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Las terrazas se imponen ante la opción de comer en el interior de los restaurantes en Palencia
El servicio en el exterior, tras avanzar a la fase 2, deja en anecdótica la posibilidad de acceder a los locales
Si fuera un combate de boxeo, las terrazas hubieran ganado este lunes el enfrentamiento a los puntos a los comedores de los restaurantes. No era cuestión de golpear y saber encajar puñetazos, sino de amoldarse a lo que un servicio de restauración ofrece en junio. Si hay algún rayo de sol, las sillas y las mesas del exterior iban a vencer. La fórmula ya está inventada, por mucho que hoy la provincia consumiera una etapa de su particular desescalada y accediera a la fase 2. A pesar de todo, muchos nostálgicos apostaron por la tranquilidad que ofrecen cuatro paredes bien cerradas y no estar pendiente de si se vuela la servilleta (todas de papel) o de si ahora tengo calor y luego frío. Situaciones, estas últimas, también de junio.
Sea como fuere, los restaurantes abrieron este lunes sus comedores al 40% del aforo y, aunque la terraza siguió predominando, se añoraba el servicio de interior. Eso propició que muchos negocios de restauración reflejaran una ocupación del 100% permitido con cuatro mesas, además de arrojar una sensación espaciosa dentro de los locales. A todo esto se sumó que era lunes, y muchos establecimientos disfrutaban del descanso semanal ese día. Tal vez el fin de semana sea un mejor termómetro.
En Don Jamón, todas las mesas del local estaban ocupadas. En un extremo se encontraban Manolo, Tita, Isabel y Casto apurando su primera comida «sin miedo, pero con algo de respeto», y en el centro José Luis y Ana habían venido desde Osorno para pasar la jornada con su hija Raquel, embarazada de ocho meses. Le queda alrededor de un mes para alumbrar a su hijo y este lunes se reunieron para seguir disfrutando de un pequeño respiro de normalidad.
Fuera, en la terraza, a diferencia de lo que se vislumbraba la semana pasada, reinaba la tranquilidad. «Los días de la fase 1 parecían San Antolín», apuntaban los camareros sobre las 15:00 horas, mientras servían los cafés de la comida. Este lunes fue una jornada más ligera, como sucedía en El Chaval de Lorenzo, donde los comensales que tenían eran atendidos desde la terraza. «No se ha notado el cambio de fase. Seguramente el fin de semana, veamos otra imagen. Al igual que el día que se pueda cambiar de provincias, que vendrán más trabajadores de fuera», detalla el propietario, José Antonio León, que se replantea haber abierto. «Estoy muy decepcionado. A veces me siento como un delincuente al tener que estar controlando la terrazas y las continuas visitas de los policías», apunta el empresario, que ya ha rescatado a ocho de sus nueves trabajadores del ERTE.
Donde sí se notará un cambio en la hostelería será cuando se puedan utilizar las barras de los bares. Estaban todas prácticamente precintadas, como si de un parque infantil se tratara. Uno casi no se podía acercar ni a por un azucarillo, ya que la fase 2 aún no permite entablar conversación con el brazo apoyado y disfrutar de la lectura del periódico o de un café. «En otras ciudades no sé cómo será, pero en Palencia gusta la barra y hasta que no se puedan utilizar, no se verá un mayor avance», añade León.
A escasos metros de El Chaval de Lorenzo, en el Stella, se inmortaliza una instantánea similar. Terraza más poblada y con dos mesas ocupadas en su interior. ¿El motivo? La terraza cubierta, al igual que el restaurante de José Antonio León, desprende tranquilidad por si la lluvia hace acto de presencia. En el exterior, la hora del vermú se entremezcla con unas chapatas en plan aperitivo para reponer fuerzas en el inicio de la semana. En el local, tan solo dos mesas ocupadas esperan para ser atendidas. Entre ellas, una familia, que disfruta de la primera comida fuera de su hogar. Era el momento de cambiar de aires.
Con la misma excusa salieron a comer María Gracia y Laurencio Cotalán. Llevan ya un año en Palencia y querían recuperar parte de su normalidad degustando uno de los arroces de la Cervecería Basi. «Teníamos muchas ganas de salir de casa. Realmente se agradece mucho», incide la pareja. En el mismo establecimiento, comparten mesas con varias comensales. En la terraza cubierta y exterior se vislumbra la tónica habitual del resto de la competencia gastronómica de la ciudad. «Hoy se está viendo un poco lo de todos los días. Lo bueno que ofrece el interior es la temperatura en días con menos grados. La gente tenía ganas de salir y se ha visto desde el primer día que hemos vuelto a abrir. Con las terrazas hemos tenido un buen arranque», manifiesta el encargado del local, Pedro Francisco Martín.
Un lunes que sirvió en Palencia para recuperar estampas de antes de marzo, aunque en está ocasión con algo más de respeto al entrar en espacios cerrados. Aún así la covid-19 no se colaba en las conversaciones. Misma situación que se veía en los restaurantes del polígono industrial de San Antolín de la capital. Allí, la fase 1 trajo novedades difíciles de disipar con el aterrizaje de la segunda etapa. «Nosotros no solíamos dar comidas en la terraza del establecimiento, pero empezamos con la fase 1 y hoy, como se está viendo no se han variado los hábitos. De hecho ahora en el interior no hay nada. Veremos si la gente se acostumbra a comer en la calle, porque a nosotros no nos importa», resalta el propietario de Los Blancos, Luis Blanco, que lo acusa al «posible miedo al interior de los locales». Hasta Los Blancos empiezan a llegar los trabajadores, que tras unos momentos de duda, deciden comer fuera, a pesar de que a la sombra se nota un poco de 'fresquete', mientras que al sol, su fuerza de junio es patente. Un rápido menú, junto con un café, obliga a los empleados a volver al trabajo. El pulso entre las empresas palentinas ya se había recuperado en el polígono industrial y las furgonetas, camiones y coches se podían ver por encima de las aceras y sin parar.