza con el presidente Manuel Lovato. ¿No se le ha pasado por la cabeza pedirle más estabilidad institucional y menos cambios?
–No. Algo nuevo para mí es la burocracia que hay aquí. Aquí la gente opina mucho de temas personales. Nunca había estado en un club donde se hablara tanto... jugadores, entrenadores. Al final yo como jugador me dedico a jugar, a entrenar o recuperarme. No concibo justificar un mal resultado por inestabilidad, si algo deseaba era jugar, no importa si no cobro en seis meses... yo solo quería jugar. Hay que tener un poco de amor propio porque al final te juegas tu prestigio... Si al final el equipo está mal o termina en descenso, todos valdremos la mitad de lo que valemos ahora y eso hay que tenerlo en la cabeza. No es solo el nombre y el escudo del club, que valen muchísimo, sino también el prestigio personal. Me queda claro tras mis años de experiencia y jamás antepondré las decisiones que se tomen, que podrán ser buenas o malas porque son seres humanos y hay un club que es nuevo, gente que gestionando tiene poca experiencia y lo intentan hacer de la mejor manera, no creo que un jugador profesional tenga que meter tanta mano en temas de burocracia. Siempre lo hice así en mi carrera y lo haré, no me meteré en cosas que no sé qué está pasando ni por qué. A mí me compete jugar al máximo cada partido por el escudo y el prestigio personal.