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Cuestión de actitud

PPLL

Miércoles, 10 de febrero 2016, 11:00

Cuestión de actitud. Así lo sentenció Carlos Suárez el sábado tras el partido contra la Ponferradina, diciendo que los jugadores habían corrido menos que en una sesión de entrenamiento suave poniendo en duda también la exigencia de las sesiones del cuerpo técnico de Portugal. Sorprendente cuanto menos las declaraciones del presidente pero que entiendo que buscan una reacción en la plantilla que apelen a su profesionalidad y amor propio para dejar en evidencia las acusaciones del presidente.

Escrito lo cual, me parece una recurrente explicación que no por manida convierten todo lo ocurrido en el campo de fútbol en una simplista cuestión de intensidad y actitud. El fútbol y el juego es mucho más complejo y global, y yo creo más en las dinámicas y la influencia del estado anímico que en la falta de intensidad o la apatía para explicar los diferentes momentos que atraviesa un equipo durante una temporada, máxime en una Liga Adelante tan larga.

Lo que sí parece un axioma en fútbol es que los equipos pasan un mal momento durante la temporada. En la gestión y la duración de esa adversidad suele estar la diferencia entre conseguir el objetivo o incluso entre pelear por promoción o por la permanencia. Espero y deseo que ese momento, con jornadas en descenso a Segunda B incluidas, ya haya pasado para el Real Valladolid y ya podamos hablar de manera clara y sin tapujos de luchar por entrar en los puestos de promoción de ascenso.

Esconder que el partido ante la Ponferradina fue malo no ayuda a nada, que incluso estuvimos más cerca de perder que ganar es evidente. Y esos partidos poco vistosos e insulsos es importante si no eres capaz de vencer, al menos no caer derrotado. Eso fue lo conseguido por el Pucela el sábado, prolongar a cinco la racha de partidos sin perder.

Pero al contrario de lo manifestado por el presidente, creo que el sábado tuvimos más carencias de fútbol que de actitud. Sin Rubio para iniciar, ni Óscar ni Alfaro para hacer crecer la jugada en campo contrario sumada a la ausencia de la verticalidad y amenaza a última línea de Juan Villar hizo que el Pucela fuese un equipo plano que generó poco juego y por ende, ocasiones. Las aptitudes son limitadas sin los citados y sacar un punto tras un mal partido, siempre positivo.

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