Engañabobos
«Cuando a Luis Pérez, con antecedentes de faltas de respeto, se le permite lanzar un mensaje contra parte de la afición sin que ello le suponga castigo o sanción, queda claro que la deriva es imparable»
Alberto Cuesta
Lunes, 10 de febrero 2025, 17:41
El objetivo del Real Valladolid esta temporada no ha sido nunca la permanencia, sino el descenso a Segunda División. Al menos, esa es la sensación ... que tengo al descubrir los pasos que se van dando y que nos conducen irremediablemente al pozo. ¿Qué sentido tiene desprenderse de tus mejores jugadores en un mercado de fichajes al que se llega con tantas urgencias y necesidades? ¿Qué otro club sería capaz de hacer una gestión tan nefasta de sus recursos y activos, debilitando todavía más al peor equipo de la Liga y al peor Real Valladolid de la historia de Primera?
Nada en este club tiene sentido desde hace mucho tiempo, y hasta el mínimo atisbo de sentido común que aparece acaba deshaciéndose como un azucarillo. El último ejemplo es un Diego Cocca que en muy poco tiempo se había ganado un respeto que en Vallecas, de un plumazo, perdió por completo. Futbolísticamente, no se me ocurre peor decisión que poner a Luis Pérez de extremo, pero aceptaremos pulpo como animal de compañía. Sin embargo, darle minutos a Darwin Machis, con el contexto que rodea a este jugador, es directamente un insulto y una falta de respeto al aficionado y a la institución. Por no hablar de la frase tras el partido en la que dijo que un empate a cero habría servido para que el equipo cogiera confianza, demostrando así que la victoria no fue planteada en ningún momento, que no comprende la situación del equipo y que ya se ha contagiado del conformismo y falta de exigencia que gobiernan el vestuario del Real Valladolid.
De todas formas, ¿qué más da? Cuando a un jugador como Luis Pérez (que camina firme hacia su tercer descenso consecutivo y que, siendo titular en las dos peores temporadas en Primera del Pucela, es objetivamente uno de los peores laterales de la historia del club), con antecedentes interminables de faltas de respeto, insultos y ofensas hacia la afición, incapaz de hacer autocrítica siendo uno de los capitanes tras otro mal partido en una temporada bochornosa, se le permite lanzar un mensaje contra parte de la afición en un encuentro, además, disputado fuera de casa, sin que ello le suponga ningún castigo o sanción, queda claro que el interés en cambiar la situación es inexistente y que la deriva es imparable. Ya no es que no engañen a nadie, es que ya ni se molestan en hacerlo.
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