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Javier Galán, Bienvenido Mena, Ángel Herrero y Carlos García Carbayo.

Homenaje a la piedra y al cristal

El edificio entre las calles Prado y Prior diseñado por este arquitecto lucirá desde ahora una placa que señala la importancia de su creador

Cecilia Hernández

Martes, 6 de octubre 2015, 11:59

«Los miradores son pequeños, efectivos, cómodos, resistentes». Así definía el arquitecto Alejandro de la Sota al elemento característico del edificio de viviendas que creó en las calles Prior y Prado. Un inmueble que ayer recibió el homenaje de Docomomo, el fondo para la documentación y conservación de la arquitectura y el urbanismo modernos, con ocasión del Día Mundial de la Arquitectura.

Ángel Herrero, presidente de la delegación salmantina del Colegio de Arquitectos de León, definió a Alejandro de la Sota como «uno de los arquitectos más importantes del siglo XX». Insigne profesional que ha dejado huella en varias ciudades españolas y cuyo testimonio en Salamanca «no se valora como merece y está en riesgo de perderse». Asílo afirmó Pablo Núñez, arquitecto con oficinas abiertas «en medio mundo», apuntó Herrero, y que se encargó de hacer la elegía a la figura de De la Sota durante el acto celebrado a las puertas del edificio de la calle Prado.

Núñez, responsable, entre otros proyectos, del futuro diseño del Complejo Hospitalario de Salamanca, subrayó que Alejandro de la Sota era un hombre de «sencillez y mesura», que quería «explicar los problemas de la arquitectura desde fuera de ella». Al mismo tiempo, «fue el arquitecto con más proyección de su generación» y un insigne profesional cuya obra hoy es seguida por un buen número de discípulos, los Sotianos y cuidada a través de una fundación.

El edificio de las calles Prado y Prior comenzó a construirse en 1965 sobre el solar donde, en tiempos, estaba el Gobierno civil de Salamanca, antes de ser trasladado a la Gran Vía. La obligación de utilizar piedra de Villamayor proporcionó a De la Sota la excusa perfecta para combinar ese elemento con el cristal, de modo que los muros pétros quedaran, a ojos vista, suspendidos sobre galerías acristaladas. El tiempo y el cambio de actividad de la planta baja del inmueble eliminaron esas galerías, que el Colegio de Aparejadores -que tiene allí su sede- intentó recuperar en la fachada que da a la calle Prado. También desaparecieron algunas escaleras del interior, por problemas de accesibilidad, como explicó el presidente de la comunidad de vecinos, David Herrero durante su intervención.

Queda, sin embargo, la esencia de lo que De la Sota diseñó, en un solar complicado, divivido en dos partes que dan a dos calles perpendiculares. Los arquitectos solicitaron que las instituciones públicas den un paso al frente a la hora de proteger a este tipo de edificios en Salamanca, obra de arquitectos famosos, pero que pasan desapercibidos para el gran público.

El acto de homenaje a la arquitectura contó también con un recuerdo para el arqueólogo Jaled Asaad, asesinado recientemente por el Estado Islámico por haber cuidado de la ciudad milenaria de Palmira durante décadas. Precisamente, ayer se conoció la destrucción de parte de esa ciudad por la barbarie extremista islámica.

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