Unas bodas de plata muy especiales
Los protagonistas de la Boda Típica de Candelario celebraron en esta fiesta sus 25 años juntos
ELENA GÓMEZ / WORD
Lunes, 10 de agosto 2015, 12:03
Dicen los románticos que el momento más feliz de una pareja, además del nacimiento de los hijos, es el día que deciden unir sus vidas en matrimonio. Ypuede que así sea, porque ayer las calles de Candelario rezumaban una alegría contagiosa que llegaba a la multitud que se agolpaba en las calles para ser testigo de un espectáculo que se ha merecido, y bien merecido, el título de Fiesta de Interés Turístico Regional.
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La Boda Típica de Candelario contó ayer con unos protagonistas especiales:Pablo Hernández y Maribel Sánchez, quienes quisieron ser los novios de la villa corita justo en el año en el que celebran sus bodas de plata.
25 años de amor compartido entre el que, casualmente, desde el pasado mes de mayo es el alcalde de la villa corita aunque nacido en Madrid y su mujer, que sí es natural de Candelario. Aunque, la decisión de ser ellos los protagonistas en esta jornada nada tiene que ver con el cargo, pues hace tiempo estaba tomada y ya el año pasado se sabía quienes iban a ser los protagonistas de este año.
Un año que también fue especial por otras cosas, puesto que la boda contó con algunas significativas novedades puestas en marcha por la Asociación Cuesta de la Romana, impulsora de esta fiesta que, año tras año, siempre el segundo domingo del mes de agosto, regala un pedacito de la historia de Candelario a todo aquel que quiere acercarse a disfrutarla.
La primera de esas novedades fue la celebración el viernes de una visita guiada por los rincones de la villa de la mano de Pedro López, autor del libro Candelario: el enigma de sus calles, en la que participaron medio centenar de personas, quienes además de por el guía estuvieron acompañadas por un grupo de candelarias amigas de la novia que, ataviadas con sus trajes, recuperaron la tradición corita de ir por las viviendas del pueblo pidiendo la vajilla y la cubertería para el banquete de la boda, que solía celebrarse en casas particulares.
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Sin embargo, ésta no había sido la primera actividad, ya que a finales de julio y principios de agosto se celebró un curso de vestir y peinar candelarias, ya que, las peculiaridades de los trajes y los peinados tradicionales de las mujeres de la villa corita llama la atención de todo el mundo.
El sábado, como preámbulo de la boda y esto sí que es una tradición que se repite año tras año la despedida de soltero por la noche, con convite de sangría, embutidos y dulces en la plaza Vieja calentó los motores para el gran día.
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Nuevo recorrido
Otra de las novedades se vivió, precisamente, ayer, día principal de la boda que, como es habitual, empezó yendo a buscar a los padrinos que este año han sido Pedro Salinas y Mirella Frigenti y brindando por ellos para, a continuación, ir a buscar a casa al novio «para que no se escape», tal y como bromean los locales.
La novia, los espera a todos en su casa en el Museo de la Casa Chacinera donde el novio y los padrinos cantan a la puerta al son del tamboril, que estuvo presente en toda la celebración, hasta que ésta, acompañada de sus padres, sale a la puerta, donde se despide de sus progenitores.
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El tamboril y los cánticos siguen sonando de camino a la iglesia, aunque en esta ocasión la subida no fue por la calle Mayor, sino por la Regadera, en un recorrido más corto y más sombrío, que ayudó a llevar mejor el calor de las altas temperaturas y de las diferentes capas de vestidos de las féminas.
En el pórtico de la iglesia, sin llegar a entrar como manda la tradición, el párroco Abel Ocampo casa a los novios, quienes entran a continuación a la iglesia para celebrar el rito de las arras y las velambres, colocado sobre los hombros del novio y la cabeza de la novia como símbolo de unión entre ambos.
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A partir de ahí, la alegría volvió a las calles, que se llenaron de nuevo del aire festivo y del sonido del tamboril de Miguel Ángel Ramos, que no dejó de sonar ni durante el recorrido por las calles ni durante el convite celebrado en la plaza Vieja al que se invitó no solo al cortejo de invitados de la boda, sino también a todo el público asistente.
Tras refrescarse con la sangría y degustar las perrunillas y vainillas, la actividad se desplazó a la plaza del Solano, donde tuvo lugar el tálamo.
Allí, los recién casados, acompañados por sus padrinos, recibieron los regalos de todos los invitados a la boda que en su mayoría les regalaron utensilios útiles para su nueva vida en común, además de dedicarles un baile.
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Entre los invitados, más de 60, destacó la presencia de tres parejas, que fueron presentados como «los primos de San Esteban de la Sierra», que les ofrecieron perronillas y anisete y les cantaron las almendras. De las tres parejas, dos de ellas lucían el traje serrano, típico de su localidad, mientras que la tercera llevaba el traje charro de Salamanca, pues aunque se conocen de la Sierra son originarios de la capital.
Curiosidades aparte, el hecho es que la Boda Típica de Candelario que finalizó con un banquete solo para los invitados en el que se cantaron canciones alusivas al matrimonio volvió a demostrar un año más que la apuesta por la tradición local es, siempre, un gran acierto y una atracción para el turismo.
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