Los salmantinos redujeron el consumo de carne desde 2008, pero abusan del embutido

Los pediatras piden tranquilidad tras el informe de la OMS y aconsejan la ingesta cárnica de cinco a ocho veces por semana

RICARDO RÁBADE / VÍCTOR M. VELA

Martes, 3 de noviembre 2015, 12:27

Sí, vivimos en territorio carnívoro. Sí, comemos mucha carne. Y sí, tal vez abusamos del embutido y del vacuno. Son datos (sin alarmas, sin sensacionalismos) del Ministerio de Agricultura, que certifican que los salmantinos consumimos, de media, 60,2 kilos de carne al año. Castilla y León es, después de La Rioja, la comunidad con más querencia por la carne. Y eso, a pesar de que durante los últimos años (desde 2008, inicio de la crisis) hemos variado el patrón de ingesta. El pollo y el pavo (las carnes, junto al conejo, con un cartel más saludable) han incrementado sus ventas, mientras que el resto tiene cada vez menos presencia en el menú cotidiano.

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El último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha colocado en el punto de mira a la carne roja y la procesada. Dicen que si se limita su consumo días atrás matizaron que no piden al público que dejen de consumir estos productos se reducen las posibilidades de sufrir cáncer de colon, que aumentarían el 18% si se toman a diario 50 gramos de carne procesada. En el caso de los salmantinos, según las cifras ministeriales, el consumo medio de estos productos está en 31,7 gramos al día, a los que habría que sumar 23,23 gramos de vacuno. Quizá todavía abusamos del embutido y la ternera. Pero las hábitos vislumbran últimamente una tendencia clara hacia las sugerencias de la OMS. Comemos menos carne. De los 69,8 kilos de media por habitante en 2008 a los 60,22 de 2014. De los 12 kilos de carne de vacuno a los 8,48. De los 13 de carne transformada a los 11,6. Menos lechazo, menos cerdo, menos lomo, jamón y chorizo... y más pollo y pavo.

La Sociedad Española de Pediatría ha irrumpido en este debate y recalca que la ingesta de carne es necesaria para el desarrollo del niño, que debe consumirla entre 5 y 8 veces por semana. Las raciones oscilarían entre los 50 gramos y los 100, según la edad. «Por sus características nutricionales, la carne forma parte de un grupo de alimentos que se intercambia y complementa con los huevos y el pescado», indica la entidad, que añade que los productos de este grupo deben consumirse dos veces al día dentro de una dieta variada. Desde el punto de vista nutricional, la carne aporta al niño proteínas de gran calidad, aunque contiene una gran proporción de grasa, fundamentalmente saturada. Y también hierro, zinc, fósforo, yodo y vitaminas del complejo B, de manera que sus aportes son difícilmente sustituibles. Eso sí, quizá habría que cuidar el tipo de carne que comemos. «Las procesadas deben tomarse un par de veces a la semana y las rojas, también», asegura Venancio Martínez, presidente de la Sociedad Española de Pediatría.

Reacciones

«Voy a seguir comiendo carne», proclamó días atrás el afamado cocinero Ferrán Adriá. «Todo el mundo sabe que no existe una dieta buena si no es variada y equilibrada. Incluso la propia OMS destaca los beneficios de la carne», aseguró la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina. «No hay ningún motivo de alarma», declaró Alfonso Alonso, ministro de Sanidad. Y en esta ensalada de titulares, la consultora Ipsos realizó una encuesta de urgencia entre 502 personas de toda España. El 50% de los españoles manifestó su voluntad de reducir el consumo de carnes procesadas (28%), rojas (1%) o de ambas (23%). Si se precisa un poco más, lo primero de lo que estamos dispuestos a renunciar es de la carne envasada (95%), hamburguesas (86%), fuet (74%) y bacon (73%). Y un apunte más. Es verdad que aquí comemos más carne que la media nacional, pero lo mismo nos pasa en Salamanca con el pescado (32 kilos por persona y año, frente a los 26,4 de España) y la fruta (123 kilos frente a 102). Somos de buen estómago. Y no solo con la carne, sino también con los productos de los mares.

Ligera caída

Los últimos datos actualizados del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, referidos al periodo comprendido entre enero y junio de este año, ponen de relieve que el consumo de carne ha experimentado una caída del 4% respecto al mismo periodo del pasado ejercicio. No en vano, hasta junio del presente año el consumo medio por habitante tanto en el conjunto regional de Castilla y León, como en el caso específico de Salamanca, se situó en 28,88 kilos de carne por persona, sin alcanzar los 30 kilos que, por término medio, se computaron en el primer semestre de 2014.

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En el caso de la carne fresca, el consumo medio hasta junio de este año se situó en 22,95 kilos por consumidor, mientras que la carne certificada aportó unos dígitos de 3,21. La carne de vacuno aportó 3,97 kilos por persona, mientras que la ternera arrojó 3,05 y el añojo apenas 0,68 kilos. El pollo alcanzó unas cotas realmente llamativas, con un consumo medio por salmantino a lo largo de enero, febrero, marzo, abril, mayo y junio de, nada más y nada menos, 7,35 kilos. La especial predilección de muchas amas de casa por adquirir pollos enteros, que siempre resultan más asequibles que las clásicas pechugas para los vapuleados bolsillos de las economías domésticas, también oscilaron en torno a unos parámetros especialmente positivos, dado que el consumo medio, traducido en términos de kilos por persona, fue de 2,85. Por su parte, la adquisición en las carnicerías de pollo separado por piezas se plasmó en un consumo, hasta el pasado mes de junio, de 3,66 kilos por término medio por cada salmantino.

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