Real Valladolid: El rey del empate perfecciona su tela de araña tras el parón
El conjunto blanquivioleta solo ha encajado a balón parado, dos de los tres goles de penalti, pese a haber rotado ya a ocho defensas en cinco encuentros. Sergio González se mira en el espejo de Simeone y Bordalás y su propuesta ya tutea a los grandes
Es posible que no haya mejor elogio para un entrenador que sus propios aficionados debatan sobre si es mejor la segunda unidad que la primera. Que el plan B arroje el mismo o mejor resultado incluso que el A, y que los que se comen las uñas en el banquillo durante buena parte de la temporada a la espera de una oportunidad rindan por encima de lo esperado y estén tan enchufados a la competición como los titulares.
En este punto se encuentra a día de hoy el Real Valladolid, que después de haber superado con nota su particular semana alpina (Atlético, Getafe y Sevilla) se dispone a afrontar dos partidos más accesibles como local con la duda de volver al plan original o dar continuidad a los menos habituales.
Análisis
Todo un halago para jugadores como Antoñito, Javi Sánchez, Hervías o el canterano Miguel que se han ganado a pulso tener más presencia en los planes de Sergio González. Mérito que se reparte a partes iguales con la tela de araña que ha ido tejiendo el técnico desde su llegada, independientemente de quien esté en el campo y del rival que esté enfrente. Que clubes con aspiraciones europeas hayan sido incapaces de derribar el entramado defensivo planteado por el preparador catalán es el mejor termómetro para un equipo que desde su vuelta solo ha encajado a balón parado, dos goles desde el punto de penalti y un tercero a la salida de un córner por un error de bulto de su portero Caro. Al equipo de Sergio se le pueden poner mil y una pegas con el balón en los pies, pero de medio campo hacia atrás su sincronización es casi perfecta como demostró el pasado viernes en el Sánchez Pizjuán. La propuesta de este Real Valladolid, con los automatismos bien asimilados, responde a la vieja teoría de que los equipos de éxito se construyen desde atrás, limitando al máximo los goles encajados como base sólida para garantizar al menos un punto por partido. En este sentido la última jornada ha confirmado al blanquivioleta como el rey del empate (14), seguido muy de cerca por Atlético de Madrid (13), el propio Sevilla (12) o el Getafe (9), dos de los tres modelos que más gustan y sirven como espejo a las teorías de Sergio González, reconocido fan de los estilos profesados por Simeone y Bordalás.
Un sello que lógicamente imprime mejor a domicilio cuando es el rival el que debe exponer y llevar el control del juego, y que lastra especialmente cuando juegas como local y eres tú quien tiene que buscar la portería contraria. Esto explicaría una estadística tan elocuente como que desde su llegada el Valladolid de Sergio suma más victorias a domicilio (16) que en su propio feudo (12).
En Zorrilla le costó especialmente sacar partidos adelante hace un año en su regreso a Primera y en esta temporada la mejoría ha sido muy leve. Más notable resulta en este curso su respuesta ante los grandes del campeonato y si no hace tanto cubría con nota en el campo pero no sacaba resultados adelante, ahora no solo planta cara sino que ha sumado puntos de mérito como los logrados frente a Real Madrid, Atlético, Real Sociedad o Sevilla.
En el aspecto en el que sí se mueve como pez en el agua es en esos partidos considerados finales ante rivales de la parte baja, en los que el equipo blanquivioleta demuestra una fiabilidad extraordinaria.
Es ahí donde ha fraguado sus dos permanencias consecutivas, experimentando una notable evolución en la gestión de la plantilla. Sin sitio destacado para jugadores de renombre más hechos a otro estilo de juego como Sandro o Ben Arfa, al técnico le ampara la virtud de tener enchufados a todos los jugadores y conseguir que comulguen con una misma idea. Menos vistosa pero efectiva cien por cien como demuestran los resultados.
Un equipo de autor que se recitará de memoria por su contundencia y fiabilidad defensiva.
Tercera pena máxima señalada en contra en cinco partidos
En la temporada pasada se debatió mucho sobre la falta de madurez e inocencia de los jugadores del Valladolid en situaciones puntuales dentro del área, y el escenario ahora es bien distinto a pesar de que el equipo de Sergio haya visto cómo le castigaban con tres penaltis en cinco jornadas. Aún así, el propio técnico destacaba este aspecto a pie de campo a las cámaras de Movistar+, instando a los suyos a corregirlo en los próximos partidos para evitar concesiones innecesarias al rival. Se refería más el técnico a los dos primeros (el cometido por Salisu ante el Leganésy Alcaraz frente al Celta) que al señalado en Sevilla en una interpretación muy particular del árbitro.
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