Urge encontrar la pegada
Análisis ·
El técnico dispuso de toda la pólvora que tenía entre manos y ni aún así fue capaz el Real Valladolid de batir a un Segunda BNo es que la haya perdido. Simplemente no está y si alguna vez estuvo alguien tiró la llave al fondo del mar. Cierto es que ... este equipo solo se ha ido con seis roscos esta temporada, pero cuatro de ellos (desde el 0-1 con el Sevilla) han llegado en el último mes y medio de competición con el capote como excusa de que habían sido ante rivales de consideración como Celta, Real Sociedad, Getafe y el propio club de Nervión.
La prueba del algodón se sirvió ayer con nocturnidad en Marbella, con un Segunda B enfrente y la sensación hasta que marcó Enes Ünal de que el Real Valladolid podría estar ciento veinte y muchos más minutos jugando que hubiera sido inacapaz de marcar. Lo hizo el turco casi por acumulación en el tramo final cuando el equipo de Sergio no había hecho méritos para ir por detrás en el marcador, y hasta ese instante el partido estuvo meridianamente controlado –con algún error de bulto en la banda que protegía Porro– sin una sensación de peligro que acompañara su dominio.
Difícilmente se podrán reunir más pruebas en un solo partido para llegar a la conclusión que resume el titular. El técnico podía haber encontrado la excusa perfecta en caso de haber viajado con el grueso del filial y sin embargo, no solo dispuso de trece titulares sino que agotó en el campo toda la pólvora que tenía entre manos. Empezó con Ünal y Sandro –¡qué falta de instinto asesino el suyo!–, dio entrada más tarde que pronto a Óscar Plano y Sergi Guardiola, y acabó dando la alternativa a un centro del campo inédito con Míchel y Álvaro Aguado en compañía por primera vez este temporada. Por el camino perdió a un Waldo que ha perdido la chispa que le llevó al primer equipo hace un año y a un Hervías que llega a la línea de fondo y crea peligro pero que no encuentra un aliado con el colmillo afilado.
No se puede decir que el entrenador no probara porque el partido en su tiempo reglamentario acabó pareciéndose más a una caseta de feria en la que los jugadores se van turnando para probar fortuna. Hasta Jorge de Frutos –solo cuando cayó lesionado Porro– disfrutó de unos minutos para buscar la pegada perdida...
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