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Vital triunfo de oficio y resistencia en Anduva de un Real Valladolid que sigue dependiendo de sí mismo
El equipo de Pacheta, que acabó con diez, rompe su maleficio en Miranda de Ebro para dormir segundo ante un Mirandés que tuvo tres palos en la primera parte
Increíble ejercicio de resistencia para una victoria que puede ser clave. El Real Valladolid se llevó tres puntos vitales al vencer por 0-1 al ... CD Mirandés en el primer triunfo en Anduva de su historia para colocarse segundo en la tabla a falta de que este lunes el Almería se enfrente al Sporting. Una victoria inmerecida a todas luces por la imagen dada y sobre todo por las ocasiones del Mirandés, que llegó a pegar tres palos en la primera parte. Pero el Valladolid sigue dependiendo de sí mismo a falta de cinco jornadas. Y no es poco premio. Acabó con uno menos el Pucela por la expulsión de Monchu al final, que tampoco podrá contar con Aguado, Roque Mesa y Luis Pérez por tarjetas ante la Real Sociedad B. Un gol de Aguado a los tres minutos de juego le fue suficiente para ganar con una imagen muy pobre en la primera derrota del Mirandés en su casa con Etxeberria en el banquillo -llevaba cuatro victorias seguidas-. Tiró de tres centrales Pacheta para aguantar el resultado en la segunda parte y del otro fútbol (pérdidas de tiempo, faltas, cambios...). Le salió bien pero jugó con fuego el Valladolid. Demasiado.
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Pacheta apostó en Anduva por la pareja de centrales que terminó ante el Almería (Joaquín y Josema), y el burgalés regresó al trivote en la medular con el regreso al once de Aguado junto a Roque Mesa y Monchu, las bandas fueron para Iván Sánchez y el tocado durante la semana Gonzalo Plata dejando arriba en solitario al goleador Weissman. Pero hizo aguas el planteamiento porque al igual que ante Girona, Las Palmas o Almería, el equipo se descosió por dentro.
La primera parte terminó con 0-1 de forma milagrosa. Increíble que el Real Valladolid se fuera al descanso por delante. Tres palos rojillos y un paradón de Masip evitaron que el CD Mirandés dejara sentenciado el encuentro en los primeros 45 minutos. Se esperaba un choque con muchos acercamientos teniendo en cuenta el claro perfil ofensivo de los dos contendientes pero en esa teórica batalla de golpes el que dio primero fue el que más calidad atesora en la plantilla.
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Y fue muy rápido porque el Real Valladolid, consciente del triunfo del Eibar en Málaga el sábado y de que el Almería juega este lunes, salió a no especular. En el minuto 3 ya se adelantó en el marcador. Gonzalo Plata robó el balón en la banda izquierda y tras conectar en pared con Roque Mesa, el pase del ecuatoriano al primer palo lo cazó Aguado anticipándose a la defensa para batir a Lizoain a un solo toque. Presión alta, defensa alta y a confiar en la calidad arriba.
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Se le ponía todo de cara al Real Valladolid. Pero ahí terminó todo. De mirar arriba a perseguir el balón. Un equipo descolocado, sin saber a qué jugar y que estuvo a merced del rival desde ese instante. Desconcertante primera parte de un equipo que aspira a subir sin esperas. Etxeberria buscó los espacios entre el trivote y los centrales y a partir de ahí deshizo a un Valladolid descosido.
El tanto no impresionó a un Mirandés que si por algo destaca es por su descaro, verticalidad y valentía con la juventud de su plantel. También por sus concesiones atrás. Pero en la primera que tuvo casi igualó el choque por medio Brugué. El atacante, una pesadilla en toda la primera parte, agradeció la permisividad defensiva pucelana -nadie le salió- para en el minuto 9 y desde el balcón derecho del área, estrellar el cuero en el larguero ante la estirada de Masip. Aviso a navegantes. No fue el único lanzamiento desde fuera del área que pudo tener consecuencias porque en el 17 fue Álex López el que también tiró sin oposición ante una defensa hundida pero le salió centrado. Este lanzamiento tuvo respuesta inmediata de un incorporado Josema. Un espejisno.
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Quinta amarilla de Roque, Luis Pérez y Aguado
Fue justo antes de que Roque Mesa viera la quinta amarilla por no seguir las indicaciones del colegiado, que le llamó insistentemente buscando su atención y ante el desplante del canario le dejó sin poder jugar el próximo partido en Zorrilla. No fue el único.
El Mirandés fue haciendo recular metros con el paso de los minutos a un Real Valladolid cada vez más incómodo en el campo. El balón era de los de Joseba Etxeberria. A los de Pacheta no les duraba apenas y no les quedaba otra que correr detrás de los rojillos. Y eso que tenían tres medios. Incomprensible el paso atrás pucelano. El segundo palo de Brugué llegó en el 24. Triangulación por la derecha entre Camello, Carrera y el atacante, que culminó Brugué mandando el cuero al palo. La siguiente, solo tres minutos después fue casi más clara, con un córner mal defendido por Monchu dejándose ganar la espalda perdiendo la referencia del balón y cabeceando Brugué fuera por muy poco.
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Y como no hay dos sin tres, el tercer palo del Mirandés llegó en el 32, conducción por el centro del campo de Riquelme que culminó estrellando el cuero en la base del palo izquierdo de Masip. Era ya casi un milagro que el Real Valladolid siguiera por delante en el marcador.
La última local, ya en el 42, obligó al meta vallisoletano a hacer la parada del partido. Camello cazó un balón dejado muerto por Luis Pérez en el balcón izquierdo al intentar despejar y Masip tuvo que volar hasta la escuadra contraria para evitar el 1-1 porque el máximo goleador jabato la cruzó con tremenda clase a la esquina contraria. Lo dicho, milagrosa victoria al descanso de un equipo que terminó pidiendo a gritos irse a los vestuarios perdiendo tiempo a la mínima que podía.
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La reanudación pudo ser un inesperado calco a la primera parte. Solo la mala dirección que le dio de cabeza Weissman en el segundo palo al centro de Monchu evitó el 0-2. Estaba solo el goleador. También la tuvo el propio Monchu tras un robo propio de balón con el cedido por el Granada buscando la escuadra desde fuera del área sin éxito. Parecía haber aprendido la lección el Valladolid. No tardó en refrescar la medular Pacheta metiendo pulmón con Anuar por Plata. Lo pedía a gritos el partido.
Pero el Valladolid sufría cada vez que perdía en la construcción en campo rival. No finalizaba jugadas y el Mirandés, con más piernas, era una bala a la contra. Se plantó Vicente, escorado a la izquierda, ante Masip pero el meta estuvo bien colocado en el intento del atacante de cruzar el cuero.
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Tan mal lo vio Pacheta que se decidió por una defensa de tres centrales dando entrada a El Yamiq. También entró Hervías sacando el campo a Mesa e Iván Sánchez. A defender tocaba el tesoro que tenía el Valladolid con un 5-4-1. Justo después vio la quinta Luis Pérez que junto a Aguado y Mesa no podrán medirse a la Real B.
No podía faltar la polémica en el partido y en el 75 el Mirandés reclamó penalti por empujón de Nacho al delantero Hassan muy protestado por la grada. Instantes después tuvo que retirar Pacheta al lesionado Josema por Olivas y además apostó por Cristo en detrimento de un Weissman desaparecido. Quedaban 13 minutos para sufrir. Y sufrió.
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Expulsión de Monchu
Y encima tuvo que hacerlo con uno menos en la prolongación porque en el 92 vio la roja directa Monchu por una dura entrada en la banda. Incluso en el 96 Hervías pudo hacer el 0-2 a la contra pero marró en la definición. Tiro de oficio el Valladolid, no se puede decir otra cosa para ir matando el partido. Le salió bien. Menos mal.
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