Real Valladolid
Las horas más bajas de AlmadaEl técnico uruguayo pierde el 'colchón' físico con el que arrancó la Liga y recibe sus primeras críticas en Zorrilla
Guillermo Almada vive sus horas más bajas como entrenador del Real Valladolid desde su llegada el pasado mes de julio. Lo hace, porque pese a ... que trata de aislarse del 'ruido' exterior, tal y como valoran desde su entorno, sí le llegaron los primeros pitos hacia su persona el pasado domingo tras caer con el Sporting de Gijón. «Toca afrontar las críticas», admitió en la rueda de prensa posterior al choque con los asturianos, curiosamente, pocos minutos después de que de la sala destinada a los medios en el Estadio José Zorrilla, saliese Borja Jiménez, con el que se jugó la 'final' para ser entrenador del Pucela el pasado verano.
Curiosidades del destino, que de momento caen siempre en contra del técnico sudamericano, que conoce el murmullo generado con la victoria del que pudo ser y no fue, como el propio Borja Jiménez admitió ante los periodistas vallisoletanos el pasado domingo.
La realidad es que en el encuentro ante el conjunto asturiano se vio al Almada más intervencionista en el partido, más técnico. Adoptó medidas cuando el partido se le iba a los suyos, pero el plan, por unos motivos o por otros, no le salió.
Cambió el dibujo de los suyos, una 'rara avis' en el transcurso del juego, pero el experimento de los tres centrales con Juric incrustado entre Tomeo y Torres no funcionó.
Tampoco ayudó prescidir de Trilli en el lateral, según el uruguayo, renqueante de sus problemas físicos, para renunciar a esta posición en el terreno de juego y por una parcela del campo por la que llegó el tercer tanto sportinguista y la puntilla al equipo local.
«Tranquilidad» en el palco
La búsqueda de variables, lejos de agradar al público de Zorrilla terminó por exaperarle, y por primera vez esta temporada fueron muchos los aficionados que abandonaron su butaca antes del pitido final, antes de que Jorge Delgado se estrenase como goleador esta campaña y metiese algo de miedo al equipo visitante.
Los que se quedaron en el campo terminaron por mostrar su contrariedad con el equipo debido a su inoperancia para inquietar al Sporting. Se marchó con pitada Juanmi Latasa, convertido en estilete del proyecto a comienzo de temporada por club y cuerpo técnico, y se escucharon los primeros pitos para Almada y el equipo al término del choque.
Más volumen sonoro que después de la primera derrota en casa ante la Cultural. Más protestas que ante el pírrico empate ante el Mirandés hace dos semanas.
No entendió el público la idea de Almada, y ya se juzga al técnico después de tres derrotas en diez partidos, con números de equipo de mitad de la tabla, pero situado todavía en puestos de 'play off' ante la Liga más igualada de la última década.
Sin embargo, para la directiva del Real Valladolid «nada ha cambiado». Mensaje de «tranquilidad» y una reflexión sobre el encuentro ante el Sporting. «La primera media hora del equipo fue la mejor de la temporada», se esgrime desde Zorrilla.
Fueron, desde luego, los mejores minutos del Real Valladolid en el partido ante los asturianos, pero es verdad que el equipo no plasmó su superioridad en goles, incapaz de encontrar ese último pase o el camino al gol, un problema «detectado» y con el que, a juicio del cuerpo técnico, hay suficientes mimbres para mejorar en este aspecto, más allá de la sequía goleadora de Juanmi Latasa, al que se dio por señalado en el estadio.
En la dirección deportiva o las oficinas no se entra a valorar la gestión de la plantilla por parte de Almada, aunque el debate ya esté en la grada. El técnico asegura que se está «más pendiente de los que no juegan», pero la realidad es que salvo los cambios en los laterales –casi de manera sistemática–, los roles de titulares y suplentes parecen muy determinados.
Tampoco se teme que el equipo se caiga por una cuestión física, precisamente, en relación a ese colchón que el técnico extendió nada más llegar mientras le cogía el 'tino' a una categoría, que, a tenor de lo exhibido hasta ahora, aún no tiene dominada.
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