¿Quién piensa en los niños?
Partido de vuelta ·
El autor pide un plan de reactivación se pregunta si alguien en el planeta fútbol se ha detenido a reflexionar sobre los que vienen por detrásjuan ángel méndez
Valladolid
Martes, 14 de abril 2020, 21:57
Los focos del escenario alumbran con tensión a las estrellas del deporte profesional que hoy se encuentran en la tiniebla que fabrica el COVID-19. ... Son el presente. Bastante tenemos con buscar el hilo de luz del ahora, como para pensar en el futuro, en los cimientos, en los niños o en los jóvenes talentos que trabajan para llenar las portadas que algún día dejarán vacías los que hoy ocupan la boca de riego de las tablas. Error de bulto. La élite sin base no existe. El deporte profesional sin herederos no tiene porvenir. Los niños también necesitan escapar del confinamiento y volver a competir, disfrutar de su deporte y perder de vista las cuatro paredes que han pelado su calendario deportivo.
¿Quién piensa en los niños? A día de hoy, nadie. Las federaciones se centran en su subsistencia, que no es poco, a golpe de ERTE. El Gobierno tiene a los menores en el último peldaño de la escala de sus preocupaciones. Los clubes aguantan el tirón a duras penas, pero no encuentran una mano tendida y pierden la fe cuando ven la persiana sellada hasta el suelo. En el equipo de mi hijo, el entrenador propone retos diarios para que el hilo no se rompa. Seguro que hay mil casos similares, porque una de las claves del éxito del deporte base reside en el compromiso desinteresado de quienes trabajan en la formación de los menores, pero todavía no he escuchado ninguna muestra de sensibilidad con los chaveas o con los adolescentes que pisan el vestíbulo del deporte profesional y que han visto detenida su evolución de forma abrupta.
Está muy bien poner el foco en el euro, en el negocio, pero el deporte tiene demasiadas aristas. Y las capas inferiores, las que dan lustre a las estrellas, están desatendidas. No generan tanta pasta, pero son igual de imprescindibles ¿Qué va a pasar con las competiciones de menores? ¿Ha finalizado la temporada o también jugarán a puerta cerrada? ¿Cómo será el día después del COVID-19 para el deporte base? ¿Cómo van a salir del bache los clubes? ¿Qué pasará con las cuotas ya cobradas si no hay competición? Las preguntas son infinitas. Las respuestas, de momento, habitan en el limbo. Es un argumento recurrente pensar primero en la cabeza del ariete, pero sin la potencia de la lanza la puerta nunca besará el suelo. El deporte base también necesita un plan de reactivación, unas medidas concretas que retiren la incertidumbre y una hoja de ruta que centre su mirada en las necesidades deportivas que tienen los niños, que siguen ahí, por suerte, a pesar del virus.
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