Entre la calculadora y el laboratorio
Partido de vuelta ·
El autor analiza las claves que deja la temporada y pone en valor la precisión milimétrica de la planificación diseñada por Sergio GonzálezSergio es un concienzudo científico que cada verano se encierra en su laboratorio y comienza a construir la fórmula mágica para obrar el milagro al ... final del curso. El técnico desbroza el mostrador, elimina los restos de éxito ya caducado, abrillanta los instrumentos que tiene a mano, recoge las virtudes de sus futbolistas y va rellenando los tubos de ensayo para construir una nueva hoja de ruta hacia la permanencia. Su tarea no es sencilla, porque no actúa precisamente en una gran multinacional, sino que lo hace en una empresa pequeña, casi familiar, donde los recursos siempre son limitados. Por eso, no produce en serie ni de forma mecanizada, sino que fabrica temporadas de autor, con un ADN muy marcado. Un producto con sello propio en el que prima la ligazón de los ingredientes, de forma coral, por encima del destello individual de cada componente de la receta. Esto, unido al carácter calculador del técnico (primero el cero y luego el uno) hace que a veces el fútbol sea más de barro y trinchera que de salón. El resultado siempre por encima del artificio.
Publicidad
En el curso recién abrochado, el entrenador blanquivioleta ha basado su pócima en la evolución de los elementos químicos que ya protagonizaron la temporada pretérita, antes que apostar por los nuevos ingredientes que el club le metió en la probeta para buscar un futuro mejor. Los resultados le han vuelto a dar la razón. Con una precisión milimétrica, Sergio ha calculado cada uno de sus movimientos para exprimir al máximo a sus futbolistas y edificar un vestuario con la mentalidad combativa como identidad inquebrantable. Sobre el esfuerzo colectivo se cincela la armonía grupal que ha convertido este año al Real Valladolid en un rival áspero, donde la solidaridad de todas sus unidades gobierna sus credenciales. Esto explica que jugadores como Ben Arfa o Sandro no encajen del todo en el ecosistema.
Esta temporada, además, ha demostrado en algunos partidos que también sabe defender con balón, la presión alta y velocidad en el despliegue. Su peor versión ha llegado cuando ha confundido la contención con la acumulación de futbolistas en el balcón de su área. En estos casos, la fortaleza del grupo se diluye y el fútbol desaparece a pelotazos.
La temporada ha tenido tres puntos de inflexión.El primero llegó hasta el confinamiento. En ese tramo, el Pucela se mostró sólido, con más eficacia que brillo, pero con el núcleo bien cosido para afrontar el reto de conseguir la permanencia. El segundo tuvo su origen en la resurrección de LaLiga. Leganés marcó un antes y un después. De haber perdido, la pipeta de Sergio podría haber terminado hecha añicos. Por suerte, el triunfo consolidó la fórmula mágica. El tercero y definitivo se ha escenificado en el maratón de partidos que han sellado la vacuna contra el descenso. Y en este tramo, Sergio ha conseguido estabilizar el rumbo y fabricar nuevos ingredientes como Kike, Javi Sánchez o Víctor, que le servirán de ayuda cuando en las próximas semanas vuelva a su laboratorio para buscar la combinación del éxito del próximo ejercicio.
Publicidad
A pesar de los 'haters', Sergio y su equipo han demostrado que su prospecto sigue vigente.
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión