No nos lo pone fácil el Real Valladolid. La situación actual debería empezar a considerarse como una forma legítima de tortura. La derrota contra el ... Sporting de Gijón en Zorrilla duele, pero no es nada comparado con la agotadora sensación de que cada día estamos un poco peor que el anterior. No puedo evitar pensar que estamos viviendo una y otra vez la misma temporada. No por los resultados ni por la clasificación, sino por el desarrollo. Da igual que acabe en ascenso o en descenso. Incluso con desenlaces tan diferentes los patrones parecen repetirse. Como si fuera un videojuego con finales alternativos, pero cuya historia se desarrolla siempre de la misma manera.
Publicidad
Con el inicio de temporada, uno comete el error de ilusionarse. El mercado de fichajes en verano genera dudas, pero el equipo comienza de manera positiva. Según avanza la temporada, vamos pegando petardazos, tirando partidos a la basura como si sobraran y repartiendo felicidad allá donde jugamos. Futbolistas desconectados, poco comprometidos, sobrevalorados y sobrepagados que no dan el nivel. Entrenadores cuyo trabajo es cuestionable, que se obcecan con una idea hasta rozar la obsesión, que esperan a que todo cambie sin cambiar nada y cuya incidencia en los partidos es menor que mi conocimiento sobre el campo de la aeronáutica. Una dirección deportiva cuyas acciones más destacadas se dan en ruedas de prensa o entrevistas y una propiedad cuya gestión es opaca y que no le dice la verdad ni al médico. ¿De qué temporada estoy hablando?
Sigo pensando que esta es una temporada de transición y que el ascenso no es una posibilidad real. Sirva como dato que en los dos últimos ascensos se perdieron, sucesivamente, diecisiete y dieciséis puntos en Zorrilla, y esta campaña, solo en seis partidos ya hemos perdido diez. La única duda que tengo es en qué puesto, entre el noveno y el duodécimo, acabaremos en la clasificación. De hecho, creo que es necesaria una reconstrucción real y completa, y si para eso debemos sacrificar esta temporada, bienvenido sea. Mi problema no es ese, sino la imagen del equipo y la preocupación por la sensación de desapego e indiferencia que se palpa esta temporada en el ambiente y la ya casi inherente tristeza que envuelve a este club. Ser aficionado del Real Valladolid este siglo es una desgracia. Ser un aficionado que solo ha conocido al Real Valladolid en este siglo es una tragedia.
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión