Incertidumbre en el Real Valladolid

Llevamos desde el comienzo de la pretemporada viendo como la inestabilidad aumentaba. Entre el cuerpo técnico, el director deportivo y la directiva hay una división que no existía los años anteriores. Sólo hay que escuchar las declaraciones que han ido haciendo unos y otros para comprobar que los discursos no coinciden y como se ha desarrollado el mercado de fichajes, tanto entradas como salidas, para darse cuenta de que algo pasa, pero la actitud del dueño está siendo la más sospechosa. Vale, el maldito virus lo ha cambiado todo y que Ronaldo haya dejado de viajar para acompañar al equipo puede ser entendible, pero no llego a comprender como él, siendo uno de los iconos más reconocidos de la historia del fútbol, no le da más visibilidad a un club que podría (y debería) sacar mucho más partido y beneficio de su imagen e influencia.

Cuando el brasileño llegó a Valladolid se le dio un recibimiento al más puro estilo 'Bienvenido, Mister Marshall'. Todos veíamos una posibilidad única de hacer más grande y más reconocible a este bendito club, pero al final el tiempo va pasando y el avance es escaso. Que tire la primera piedra quien pensara que una visera en los Anexos, la eliminación del foso y compartir nombre con el equipo de baloncesto iba a ser su mayor bagaje.

Pueden ser sólo imaginaciones de alguien que ve fantasmas donde no los hay, pero el cambio de actitud es tan evidente como las dudas que este comportamiento está generando dentro de la afición. Sé que sigue al mando y que todavía puede hacer muchas más cosas, pero también puede que no. La sensación de que se haya cansado es una posibilidad que aunque hace poco podía sonar a locura ahora se empieza a valorar seriamente. Cuando uno se cansa de un juguete deja de cuidarlo y su futuro pasa a ser incierto. ¿Somos el juguete de Ronaldo?