Los candidatos de la afición

La última derrota del Real Valladolid en el campo de la UE Llagostera ha colmado la paciencia de la afición vallisoletana que pide a gritos un cambio radical para que este equipo intente volver a ser el que era y poder volver a sentir orgullo de las personas que representan al Real Valladolid en despachos, banquillos y césped.

Muchos son los nombres que los aficionados tienen en la mente para sustituir a Garitano. El que más gusta y el más veces pronunciado es el de Quique Setién, exentrenador del CD Lugo, que ha sido visto en Zorrilla en las últimas semanas. Pero esta opción se terminó a última hora de la tarde de ayer, cuando la Unión Deportiva Las Palmas destituyó a Paco Herrera y anunción el fichaje del técnico cántabro.

No era, por supuesto, el único candidato al banquillo pucelano por el que apostaban los socios. Esteban Vigo no estaría demasiado lejos de ser el entrenador ideal para ellos. Un hombre de carácter que cambie el rumbo de una nave a la deriva. Dedicado ahora a labores de comentarista en Movistar+, el malagueño ofrece experiencia, capacidad motivadora e influencia. Sobre él, empero, pesa la imagen de ser hombre que resuelve mal los conflictos internos del vestuario.

Una persona de la casa

Sin embargo, lo que la gente sigue anhelando, y desde hace mucho es tener un entrenador de la casa. Alguien que sienta las derrotas como algo más que la imposibilidad de sumar tres puntos. Esa persona que tire de orgullo y amor propio para contagiar a los futbolistas. Nombres como el de Eusebio, Onésimo Sánchez, Julio Velázquez o Javi Torres Gómez salen por la boca de los aficionados blanquivioletas marcando en el aire una silueta de honor, orgullo y dignidad. Incluso el nombre de Fernando Redondo se ha mencionado. Como el de Pepe Moré o Javier Yepes. Deseos con pocos visos de ser reales

El de La Seca tiene pocas posibilidades. Ya le dijo no en su día a Suárez, y el principal accionista del Valladolid no es de los que repiten propuestas cuando recibe calabazas. La apuesta de Onésimo salió mal en su día, Javi Torres entrena al Celta B y Julio Velázquez sí es hombre del agrado del presidente y de Braulio. A su favor: juventud, capacidad de trabajo, liderazgo y conocimiento de la categoría. En contra, su juventud, que siembra alguna duda en la misma proporción que supone un activo, y sus manera de dirigirse a los jugadores, que causa tensiones si las cosas no ruedan bien.

Estos son los nombres de los entrenadores que pide la afición. Alguno se acuerdo de épocas mejores con Mendilibar (imposible, está entrenando al Eibar en Primera) y Djukic (más imposible todavía) pero lo que está claro es que la afición desea un cambio. Una variante en la hoja de ruta. Quiere ver otro equipo sobre el campo aunque jueguen los mismos jugadores.

No es Garitano el único señalado. Quizás, más aún que el propio entrenador, esté Carlos Suárez, presidente del club que tiene a la afición 'de uñas' por los malos resultados obtenidos al igual que muchas de los futbolistas más importantes de la plantilla, apuntados por su escaso rendimiento sobre el césped.