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Un joven realiza flexiones en la Plaza Mayor de Salamanca durante un encuentro de universitarios a principios de este curso.
Coto a las novatadas dentro y fuera de la Universidad

Coto a las novatadas dentro y fuera de la Universidad

Luis Miguel de Pablos

Domingo, 5 de octubre 2014, 12:27

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Traspasar esa delgada línea que separa una inocente novatada de las vejaciones o humillaciones en las derivan en ocasiones buena parte de estas prácticas de inicio de curso era hasta hoy un tema tan delicado que se había convertido poco menos que en tabú. Entendida como una tradición universitaria centenaria, acotar sus límites se antojaba tan farragoso y extremadamente espinoso como, por ejemplo, meter a fondo el bisturí para analizar costumbres taurinas ancestrales. Sin embargo, unas y otras tienen sus propias líneas rojas, y atravesarlas no debería ser gratuito para quienes se esconden detrás de su legalidad para atacar derechos ajenos. Sensible con este asunto que tanto afecta a miles de universitarios en este inicio de curso, el Senado aprobó esta semana una moción por la que insta al Gobierno a que tome medidas para acabar con las novatadas, ya sean en el ámbito universitario o en cualquier otro. «Las bromas sanas y el buen humor configuran la cultura española y su empleo y fomento suele ser sinónimo de inteligencia emocional», pero «obligar a consumir alcohol, a ingerir comida de perro, a beber vinagre, a desnudarse, a practicar botellón o provocar lesiones tiene poco de broma», señalaron miembros del Grupo Popular en la iniciativa presentada a la Cámara Alta.

La moción persigue básicamente que el Ejecutivo respalde el manifiesto del Consejo de Colegios Mayores de España -suscrito por 160 centros de todo el país- que se ciñe a eliminar las novatadas». Este documento define estos actos como «el doblegamiento de la voluntad a través de la coacción psicológica o física para establecer una jerarquía que condiciona la vida colegial».

Desde el PP se asegura que la tradición no puede servir de escudo cuando se trata de derechos y libertades del ciudadano. «El argumento histórico no puede ser la excusa para amparar conductas vejatorias, humillaciones amenazas o simples maltratos», en los que llega a ponerse en riesgo la vida de los novatos.

La iniciativa, respaldada por el asentimiento de todos los grupos políticos del Senado, insta al Gobierno a colaborar con las instituciones públicas o privadas y especialmente con las universidades, colegios mayores, alumnos y padres para prevenir estos comportamientos. En este sentido solicita campañas de sensibilización, información y divulgación sobre las novatadas, de la promoción para la realización de estudios y su divulgación y la modificación o fortalecimiento en su caso de la normativa que regula estas acciones en el ámbito universitario.

Una propuesta que va más allá de los centros universitarios, toda vez que las novatadas se llevan fuera de sus instalaciones y, por lo tanto, también exceden de sus competencias tal y como se ha podido comprobar en la última semana en Salamanca. El propio rector de la Usal, Daniel Hernández Ruipérez, ha insistido en las últimas fechas que las competencias y responsabilidad de la institución que dirige se circunscriben al recinto académico. Hernández Ruipérez no se ha cansado de denunciar en los últimos años que «aprovechar una situación de ventaja psicológica sobre estudiantes que vienen por primera vez para herir su dignidad y producirles vejaciones es algo completamente contrario al espíritu que tiene que inspirar la vida de un universitario», condenando de esta forma cualquier acto que atente contra la dignidad de las personas, sean o no estudiante. Una respuesta que se había convertido en eco habitual en cada inicio de curso, pero que este año ha encontrado el guante de los grupos políticos del Senado.

De este modo, el texto aprobado por el pleno pide también que se defienda y proteja «adecuadamente» a las víctimas de las novatadas «mediante la correcta atención psicológica, informativa o incluso policial». En este sentido, emplaza al Gobierno a preservar el ejercicio de la libertad y la convivencia en los ámbitos colegiales universitarios así como en los espacios públicos, «con el debido respeto y colaboración de las instancias universitarias». Esto será posible «adoptando en todo caso los mecanismos de vigilancia y control eficaces para que se cumpla la ley y lograr tolerancia cero con las novatadas», tal como añade la enmienda presentada al texto inicial.

El senador del PP Luis Aznar, destacó que por estas bromas de mal gusto «miles de estudiantes pasan cada año un calvario». «Las novatadas han ido degenerando de tal manera, que a día de hoy podemos hablar de maltrato, acoso, humillación y también de conductas tremendamente vejatorias», aseguró esta semana, haciendo referencia a una de las últimas víctimas de las novatadas localizadas en Madrid, donde una estudiante fue arrojada por un terraplén de cuatro metros, unas prácticas que «se aceptan como un mal inevitable» por parte de la sociedad, pero que deja «taras físicas y psicológicas» en los afectados.

Aznar reclama al Ejecutivo que tome cartas ante un problema que en países como Francia ha sido tipificado como delito.

Desde el Grupo Socialista, la senadora Paula Fernández, que también defendió la «tolerancia cero» ante estos comportamientos, destacó que la mejor herramienta para luchar contra las novatadas en las educación de los jóvenes ya desde las escuelas e institutos. «Se trata de educar desde niños a los futuros universitarios para que, cuando lleguen a sus facultades, escuelas o colegios mayores, sientan repulsión por acciones de este tipo», apuntó.

De igual manera, el senador de CIU Ramón Alturo aseguró que frente a la misión de la universidad de «transmitir conocimientos y formar en valores» hay que poner coto a unas prácticas que con coacciones «impiden el ejercicio de la libertad».

En este inicio de curso, las imágenes de novatadas se vienen repitiendo en el centro de la capital, con la Plaza Mayor como centro de operaciones con bromas que en ocasiones se exceden de lo habitual.

Los afectados

Asociaciones estudiantiles como Aeus (Asociación de Estudiantes Independientes de la Usal) se muestran partidarias de poner coto a algunas de las barbaridades que se llevan a cabo en este inicio de curso. «Nos parece bien que la gente se reúna para conocerse, pero no es normal que se traspasen los límites y se vean vejaciones», apunta Afra Lerma. «Cuando a uno se le obliga a hacer algo que no quiere hacer, ya no entra en el terreno de la normalidad. Cantar una canción absurda en el centro de la plaza se considera broma, pero otro tipo de cosas que desgraciadamente hemos visto todos en estos días ya no lo es», añade.

En el mismo sentido se manifiestan desde el Consejo de Delegaciones de Estudiantes de la Universidad (Condele), contrarios no solo a las novatadas desmesuradas sino también a su publicitación. «Tal y cómo se entienden ahora las novatadas, resulta algo vejatorio y, por lo tanto, somos contrarios. Antes era una primera toma de contacto para que los estudiantes rompieran el hielo, pero se ha ido de las manos y en ningún caso puede ir avalado por ninguna asociación», comenta su presidente, Estifen Tedejo, quien asegura haber visto cosas «de las que, desde luego, no participaría».

Desde Condele se aprueban todos los pasos dados desde la Universidad. «Actúa bien al no publicitar este tipo de prácticas. Lógicamente lo que cada uno haga fuera de las instalaciones de la Universidad queda fuera de sus competencias», concluye Tedejo.

En Asper (Asociación Progresista de Estudiantes Renovadores), que acaba de cumplir su primer año de vida, se relativiza más este fenómeno. «Desde mi experiencia personal», explica su presidente José Luis Domínguez, «las novatadas no pasan de ser juegos en su mayoría inocentes. Puede haber algún caso en el que se excedan pero depende de las personas».

La Asociación contra las novatadas y el maltrato entre universitarios No Más Novatadas, por su parte, ha editado a petición de afectados un folleto dirigido a universitarios con sugerencias de actuación ante novatadas que se producen en esta época, al inicio del curso universitario. En los folletos, animan a los nuevos estudiantes universitarios a decir no a las novatadas, que no den por supuesto que hay que pasarlas para «romper el círculo de sumisión».

Desde esta asociación constituída a nivel nacional se aconseja a los novatos que «en ningún caso» vayan a pisos de antiguos colegiales y no beber alcohol a la fuerza, ni hacerles recados si no es por amistad, ni faciliten sus datos, correo electrónico o teléfono móvil. Antes de elegir colegio mayor o residencia, pide a los estudiantes de nuevo ingreso que se informen de cuáles son los colegios mayores o residencias libres de novatadas y aclararlo en la entrevista inicial con los responsables del centro para que «no haya un mínimo atisbo de maltrato (abuso, coacción, humillación, dominio), exigiéndoles «tolerancia cero con las novatadas».

No más novatadas también aconseja a los universitarios más antiguos que no participen en novatadas ni las aplaudan: y que promuevan en sus centros aulas o comisiones de derechos humanos y oficinas de atención al alumnos, gestionadas por estudiantes anti- novatadas .

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