Los cuatro pecados de Diego Cocca
Los números, la pérdida del vestuario, la falta de identidad en el juego y dos decisiones técnicas controvertidas condenan al argentino
El problema del Real Valladolid no es solo de entrenador, una obviedad que no se niega ni en las oficinas, ni en el vestuario. «Es ... un cúmulo de circunstancias», se resume desde Zorrilla, aplazando ya a junio las valoraciones «más profundas» para no perjudicar «aún más» el ambiente que rodea al primer equipo. Sin embargo, y a sabiendas de que el entrenador es el primero que cae –por segunda vez esta temporada–, sí se entiende que Diego Cocca no pasó la prueba del Real Valladolid, y que su permanencia en el banquillo solo podía perjudicar más que ayudar y ya hablando de imagen y de los tres meses que restan de competición.
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Pérdida del vestuario, pese a la comunicación inicial y las charlas individuales
El técnico argentino llegó con la vitola de dialogante –lo ha sido–, pero como su predecesor no ha terminado de llegar a los jugadores. Su mensaje, su plan, no han sido claros, a juicio de los jugadores, que aún no saben qué es lo que quería el sudamericano, pese a esa planteamiento inicial de «trabajar conceptos básicos que estaban olvidados», parafraseando al propio entrenador. La bronca tras el partido con el Villarreal, la división existente y la falta de soluciones, una losa para el argentino.
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Sin identidad en el juego, sin capacidad para atacar ni defender
A día de hoy, un aficionado medio del Real Valladolid no sabe qué contestar a la pregunta, ¿a qué juega su equipo? Con Paulo Pezzolano, pese a su final, se sabía que tenía su planteamiento de no encajar goles y que era la base para intentar sumar puntos, tal y como se vio en los meses que llevaron al Pucela a ascender, con la figura del pivote defensivo; y dejar la parcela ofensiva para la inspiración de los jugadores de más calidad, sin capacidad para más. Está aún por dilucidar si por falta de calidad de la plantilla o por la propia forma de entender el fútbol por parte del técnico uruguayo. Sin embargo, con Cocca, a día de hoy, y tras ocho partidos, ni los jugadores saben si la idea era atacar –cómo hacerlo–, defender –cómo hacerlo– o la diferencia entre el bloque alto o bajo, como conceptos tan manidos estos días.
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Los números no se sostienen y la mala imagen termina por sentenciarle
Está clara que es la principal causa. Los números de Diego Cocca y su cuerpo técnico son de destitución en Valladolid, Sevilla, Santander o Vigo. Siete derrotas en ocho partidos y el equipo colista a ocho puntos de la salvación. No hacen falta muchos más argumentos para tomar la decisión del pasado lunes, aunque a ella se sume la paupérrima imagen del encuentro ante el Sevilla FC en casa y ante una masa social que es el actual pilar más importante del club.
Lo de Luis Pérez y Antonio Candela, a vueltas con el lateral
En el Real Valladolid se sabe que Luis Pérez ha salido en muchas de las peores fotos defensivas de la temporada. La idea inicial de la dirección deportiva era reforzar el lateral derecho para sacar a Pérez de ahí, con el que no se cuenta y que se marchará en junnio, y más con el conflicto abierto con la grada. El puesto estaba destinado para Lucas Rosa... Aún así, no se ha entendido que Antonio Candela no haya sido el lateral derecho desde su llegada y Aznou estuviese en la izquierda desde el minuto 1. El experimento del doble lateral, con Pérez y Candela por la derecha; o colocar al italiano por la izquierda ante el Sevilla –retratado en los dos primeros goles– le ha restado credibilidad.
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