David Espinar, a los peñistas del Real Valladolid: «El entrenador debe hacerse al club, no al revés»

La vuelta de tuerca que el Real Valladolid quiere imprimir a su próximo proyecto en Segunda División pasa armar un «equipo ambicioso y protagonista», con un director deportivo y entrenador que se adapten al nuevo estilo de juego. «La estructura del club tendrá que jugar en la misma línea, con los principios que se implanten. El entrenador debe hacerse al club, no al revés», explicó David Espinar a los peñistas durante un reunión mantenida en la tarde del lunes. El director del Gabinete de Presidencia del Real Valladolid añadió que «habrá mucho movimiento» para determinar las 25 fichas finales del primer equipo y que seguirán con jugadores en propiedad ya que son «un activo del club».

Espinar pidió perdón a los asistentes por el descenso y transmitió su confianza en el «sólido proyecto» blanquivioleta en Segunda. Además, indicó que la deuda es mínima, que el proyecto de la Ciudad Deportiva se ralentiza y que, en lo social, el objetivo es «recuperar la credibilidad» y acometer cambios en la Fundación para implicarse más con la ciudad, la provincia y la comunidad autónoma y no centrarse solo en proyectos internacionales. Igualmente, el buzón Conecta (el canal de comunicación entre el club y los aficionados) sufrirá cambios, ya que, según explicó, llega mucho 'spam' y no resulta operativo.

Los representantes de las peñas del Real Valladolid mostraron a Espinar sus inquietudes y acusaron al club de falta de comunicación y de dejadez con los aficionados. El director del Gabinete de Presidencia argumentó que él mismo había atendido 45 de las 52 entrevista solicitadas y que Miguel Ángel Gómez, el ya ex director deportivo, respondió 32 de 39. «De las 880 peticiones de entrevistas totales se ha atendido un 82%», apuntó Espinar, que aseguró también que el presidente, Ronaldo Nazário, ha estado este curso más que otras temporadas en Valladolid. Por otra parte, Espinar manifestó que el club está «satisfecho» con el pacto extrajudicial alcanzado con el futbolista Miguel de la Fuente tras su salida el pasado verano, aunque no desveló los términos del acuerdo entras las partes.

La campaña de abonados centró un tramo de la reunión: «Vamos a esperar a que haya certezas, no opiniones», apuntó el portavoz. «Queremos que haya público, pero ahora la sensación es que podría haber un 60% en el inicio y el 100% en Navidad», añadió David Espinar, que volvió a insistir en la dificultad para mantener la distancia en las gradas debido al poco espacio entre los asientos de Zorrilla. Los peñistas también preguntaron a Espinar por la falta de público la pasada campaña en los partidos del Promesas, en Segunda B. El portavoz explicó que no podían entrar más de 80 espectadores y que resultaba difícil determinar quién podía acudir y quién no. El filial no pudo jugar en Zorrilla (algo que habría solventado este escollo) ya que no se incluyó como estadio preferente al inicio de la campaña y no se llegó luego a un acuerdo con LaLiga, según detalló Espinar. Los peñistas insistieron que este año el club plantee de nuevo la posibilidad de que el filial juegue en Zorrilla, ante el interés que despierta la nueva Segunda B Pro.

El director del Gabinete de Presidencia se comprometió a lanzar el carné de simpatizante la próxima campaña de abonados, que será «llamativa y honesta». Además, el Real Valladolid trabaja en la idea de hacer «algo conjunto con el baloncesto» para los seguidores de ambos deportes. Los peñistas plantearon a Espinar un «descuento por fidelidad» para los abonados.

Las preguntas sobre la cantera llevaron al director del Gabinete de la Presidencia a asegurar que se trabaja para que niños vallisoletanos lleguen al primer equipo y defendió que el Real Valladolid tenga equipos en todas las categorías, a pesar de que haya otros clubes de la ciudad que se molesten por la superioridad blanquivioleta, con las consiguientes goleadas. Espinar señaló que el Real Valladolid tiene convenios con clubes de todas las provincias de Castilla y León, salvo Soria, para detectar a los jugadores con más proyección.

El portavoz blanquivioleta destacó que el Real Valladolid quiere integrarse más en la sociedad y que, aunque no hayan trascendido, el club sí que se ha movido en este aspecto durante la pandemia. Además, señaló que en las redes sociales se ha cambiado la forma de trabajar hacia otra enfocada al «desarrollo de negocio». Los peñistas demandaron más cercanía y que se tenga en cuenta a los abonados, más allá de la parte puramente empresarial de la entidad.

La inquietud por posibles cambios en el escudo fue respondida por Espinar: «No se toca a corto plazo», dijo, al tiempo que subrayó que «dentro de cinco años, y quizá diez, siga siendo el mismo». El director del Gabinete de Presidencia explicó que las encuestas a este respecto sirven para conocer la opinión de la hinchada, al igual que el color de las próximas camisetas. «Van a gustar», recalcó.

Sobre Sergio González, Espinar recordó que la decisión de mantenerlo hasta el final de temporada la tomó Ronaldo, aunque dentro del club se pidió su relevo. Además, indicó que el hecho de que no se haya despedido públicamente de los aficionados tras su destitución obedece a razones personales del entrenador.

La idea de crear un equipo femenino solo será posible desde la base, aunque la falta de campos de entrenamiento frena este proyecto. La falta de material histórico es también la causa de que resulte difícil crear un museo del Real Valladolid en este momento, según el director del Gabinete de la Presidencia. Los peñistas demandaron una 'fan zone' con más bares en el entorno y precios asequibles. Espinar se comprometió a estudiarlo.

Por último, el portavoz blanquivioleta subrayó que el Real Valladolid «no ha estado nunca tan preparado para afrontar un descenso» a Segunda, y apuntó que el club dispondrá del segundo o tercer presupuesto más alto de la categoría, «con el objetivo de apostarlo todo a lo deportivo».

Los peñistas se mostraron satisfechos, en líneas generales, con la reunión, aunque lamentaron que no acudiera Ronaldo Nazário, a pesar de que el presidente se encontraba en las oficinas de Zorrilla.