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Antoñito, recién rapado, posa en la entrada de su casa. El Norte
Coronavirus: Antoñito, jugador del Real Valladolid: «No he llegado todavía a aburrirme, salvo los lunes que no los soporto»

Antoñito, jugador del Real Valladolid: «Si salgo a correr el sábado será a las siete de la mañana»

El jugador andaluz reconoce que no echa de menos la Feria de Abril, sí una terraza amplia para no tener que mover el sofá para entrenar

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Miércoles, 29 de abril 2020, 07:04

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De no haber nacido futbolista ahora mismo su confinamiento le alejaría 650 kilómetros de Villa del Prado, el barrio donde reside en Valladolid. No se entiende de otro modo que un sevillano de pura cepa, de Herrera –«a secas, matiza»–, se encuentre lejos de casa en la semana de la Feria de Abril. «Estaría en el pueblo, mi abuelo compró en su día dos-tres casas juntas en el pueblo y tenemos un patio amplio para juntarnos todos». Por eso Antonio Jesús Regal, Antoñito allí y también aquí, solo ha echado en falta una pequeña terraza en todas estas semanas. No por montar su pequeña caseta, como han hecho sus paisanos en estos días, sino por disponer de más espacio para organizar su día a día. «Soy un tío muy casero y tampoco estaría de feria ahora, no soy un fanático de la feria, de hecho no tenía programada ninguna escapada. Quizás por eso lo estoy llevando bien, me gusta hacer cosas en casa y no he llegado al punto de aburrirme», reconoce el comodín de la banda derecha del Real Valladolid, que si algo no soporta en este encierro son los lunes. «No me digas por qué pero los llevo mal. Igual es porque tengo un grupo de amigos con los que compartimos videoconferencia todos los domingos a la hora del vermú, se alargan bastante, y se llevan mejor. Las noches de los sábados hacen lo mismo –él no, matiza–, y les dan las seis de la mañana».

Para estas escapadas virtuales y también para la hora del vermú, la terraza sumaría lo suyo. Como resultaría de ayuda también para completar la preparación física que requiere un futbolista. Antoñito no se llama Leo, ni siquiera Sergi Roberto, y tampoco vive en La Moraleja, y como la gran mayoría de españoles ha tenido que mover el sofá de casa para entrenar. Su gimnasio es el salón. «Me compré hace tiempo una cinta de correr y como comemos en la cocina allí que la he colocado. Los vecinos de abajo tienen que estar contentos, eso sí», se lamenta con la típica sorna que gastan los andaluces. Entre cuadro y cuadro también se asoma una bici estática y un montón de material deportivo que le acompañan cada mañana para hacer frente al plan semanal que le llega desde el club. «Luego por las tardes también las tengo ocupadas con algunos ejercicios que me manda un amigo que es preparador físico», apunta.

«Es más respeto pero no al vestuario, es más a salir fuera, a las concentraciones en hoteles»

Entrenamientos orientados a un hipotético regreso del fútbol a Zorrilla que depende en primera instancia de los test a los futbolistas. Antoñito comulga de principio a fin con la postura tomada por el Real Valladolid. «Veo bien que nos toque esperar hasta Sanidad no nos dé el ok. La gente de primera línea, como son los sanitarios, deben tener primero sus test. No lo veo ético», subraya, puntualizando que más que miedo lo que impone el regreso a la competición es respeto. «Del vestuario no tengo miedo, no hay ningún guarrillo. Sí que es verdad que durante el año sí cogemos alguna gripe por los que tienen niños, pero ahora vamos a estar muy controlados y lo que no gusta tanto es salir fuera. Las concentraciones en los hoteles. Por lo demás, no creo que el fútbol vaya a cambiar mucho como se está diciendo. Habrá cierto miedo dos o tres meses pero el defensa va a seguir pegándose con el delantero», asegura el jugador andaluz, que no se ve jugando, ni siquiera entrenando, con mascarilla. «He visto que algún club ya lo planteaba pero lo que creo es que queremos hacer las cosas muy rápido».

«Va a ser lo más complicado. ¡Hasta a mí me pareció un tostón el Juve-Inter sin público!»

Sí reconoce Antoñito que el jugador tendrá que «prepararse psicológicamente» a todo lo que se le viene encima, no tanto por el protocolo que deberán cumplir, que también, sino por situaciones añadidas como partidos cada poco tiempo y sin descanso y encuentros a puerta cerrada. «Lo de jugar sin público va a ser lo más complicado, es la farsa del fútbol. Hay jugadores, de hecho, que se motivan más cuando juegan fuera de casa y para el aficionado no es lo mismo. ¡Hasta yo cuando estaba viendo el Juve-Inter hace mes y medio me dije que vaya tostón!», lamenta. Para el jugador blanquivioleta con 3-4 semanas será suficiente para alcanzar un buen tono físico, independientemente del riesgo que asumirá el futbolista por tener que jugar sin el reposo suficiente. De momento se está pensando si saldrá a correr el próximo sabado. «Si salgo a correr será a las siete de la mañana», apunta, temeroso de que la medida provoque imágenes como la del último domingo con la salida de los menores de 14 años.

Una sociedad mejor

Que el balón empiece a rodar ayudará a la legión de aficionados que tiene el fútbol a olvidarse del virus, en un nuevo escenario que abre ahora el debate de si nos mejorará como sociedad. Antoñito también se lo ha planteado. «Ojalá seamos mejores personas aunque no lo veo muy claro porque las minorías siempre van a tapar al resto. ¡Y si no, mira cuando chiflan veinte en un estadio cómo se les escucha!», señala. Los pitidos, otro de los ingredientes que también perderá la salsa del fútbol, y que hasta los propios jugadores echan de menos ahora que se van a cumplir dos meses sin saltar a un terreno de juego.

Antoñito, que nació futbolista, cambiaría seguro su actual situación por jugar cada tres días. Tiempo tendrá después de recordar con sus amigos en Herrera, en la terraza, aquel gol que le hizo al Betis en el Benito Villamarín. En el pueblo, donde su abuelo seguro cumplirá 95 ferias de abril el próximo año.

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