La resaca de los cambios en el Real Valladolid
Reflexiones de pizarra ·
Acabar con dos extremos fundidos por el esfuerzo como laterales de recorrido y tres centrales fuera de sitio es muy desafortunadoJavier Yepes
Martes, 21 de octubre 2025, 19:20
Ha bastado que transcurriesen apenas unas pocas horas de la derrota del Pucela en Zorrilla frente al Sporting para que un buen numero de voces ... discrepantes salten a la palestra poniendo en solfa las decisiones tomadas por el cuerpo técnico, y más en concreto las que afectan a los cambios realizados.
Algo, lo de los sustituidos y sustitutos, que fue objeto del análisis pospartido, por haber constituido muy probablemente la clave de los males que acarrearon la derrota; y que sin ser causa única si fue la más relevante, ya que como Guillermo Almada declara: «No tuvimos la claridad que si tuvimos en el primer tiempo». Y ahí viene a radicar el verdadero quid del asunto.
Vaya por delante que el Real Valladolid cometió dos errores groseros que le costaron los dos primeros goles. Cierto; tanto como que tras el primero, y lejos de tirar por la calle del medio, el técnico optó por la serenidad y la corrección de errores a pie de campo consiguiendo revertir con un buen juego el resultado adverso, o sea «la claridad que sí tuvimos en el primer tiempo».
Algo que, sin embargo, y tras el error del segundo tanto, propició una decisión abrupta que terminó por romper puestos, líneas y sistema. Y es que la aparición en el terreno de juego de Marcos André y Ponceau sustituyendo a Meseguer y Chuki supuso el pasar a jugar con dos 'nueves' y variar, por primera vez, que no única, la forma de juego. Una formula que, aunque yo lo dude, podría valer si uno de los dos 'se tira atrás' para facilitar el movimiento del otro y ocupar un espacio de remate diferente. Una fórmula que sería válida si en las bandas tienes extremos que ganen la línea de fondo y provean de centros intencionados a los supuestos rematadores en potencia. Y ahí ni Federico en derecha ni Biuk en izquierda lo pueden realizar. Por tanto, cambio fallido.
Una falla que vino a acrecentarse definitivamente con la entrada de Mathis Lachuer por Álvaro Pérez 'Trilli' ya que amén de cambiar un lateral derecho por un medio volante, vino a variar de nuevo el sistema. Y eso sí fue serio de verdad, tomando cuerpo ese «no tuvimos la claridad» …. algo a lo que yo añadiría «ni el sistema y hombres que nos la habían proporcionado hasta el final de la primera mitad».
Así pues, en esos 14 minutos que van del minuto 59 al 73, momento en los cuales se realizaron las referidas sustituciones, el equipo cambió por orden técnica dos veces de forma de juego. Si en esa hipérbole posicional, liquidas a un lateral cumplidor como Trilli, mientras de paso sometes al mejor del encuentro – Peter Federico– a un ir y venir como falso lateral/extremo el error táctico está consumado.
No es de extrañar pues que un equipo que transforma su dibujo táctico en dos ocasiones y liquida al mejor del momento, acabe perdiendo el oráculo de su juego y ponga en el escaparate lo desacertado de esas decisiones. Acabar con dos extremos ya fundidos por el esfuerzo como laterales de recorrido, mientras juntas tres centrales con ninguno en su sitio real de inicio, es muy desafortunado.
Del mismo modo que erróneo de todo punto me parece que si durante la semana se aventura con la posibilidad de que Koke Iglesias pueda ser el lateral derecho de la partida, no sea éste quien sustituya a Trilli, por razones de lógica y a modo igualmente de cuidar a los jóvenes.
Y llegados a este punto y como posdata, siempre me viene a la memoria la vieja costumbre que tenemos de resaltar lo que les falta a los canteranos para llegar, –silenciando sus virtudes– , mientras se ponen de manifiesto las virtudes de los que llegan –silenciando lo que les falta– … o lo que es más grave, sin preguntarnos por qué les dejan salir sus equipos de procedencia. Para hacérnoslo mirar.
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