La (in)soportable levedad del mercado invernal
Fichajes con asterisco ·
Apenas un puñado de refuerzos, de un total de 62 que han llegado desde 1993, han ofrecido el rendimiento esperado por el Real Valladolid en la ventana de eneroCon Marlon Brandao empezó todo. Las aguas bajaban turbias por el Pisuerga y la sonora derrota ante el Rayo Vallecano (1-3 en Zorrilla) ... empujó a la directiva a mover ficha y llamar a Pepe Moré para sustituir a Felipe Mesones en el banquillo. El catalán auscultó al enfermo y rápidamente sugirió la conveniencia de reforzar la línea ofensiva. Por entonces no había costumbre ni experiencia en mercados invernales, y el rastreo de jugadores conllevaba muy poco de tecnología y mucho de confianza e intuición.
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El propio Antonio Santos, que por entonces hacía las funciones propias en la secretaría técnica, no pudo ser más sincero: «Nohabía nada en el mercado que fuera asequible,..». Y por eso vino Marlon Brandao. Y si era brasileño, no podía ser malo.
Corría la temporada 1993-94 y la competición acababa de regular esa segunda ventana invernal para ampliar las plantillas –un año antes se hizo una experiencia piloto que el Pucela aprovechó para traer a Toni, otro brasileño, y Jankov–. Experimentos que acabaron siendo el mejor ejemplo de que los fichajes que llegan en el mes de enero tienen más de moneda al aire que de apuestas solventes.
Brandao se fue de Valladolid tras diez partidos (508 minutos) y ni un solo gol en la maleta, en un bagaje similar al de su compatriota Toni, y el Pucela cayó a Segunda División con el peor balance realizador del campeonato (28 tantos en 38 jornadas).
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Veintisiete años después, el mercado de invierno sigue siendo un mal negocio para un club de fútbol. Ejemplos hay para escribir varios tomos, lo cual no es óbice para que año tras año los directores deportivos sigan soñando con encontrar la excepción a la regla. En esta ventana de enero la apuesta blanquivioleta tiene mucho de esperanzadora y poco de ambiciosa. Responde al nombre de Kenan Kodro, y presenta una tarjeta con cuatro goles en el último año con el Athletic Club.
Son cifras muy pobres para un delantero pero en vista de la escasez en la que se mueve el equipo de Sergio, repetir números en lo que queda de curso sería más que bienvenido. Casi se podría decir que con firmar el 50% más de uno se daría con un canto en los dientes si repasamos la horripilante serie que han dejado los refuerzos invernales a su paso por Valladolid.
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Hay que escarbar mucho para salvar actuaciones dignas de mención. Siendo generosos la lista se va en este siglo a los trece jugadores si hablamos de los que han marcado al menos un gol –todos ellos arriba, ilustrando este artículo–. En cambio si somos coherentes, la relación de jugadores que han respondido a las expectativas se reduce a la mínima expresión. Nos tendríamos que quedar en las imágenes de esta primera página y podríamos prescindir de las que adornan la segunda. Probablemente Nafti y Javi Jiménez por lo que aportaron en su conjunto, y Shoji Jo, por lo que significó, merecerían un puesto relevante en un teórico top ten.
En la retina permanecen los 8 goles de Roger o los 6 de Manchev, si bien Pereira defiende la mejor ratio, con un tanto cada 166 minutos
En caso de hacer un podio, no cabe duda qué dos jugadores se pelearían por subir al primer cajón. Por números, Roger Martí figuraría en primer lugar con un estrecho margen sobre Manchev. El delantero valenciano llegó en invierno de 2016 y sus 8 goles, además de los 3 del francés Vincenzo Rennella, ayudaron a salvar una temporada complicada en la que hasta tres técnicos pasaron por el banquillo (Gaizka Garitano, Miguel Ángel Portugal y Alberto). Su promedio realizador, 2 goles cada dos partidos, es idéntico al que dejó el búlgaro Manchev en 2007 (6 goles en 17 partidos, uno cada 189 minutos).
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Seguramente son dos de los jugadores que más recuerda el aficionado de los 62 que han desfilado por Zorrilla desde que echó a andar el mercado de invierno, 45 en este siglo.
Esa ratio, sin embargo, destaca más los números de Jonathan Pereira, que en la segunda vuelta de la campaña 2014-15 hizo 6 goles con una media de uno cada 166 minutos. Precisamente ese curso, con Rubi en el banquillo, el Valladolid alcanzó la promoción de ascenso con once goles procedentes de su gestión en el mercado de invierno. Seis llegaron de las botas de Pereira, tres de las del paraguayo Hernán Pérez y dos más los firmó el brasileño Túlio de Melo.
Si ponemos la lupa en la era Ronaldo, el rendimiento es desigual alternando buenas noticias como la llegada en 2019 de Pablo Hervías o Sergi Guardiola, que marcó 3 goles, uno de ellos para certificar la permanencia en Vallecas, e incluso la de Raúl García Carnero en 2020, con chascos sonoros y operaciones decepcionantes como las de Ben Arfa, Stiven Plaza e incluso Matheus Fernandes.
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La frustración que deja las ventanas de enero, por lo tanto, se ha convertido en norma y mal menor con el paso de los años.
De Marlon Brandao a Kenan Kodro, el mercado de invierno ha dejado a su paso por Valladolid un reguero de medianías, nombres rimbombantes y actuaciones insulsas, que no ha mejorado el nivel de la plantilla.
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