
Negarán las cenizas del Real Valladolid
Opinión ·
«La condescendencia y la complacencia frenan el desarrollo, tanto de un hijo como de un club de fútbol»Alberto Cuesta
Lunes, 3 de marzo 2025, 12:51
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«La condescendencia y la complacencia frenan el desarrollo, tanto de un hijo como de un club de fútbol»Alberto Cuesta
Lunes, 3 de marzo 2025, 12:51
El Real Valladolid es como una casa en llamas a la que no dejan de arrojarle gasolina y que tarde o temprano, si las cosas ... no cambian, acabará reducida a cenizas. Después de todo lo sucedido en el partido contra Las Palmas, el incendio está fuera de control.
A los problemas de plantilla y de gestión del club hay que sumar una división en la grada, ahora más evidente que nunca. No seré hipócrita disfrazándome de digno o mostrándome equidistante ante una situación en la que he participado activamente. Sí, he criticado a aquellos aficionados cuyo comportamiento permanece inalterado pese a estar viviendo la peor temporada del club en Primera y siguen aplaudiendo con la venda puesta en los ojos para no ver la gravedad del asunto. Lo he hecho, lo hago y lo seguiré haciendo porque no entiendo cuál es el beneficio de vivir de espaldas al problema o actuar como si no pasara nada.
Con una temporada como la que estamos viviendo y el desgaste acumulado por la nefasta dirección de Ronaldo todos estos años, no llego a comprender cómo alguien está más dispuesto a pitar, señalar o posicionarse contra la parte crítica de la afición (que no solo es el reducto del fondo de animación que organizó las protestas) que contra los jugadores que arrastran la camiseta sistemáticamente, contra la directiva, incapaz siquiera de dar la cara, o contra el dueño que quiso cargarse el escudo y pisotea día tras día la historia del club. ¿Cuántos descensos más hacen falta para alzar la voz? ¿Cuántos récords negativos históricos se deben batir para mostrar sentido crítico de una vez? ¿Qué tiene que pasar para considerar verdaderamente grave la situación?
Álvaro Rubio comparó al Real Valladolid con un hijo y dijo que, aunque haga las cosas mal, hay que estar con él. Y tiene razón. Por eso a los aficionados, por muchas diferencias que tengamos, nos une el amor al Pucela. Sin embargo, un hijo, además de apoyo, necesita exigencia. Sin ella, no se puede alcanzar el máximo nivel y sin el máximo nivel no se puede competir. La condescendencia y la complacencia frenan el desarrollo, tanto de un hijo como de un club de fútbol.
Ojalá nunca llegue el día, pero tengo claro que si las llamas acaban arrasando al Real Valladolid, serán muchos los que, con los ojos cerrados y una cerilla en la mano, negarán las cenizas.
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