Odisea del Pucela para volver de Portugal: ocho vueltas sobre Villanubla y aterrizaje en Madrid
El viento impidió tomar tierra en el aeropuerto vallisoletano y la expedición tuvo que hacer noche en la capital de España para viajar por carretera este domingo
El avión es el medio de transporte más rápido, pero no siempre resulta el más eficiente. Un vuelo corto de menos de una hora entre dos ciudades separadas por 400 kilómetros puede convertirse en una pequeña odisea si los elementos juegan en contra. Es lo que le sucedió en la noche del sábado al domingo a la expedición del Real Valladolid. La plantilla blanquivioleta se las prometía muy felices para poner fin a la 'miniconcentración' en Portugal y confiaba estar de vuelta en casa pasada ya la medianoche del domingo con un corto trayecto aéreo y evitar las más de cuatro horas por carretera. La realidad es que tardaron en llegar al destino fijado doce horas más tarde sobre el horario inicialmente previsto y después de que la nave diese ocho vueltas en círculo sobre el aeropuerto de Villanuba, sin poder aterrizar, para acabar haciendo noche en Madrid.
La expedición del Pucela despegó en un vuelo chárter desde Oporto a las 00:36 (hora española, una menos en el huso horario de Portugal). El equipo acababa de empatar a dos con el Sporting Clube de Braga en el estado municipal de esta localidad lusa y, después de cenar, jugadores, técnicos, auxiliares y el resto del grupo se dirigieron al aeropuerto Francisco Sá Carneiro para tomar el vuelo UX844/AEA844 de Air Europa con destino a Valladolid. Los 'spotters' (aficionados apasionados de la aviación que observan, registran y fotografían el aterrizaje de los aviones) estaban alertados de la llegada nocturna a Villanubla de una aeronave del tipo Embraer E195LR -aviones de fuselaje estrecho con capacidad para un centenar de plazas- que continuaría luego hacia Madrid, ya sin pasaje. El vuelo del Real Valladolid se aproximó a Villanubla y constató que tendría dificultades para aterrizar. A la 1:05 pasó junto al aeropuerto vallisoletano, pero continuó de largo, para sobrevolar las localidades de Corcos, Trigueros del Valle y Quintanilla de Trigueros en busca de una nueva aproximación. Entonces empezó una danza en círculos que se prolongó durante 40 minutos en busca de las condiciones idóneas. El avión efectuó dio ocho grandes vueltas sobre la zona, tratando de evitar el fuerte viento que soplaba y que finalmente obligó al piloto a desistir y emprender rumbo a Madrid.
«No pudieron aterrizar en Valladolid por un problema meteorológico. Había fuertes vientos. Estaba todo preparado para recibirles. Venían de Oporto e iban a pasar los controles internacionales preceptivos. Pero había fuertes rachas, así que el piloto decidió no aterrizar por las condiciones que se daban», explica María Alonso desde AENA.
El avión pudo verse (y escucharse) en el centro de Valladolid a la 1:46 de la madrugada, ya que atravesó la ciudad a una altitud inferior a los 12.000 pies (3,6 kilómetros). Tras sobrevolar Laguna, Boecillo y Mojados enfiló hacia Segovia y aterrizó en Madrid-Barajas a las 2:08 tras cruzar la capital (pasó por encima del estadio Santiago Bernabeú) y girar al sur de la comunidad, en Arganda del Rey.
«Dimos unas cuantas vueltas, pero tampoco fue nada preocupante. La tripulación nos informó de que las condiciones no eran favorables y nos tuvimos que quedar a dormir en Madrid. Se nos ha hecho un poco más largo», explica un integrante de la expedición del Real Valladolid, que aún estaba en carretera al mediodía del domingo junto al resto del equipo.
«Algunos jugadores se quedaron ya en sus viviendas de Madrid. Para el resto se buscó un hotel para que pasaran la noche. Durmieron allí y han emprendido viaje de vuelta en la mañana de este domingo», añaden en el club blanquivioleta.
La plantilla del Real Valladolid vuelve al trabajo este lunes, a partir de las 18:00 horas en los Campos Anexos, para preparar el primer partido de Liga ante la Real Sociedad del próximo domingo en el José Zorrilla (16:00 horas).