Cuestión de detalles
El análisis ·
El autor achaca los errores que costaron los dos primeros goles a la falta de tensión, suspira porque la lesión de Olivas no recayera en Alende, y no se olvida de los penaltis no sancionadosjavier yepes
Viernes, 17 de julio 2020, 07:55
Que en el fútbol los detalles cambian la situación e incluso el devenir de los acontecimientos, es innegable. Para confirmarlo una vez más, solo hizo ... falta viajar ayer hasta Ipurua, vía televisión, y presenciar el partido. Sin embargo, en el fútbol esos detalles llevan nombre y en muchos casos son conocidos de antemano. Les hablo de aciertos y errores. Tras la conversación, al parecer sostenida, entre Sergio González y Javier Baraja se deducía que los jugadores del segundo equipo profesional del club ocuparían plaza de banquillo y posteriormente de participación directa en el partido.
Sin conocerse si la entidad tomaba o no partido, pero sí que delegaba en ambos como detalle de confianza absoluta, el acierto es claro… si no hay lesionados. Como afortunadamente no los hubo, pues acierto. Si lo de Olivas le sucede a Alende… pues error. Y grave.
De igual manera, y en sentido positivo, si lo aplicamos a Víctor García. Otra cosa bien diferente, y en clave de acierto total, es haber contado con esos futbolistas del segundo equipo cuando la primera plantilla los necesitaba realmente y se jugaba la permanencia. Ahí, la capacidad de suministrar jugadores, auténtica función del Promesas, manda.
No fue menor tampoco la cadena involuntaria de fallos posicionales, más por atención y falta de tensión que por otra cosa, a la hora de defender el córner que supuso el gol de Bigas y el del 'olímpico' de Pedro León que sacó magníficamente Caro cuando se colaba sin remisión.
Ni el error infantil de San Emeterio mandándole a su pierna mala, la zurda de un diestro, el balón al portero con el agravante de buscar portería. O sea, dos detalles con vitola de error y ¡dos goles en contra!
Con unos comienzos muy esperanzadores de dominio y buen juego, dos goles en contra absurdos voltean el partido. Pero ¡ojo! volvamos al detalle y valoremos como el penalti a Ünal, que ayer sí debió tirar, y que convirtió Guardiola a la segunda oportunidad, saca al equipo de la insulsa y absurda forma de acometerlo y le hace dominador total de la situación.
No seríamos justos si nos olvidásemos finalmente del relevante dato de los cuatro penaltis acaecidos en el transcurso del partido, y de los cuales, dos viajaron al limbo.
El que sufre Toni y el del tiro de Nacho, que golpea en el antebrazo del defensor armero. Ambos meridianos, si nos atenemos a lo que hoy se juzga como pena máxima. Del sancionado a Nacho no da impresión de tocar al jugador, prefiero abstenerme.
¡Se nos acaba la liga!
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