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Gambetas largas

Almada deshoja la libretilla de Pacheta

El uruguayo reacciona con dos cambios al descanso mientras Pacheta se ahogó en su ansiedad por conservar el 0-1 antes que buscar el segundo ante un rival que estaba con el mentón en la lona

Lunes, 3 de noviembre 2025, 23:12

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Almada no olvida el penalti de Tomeo

Almada se mostró avergonzado por el ridículo copero. El dardo de Riazor le dolió tanto que casi escupe a la grada. O lo que sea. ... De hecho, en su interpretación táctica de los dos últimos disgustos se ve que todavía le sangra el carácter, la herida continúa abierta después de aquel penalti last minute que le birló un punto ante el Deportivo. Esto es, Javi Sánchez, al trote en Copa, se ganó el brazalete y la titularidad por delante de Tomeo, ejecutor de la afrenta en tierras gallegas. El resultado benefició al Granada, que desnudó al central madrileño en la primera parte. El VAR le ayudó para quitar el marco al retrato que le hizo Faye en el lateral del área. El técnico uruguayo eliminó las vísceras de la pizarra en el intermedio y recuperó a Tomeo. También metió a Delgado por Biuk, que sigue en modo off.

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2

Un abismo táctico de ida y vuelta en los banquillos

La libretilla de Pacheta, ese cuadernillo que cabe en la palma de la mano y que parece el contenedor de una ristra ilimitada de chuletas para un examen de historia, desconchó la pizarra de Almada durante el primer periodo. El cuadro nazarí tenía bien estudiada la presión adelantada del Real Valladolid y la libró con dos movimientos sencillos. Ahora por dentro, un pivote para dar aire y el balón a la banda para poner el césped cuesta abajo. Así prolongó el ridículo de Portugalete y descorchó los silbidos de una hinchada hostil y hastiada. La segunda entrega fue otra cosa. El uruguayo rescató a los suyos como un puf de Ventolín alivia la congestión de los bronquios y regresaron al césped con la mandíbula tensa. Más presión, más llegadas, la marca prieta y ataques con filo, sin ataduras. El Granada recorrió el camino inverso al que dibujó en el primer tiempo.

3

La historia de un padre y su hijo jugando un Marionete

Un padre y su hijo de cuatro años disputan un Marionete imaginario en una plaza de un barrio cualquiera. La portería son dos chaquetas. El niño se emplea a fondo y su papá le deja regatear y marcar. Pero el padre se aburre, lanza la zancada, le supera y marca a placer. Así llegó el 0-1. Terrible la superioridad táctica y técnica del Granada. Pero los partidos no duran 45 minutos, sino 90. Los de Pacheta se diluyeron en su propia congoja. El Pucela se hizo mayor en el segundo periodo. Dejó de ser un inocente benjamín para convertirse en un adulto responsable. Esquivó esa incómoda sensación de ser un equipo sin pies ni cabeza para correr con sentido. Terminó la persecución de sombras para volver a llegar a tiempo a la cita con su oponente. Abandonó la abulia en el vestuario y se lanzó al barro. Solo le faltó ejecutar la Haka para hacer más evidente su resurrección. El conjunto andaluz, por el contrario, quiso congelar el crono antes de hora y terminó apabullado.

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¿Es tan difícil no regalar 45 minutos?

Desconozco lo que ocurrió en los vestuarios durante el descanso, pero algo pasó. Seguro. Me imagino a Almada hecho un basilisco, ciscándose en el fútbol y en la madre que lo parió mientras aflojaba un centímetro de la corbata que le pinzaba el gaznate. Al otro lado de la pared, Pacheta, con su verbo conciliador y el 0-1 convertido en su peor enemigo. 'Venga, chicos, seguimos igual'. Posiblemente sea la peor frase del fútbol. Da igual el contexto. La sonrisa pasó a mejor vida nada más regresar al banquillo. El gesto torcido y los labios prietos. La mirada perdida como buscando explicación al exorcismo que se vivía en Zorrilla. Almada no cambió el rictus a pesar de la reacción. Vive compungido porque no sabe cuándo va a llegar el tortazo. Por eso, aguanta contenido en la victoria y se desboca en el error. El reflejo de la ebullición de la trastienda ofreció un desenlace completamente opuesto al epílogo. El Pucela tiró de nervio y dignidad. Zorrilla guardó la bronca y se desmelenó con el tanto de penalti de Chuki. Lama, 'kikiriki, el gallo ya está aquí', que diría su padre, metió la mano en el momento más oportuno y la remontada se hizo realidad.

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5

La afición agradecería un pelín de cordura y menos agonía

El club presentó una camiseta retro que estrenará ante el Málaga. El encuentro nació de nalgas para la hinchada, que venía dando tumbos tras el empate de Coruña y el bofetón de Portugalete. Un estudio publicado la semana pasada dice que el blanquivioleta es el aficionado más estresado del fútbol español. Ser del Pucela es vivir con el corazón prieto y la bipolaridad a flor de piel. No hay término medio. El triunfo ante el Granada representa el mejor ejemplo. Del abismo al abrazo en 45 minutos de locura y pasión. Almada y los suyos se libraron de una buena. Creo que la intuyeron y por eso se pusieron a correr y a jugar. Y ahí cambió todo. En Segunda no hace falta mucho más. Basta con pelear, estar firme en todos los duelos y atacar con filo y eficacia. No parece tan complicado, aunque seguro que otros días no tendrá enfrente a un rival tan timorato y amarrategui como el Granada de Pacheta.

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