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El Pucela entrega la victoria en siete minutos y reacciona demasiado tarde
Dos errores de concentración condenan en la primera parte a los de Sergio, que solo reaccionaron a raíz de su gol en el minuto 70
Nada como jugar sin mochila para que esa falta de tensión provoque errores como los que han condenado al Real Valladolid en Eibar, penalizado en ... la primera parte por dos fallos clamorosos de concentración que subieron al marcador y que le llevaron a jugar a remolque durante setenta minutos.
Cuando quiso recuperar el pulso al partido no solo era demasiado tarde (minuto 70) sino que volvió a toparse con la cruz que le ha acompañado durante toda la temporada, y que no es otra que su falta de pegada. Acabó con tres delanteros (Ünal, Guardiola y Sandro) en busca del empate y se encontró con un tercer tanto del Eibar en el tiempo de descuento.
SD Eibar
Yoel; Tejero, Oliveira (Esteban Burgos, minuto 48), Bigas, Soares; Pedro León (Cristóforo, minuto 78), Sergio Álvarez (Diop, minuto 46), Edu Expósito, De Blasis; Inui (Charles, minuto 65) y Quique González.
3
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Real Valladolid
Caro (Samu Pérez, minuto 65); Moyano, Kiko Olivas (Antoñito, minuto 30), Javi Sánchez, Nacho; Hervías (Víctor García, minuto 61), San Emeterio, Matheus, Toni Villa (Guardiola, minuto 46); Sandro y Enes Ünal.
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goles: 1-0 (minuto 21): Bigas. 2-0 (minuto 28): Inui. 2-1 (minuto 71): Sergi Guardiola. 3-1 (minuto 90+1): De Blasis, de penalti.
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árbitro: Soto Grado, del comité riojano. Amonestó a Soares, Sergio Álvarez, Esteban Burgos y De Blasis por los locales.
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incidencias: Jornada 37ª disputada en el estadio de Ipurua sin público en las gradas.
Sin más en juego que un pellizco económico, los dos técnicos anunciaban seriedad poniendo en el campo lo mejor de lo disponible en sus convocatorias. En lo que al Valladolid concierne minutos para dos desaparecidos en el postconfinamiento como Toni Villa y Sandro y nueva oportunidad para comprobar si lo visto a Matheus en el Wanda Metropolitano fue flor de un día. En la diana también la vuelta de Caro tras aquel desafortunado debut ante el Atlético de Madrid.
Por parte del Eibar, defensa de circunstancias y una línea ofensiva más que aseada con el particular sello que siempre imprimen jugadores como De Blasis o Pedro León.
Los dos llevaban días respirando hondo y el partido, por lo tanto, invitaba a aliviar tensiones sin la carga que supone tener que sumar sí o sí para escapar de la zona baja de la tabla. Acostumbrados a ese escenario fue el Valladolid el más sorprendido por no verse presionado por la urgencia de la clasificación. No en su planteamiento y disposición inicial y sí en una flagrante falta de concentración en momentos puntuales que le condenaron a ir a remolque durante setenta minutos.
Porque si suyos fueron los primeros veinte minutos, tampoco sin desmelenarse ni volverse loco en busca de la portería contraria, bastaron siete para dar al traste con sus opciones de puntuar en sendos errores que, en vista de su escasez ofensiva, prácticamente sepultaron al Valladolid antes del tiempo.
Hasta el minuto 20 un contacto dentro del área sobre Toni Villa, una acción individual de Sandro e incluso un córner botado por Hervías que se paseó por la línea de gol sin que Ünal y Moyano acertaran a empujar a la red pudieron adelantar a los de Sergio. Y sin embargo en esta liga que tanto penaliza los errores por mínimos que sean, un fallo en la marca de Javi Sánchez a la salida de un córner que remató sin oposición Bigas no solo adelantó a los de Mendilibar sino que significó el anticipo de uno de los goles más absurdos de la temporada.
Un balón sin ningún peligro que San Emeterio cede al área defendida por Caro sin percatarse de que su resbalón deja desguarnecida la portería y por lo tanto a Inui sin oposición para marcar a puerta vacía.
2-0, el marcador en japonés y el balón en el tejado de Sergio, obligado a agitar la pizarra para voltear la dinámica. El primer movimiento del técnico, obligado por la lesión de Kiko Olivas, devolvió un año después a Moyano a la posición de central. El segundo, más necesario que obligado, sacrificó a Toni Villa para dotar de más pólvora a la línea ofensiva con la entrada a Guardiola –pasando a Sandro a ocupar sitio en la banda–.
Lejos de ganar en pegada, la apuesta del técnico ni siquiera se quedó a medio camino y perdió incluso la amenaza que tenía en bandas. Para entonces, el Valladolid jugaba el papel que jugó el Eibar en Zorrilla con el equipo armero dominando con la misma comodidad con la que se emplearon los blanquivioleta en la ida.
Sin un solo disparo que inquietara la meta defendida ayer de Yoel estuvo más cerca el tercero de los locales, en un saque de esquina lanzado por Pedro León que Caro sacó en la línea de gol, que un tanto esperanzador para los visitantes.
Con media hora por delante, solo un penalti de nueva generación –uno de tantos inexistentes que han engrosado el ránking de penas máximas en esta vuelta del fútbol– pudo meter en partido al Real Valladolid, que con el 2-1 obra de Guardiola (primero le quitó el balón a Ünal y luego marcó en el rechace tras detener el lanzamiento Yoel) se creció y subió líneas hasta encerrar al Eibar en su área.
Con la sensación de ser tardía su reacción, aún dispondría de dos balones para empatar. Uno en las botas de Nacho, en un disparo centrado desde fuera del área que Yoel envió a córner. Yun segundo en la cabeza de Ünal que encontró la mejor respuesta en el exmeta blanquivioleta.
Ya en tiempo de descuento llegaría un nuevo penalti (Nacho sobre Charles en su intento de despeje), uno más en la frontera de lo absurdo, transformado por De Blasis que sentenció la victoria y el 'average' particular.
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