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Juan del Álamo indultó al toro ‘Higuero’, de Domingo Hernández.
‘Higuero’ y un tren de orejas

‘Higuero’ y un tren de orejas

López Simón, Juan del Álamo, Enrique Ponce, Perera, Marcos, Mendoza, Galán, Lea Vicens… dieron brillo al abono, que dejó momentos emotivos para el recuerdo

toño blázquez

Viernes, 23 de septiembre 2016, 12:26

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Vamos por partes, que diría el Destripador de York. No sé si he hecho mal la cuenta porque yo ,señores, soy de letras y a mucha honra, pero me salen veintisiete orejas y un rabo. Vamos, un capazo. Ha habido un poco de todo pero en general, como decía una vez el ínclito Mariano Medina, las altas superan a las bajas. Y se ponía serio el tío.

Comenzó Alberto López Simón con una previa de seis toros que muchos auguraban una monserga de cuidado. Pero el hombre, que venía precedido de muchos triunfos y algún vaido, cumplió la papeleta sobremanera cortando cuatro oídos, saliendo a hombros. No sé hombre, para mí que va un poco rápido con esos gigantescos bocatas cornudos que se ha metido esta temporada. Pero, en fin, doctores y julianes tiene la iglesia.

Seguimos por orden dilucidando esta memoria selectiva de la Feria que acaba de concluir. La novillada de Castillejo, seria y de buen aire, nos dejó ver a un Alejandro Marcos pasional y torerísimo, en el camino recto vamos. Su paisano David Salvador dejó entrever cosas muy interesantes en cuanto a su concepto torero que iremos viendo conforme vaya pasando el tiempo. Es torero a seguir con mucha atención.

La del Pilar se desbarató de coletudos. Un par de toros pararon en seco a Roca Rey, la sensación peruana de la temporada y a Alejandro Talavante le entró algo no sabemos muy bien qué. Ninguno de los dos compareció. Total que entraron Castaño y José Garrido. Lo de Javier fue uno de los momentos emotivos de la feria por sus circunstancias personales. Luego, el lote apenas le acompañó. Tan acostumbrado él a las pocas opciones que dan los toros tipo XXL (Miura y compaña) lo cierto es que los de Moisés Fraile apenas le dieron juego. Ponce vino a Salamanca después de muchos años y lo hizo revestido con una especie de cirugía estética motivadora que llamó poderosamente la atención. Ponce estuvo en Ponce, sin relojy triunfó. Pero lo que quedó para la historia esa tarde fue el recibo de capote de José Garrido al toro Alambisco de El Pilar. Verónicas del tercio a la boca de riego con un ritmo de tormenta y majestad difícilmente superables.

El 14 tuvo momentos memorables que salieron del capote de Morante en un soberbio quite a Bellota y fases llenas de esplendor estético con la muleta. El libro del maestro Juli nos dio una lección de capacidad y técnica. Juan del Álamo se tuvo que ir (la cuadrilla) al desolladero a buscar dos orejas y un rabo de otro toro porque a Higuero (de Domingo Hernández) no le salió de las pelotas entregarle las suyas. Fue y le dijo al de Ciudad Rodrigo: «pero de qué vas tío, un toro como yo darte mis orejas y mi rabo. Y luego cómo oigo a los pajaritos cantar a mi alrededor y como me espanto las moscas». Juan del Álamo le miró cariñoso y le espetó: «pues no te falta razón», y le dio un beso en la frente. Y los dos se recordarán mutuamente hasta el fin de los tiempos.

Olvídense de Castella. Es un gran torero y aquí estaba de prueba, esta suya no vale. Perera, de ése sí hay que acordarse porque lo bordó con Brivón, de Montalvo, un berrendo de Martínez de una clase extraordinaria al que cortó las orejas y vivió, esta vez feliz, un día de éxito en La Glorieta. Y a olvidarse del año pasado.

Paco Ureña, otro torero que va a más y que da gusto verle. Vibrante, valiente, sólido, con sitio y las ideas muy claras estuvo el torero de Lorca. No hubo suerte en el inválido sexto y nos privó verle salir por la puerta grande que bien se lo merecía.

Y el 21, que fue hace un rato como quien dice. Poco que decir. Broche feliz, dormiremos todos un poco mejor. Sólo constatar el sobresalto que se llevó la empresa cuando el día 13 amaneció plomizo, llovió y entre que el cartel bailó lo suyo, mucha gente devolvió la entrada, y la cosa se puso a huevo. Pues nada, suspendida la corrida. Allí, parece ser, se firmaron las actas y se suspendió la corrida sin hacerse el sorteo, cuando quedaba todo el resto del día hasta las seis de la tarde para ver si escampaba. Pues el día se fue tornando primaveral. La corrida se dio en todo su esplendor y ahí quedaron las maniobras orquestales en la oscuridad de la empresa para suspenderla de forma injustificada.

Si que merecen, a nuestro juicio, sacarles cantares a algunos de los toros para que quede mejor guardado su recuerdo, al menos más que hechos chuletas en un plato. Vamos a ello: Despertador, de García Jiménez. Se lidió el día 11 y López Simón le cortó las orejas. Dormidero, de Castillejo de Huebra, un buen novillo al que Alejandro Marcos desorejó el día 12. El 13, Potrico y Bellito (ambos del lote de Ponce que cortó tres orejas), de El Pilar. El día de Higuero, de Domingo Hernández, (indultado), también lucieron notables condiciones bravas Clavel y Bellota, al que Morante cortó una oreja. Ya quedan reseñados Brivón y Relamido, de Montalvo el día 15. Y la corrida que desde Miguel Muñoz enviaron los Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez el día 21. Todos hicieron posible el lucimiento de los caballeros.

Interesante opción dar la feria con corridas charras: vemos cómo anda el panorama. La presidencia poco rigurosa. Muchos toros no sangraron ni para un análisis, la suerte de varas fue más que nunca puro trámite. Orejas demasiado generosas

Y el fulano ese que trae de los nervios a Morante. No, si ya lo decía el Gallo, «hay gente pa tó».

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