López, de Tercera a la final
Guarda la camiseta de la final como oro en paño, y no tiene muchas más en su colección
J. A. M.
Valladolid
Jueves, 27 de junio 2024, 06:55
Sobrecoge escuchar a Jesús Angel López que la foto de la final de la Copa de la Liga le parece a veces «una foto robada», por estar él ahí. Considera que era Minguela el que tenía que estar en esa foto y se lo ha comentado muchas veces. Dice mucho en su favor, López habla como si su presencia ahí, en una de las imágenes más representativas de la historia del club, fuera un errata en el argumento.
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Afirma que es un recuerdo inolvidable porque estaba haciendo ese año el servicio militar y militaba en el Promesas así que verse en esa foto aún le conmueve aunque insiste: «me parece como que estoy allí quitándole el sitio a otro, que se lo merecía más que yo. Simplemente yo tuve la fortuna de estar ahí».
Recuerda que debutó durante el torneo en el Villamarín y después jugó completo el partido de ida de la final en el Calderón. Redondo le vio bien ese día y le puso a jugar la final en Zorrilla de interior derecho, aunque él era un jugador ofensivo. Jugaba de delantero en el Valladolid Promesas y después actuó de medio centro, interior, lateral de ambos lados y dice que Cantatore lo quería reconvertir a defensa central.
De jugar en campos de tierra en Tercera División a tener el único título de la historia del club como protagonista. Tremenda experiencia la suya. Asegura que estaba muy nervioso antes de la final y que le impresionó la salida al campo, lleno todo de papelitos como si fuera el Mundial de Argentina, pero durante el partido echó el resto y lo dio todo.
«Yo creo que en aquellos años me faltó soltarme un poco más porque tenía miedo a no hacerlo bien», lamenta ya con el paso del tiempo y la perspectiva de los años.
Recuerda que se lo decía Eusebio, compañero suyo de habitación antes de jugar un partido en el Bernabéu. «Me decía que estuviera tranquilo, que me soltara, que el Madrid te dejaba jugar y que no eran como los de Tercera, que daban muchas patadas».
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Evoca que en aquella Tercera División de campos de tierra, en algunos casos, había que sacar a veces de banda medio metro dentro del campo o te daban un paraguazo.
Tras jugar varias temporadas en Pucela se fue al Granada pero no cobraba y después se marchó al Xerez. Allí estuvo dos temporadas y, de hecho, tiene una hija jerezana.
Volvió a Palencia y se retiró joven para ayudar a su hermano en un negocio común, una imprenta. Se dedica a ello todavía, aunque ahora trabaja a media jornada y, a los 60 años, se está apartando poco a poco de la primera línea.
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Reconoce que nunca dejó de vivir en Palencia cuando estaba en el Real Valladolid. Iba y venía todos los días. «Estaba donde mis padres y el club me dejó vivir en mi casa aunque muchas veces cogía el tren por miedo a tener un percance con el coche y llegar tarde a los entrenamientos».
Para acabar, recuerda que no se celebró nada aquel título, que se fueron cada uno a su casa, aunque sí asegura que había alguna botella de cava en el vestuario.
López prometía más de lo que luego deparó su carrera. Había debutado como juvenil (17 años) en aquel Palencia que estuvo a punto de subir a Primera División a comienzos de los 80. Nunca tuvo una demarcación concreta, jugaba en todas partes y hubo un entrenador que le dijo que había visto a muy pocos jugadores con tantas cualidades a la vez. López no era un diez en nada, aunque iba muy bien de cabeza, por ejemplo, pero era un aprobado en casi todo.
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Guarda la camiseta de la final como oro en paño, y no tiene muchas más en su colección. A los sumo dos. Afirma que esa blanquivioleta fue la más bonita que vistió nunca. Eso lo dicen muchos jugadores. No es novedad.
Suplemento especial de los 40 años de la Copa de la Liga, el sábado 29
Son múltiples los factores que deben concitarse para que un club humilde como el Real Valladolid, a años luz en presupuesto de los grandes transatlánticos del fútbol español, conquiste un título nacional. Y todas esas circunstancias confluyeron hace cuarenta años para hacer realidad el que hasta la fecha sigue siendo el único trofeo oficial de la entidad blanquivioleta en sus 96 años de historia. Aquella imagen icónica de Pepe Moré levantando la Copa de la Liga, que hubo de pasar por los líquidos de revelado para ser publicada dos días después, continúa en el imaginario de los aficionados más veteranos. Y con esa foto acaparando la portada, El Norte lanza el sábado día 29 de junio un Suplemento Especial para recordar de la mano de los protagonistas todos y cada uno de los detalles que rodearon aquella gesta.
Una temporada irregular en lo deportivo, en lo que a la liga doméstica se refiere, que acabó en celebración gracias a una plantilla que se nutrió de la cantera y que hubo de sobreponerse a un cambio de entrenador. El relato de cómo se llegó a conquistar el título, las múltiples anécdotas que dejó el proceso para llegar a levantar el trofeo, y las vivencias de los jugadores que pasaron por aquel vestuario forman parte del Especial que publica El Norte de Castilla. También una conversación entre el director deportivo (Ramón Martínez) y el entrenador de aquel equipo (Fernando Redondo), que cuarenta años se han vuelto a encontrar para repasar, ya con la perspectiva y el poso que deja el paso del tiempo, todo lo que rodeó y acompañó a aquel éxito deportivo.
Un suplemento que es una pieza de coleccionista para los aficionados más veteranos del Real Valladolid, y que se entiende también como una lección de historia para los más jóvenes que no disfrutaron de aquel hito y que solo lo conocen por boca de sus padres y abuelos.
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