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Sergio observa a Javi Sánchez durante un entrenamiento del Real Valladolid. Alberto Mingueza
Cuestión de prioridades

Cuestión de prioridades

El autor evalúa la relación entre Sergio y la Dirección Deportiva del club comparándola con el caso de Marcelino en el Valencia

CARLOS PÉREZ

Valladolid

Jueves, 12 de septiembre 2019

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Escribo estas palabras con la sorpresa de la destitución de Marcelino en el Valencia. No seré yo el que defienda al asturiano que creo que debería estar inhabilitado desde que cometió aquella tropelía con el Villarreal contra su Sporting. Por mucho menos (de hecho por nada) ha estado Borja entre rejas. Así que no se trata de defender a Marcelino. Además dependiendo de un matiz, podría estar de acuerdo con el fondo. No por las formas y menos por el momento. Os explico por qué y qué tiene que ver eso con el Real Valladolid.

Creo que un entrenador es un empleado del club. No es que lo crea, es que lo es. El matiz del que hablaba antes es que como entrenador tiene una doble labor; una puramente deportiva donde debe obtener los mejores resultados posibles y otra en la que debe manejar el patrimonio de un club.

Parece ser que a Marcelino se lo cargan por no dar minutos ni a Ferrán Torres ni a Kang-in Lee y el Valencia cree que esos jugadores deben jugar porque son su patrimonio. A esa teoría le pongo dos pegas. La primera es que si Marcelino hace caso y las cosas van mal al que se van a cargar es al entrenador. La segunda, que es la vergonzosa, es que en este caso lo que buscan es cuidar el patrimonio no del Valencia sino el de Peter Lim.

El Real Valladolid quiere renovar a Sergio. Salvo que esa decisión sea de Ronaldo, creo que el orden debería ser renovar primero a Miguel Ángel Gómez y luego a Sergio. Y que Sergio sepa que habrá comunión entre él y el secretario técnico porque se entienden, se conocen y que sepa que los jugadores que le traiga Gómez serán apropiados a su modo de juego.

Igualmente Sergio debe saber que aunque prevalezca el aspecto deportivo, tiene en sus manos patrimonio del club. Sé que es difícil en una temporada en la que nunca has ganado por más de un gol hacer pruebas, pero la única crítica que yo le hago a Sergio es precisamente esa, que da la impresión de que, sin disimulo, si un jugador no le gusta no le pone. Da igual que sea una apuesta del club y que se haya pagado un dinero como en el caso de Joaquín. Ojo, que no digo que tenga que jugar por encima de los que lo hacen. Digo que la impresión es que solo juega cuando no queda más remedio. Por eso creo es primordial que el entrenador sepa que debe aceptar las 'sugerencias' de la Dirección Deportiva. Es más, creo que la Dirección Deportiva también tiene que saber que es su obligación vigilar por lo que ellos trabajan y creen que es el futuro del club.

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