Solo dos comercios de Palencia aceptan el reto de abrir en las Candelas
Los dos empresarios entienden que deben adaptar sus horarios de apertura a las nuevas demandas y necesidades de los clientes
Ha sido un intento de llamar la atención. De momento, no ha sido más que eso, pero puede que para el próximo año se anime ... alguno más y poco a poco lo vayamos consiguiendo», explicaba Ángel Iglesias, propietario de la Librería Iglesias de la Calle Mayor, y uno de los dos comerciantes que ayer dieron el paso de abrir sus tiendas, a pesar de tratarse de una jornada festiva, en la que tradicionalmente el comercio local ha permanecido cerrado.
«Todos sabemos que el día de las Candelas ha sido siempre el día de los palentinos en Valladolid y tendremos que cambiar esa tendencia. El comercio ya no es el que marca los horarios de los clientes, ahora son ellos los que deciden dónde compran y cuándo compran y si no nos adaptamos, pues terminaremos desapareciendo», explica Domiciano Curiel, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) de Castilla y León y uno de los dos comerciantes de la Calle Mayor que abrió su tienda el día de las Candelas.
«Fue algo que estuvimos hablando hace algunas semanas, y la verdad es que no muchos estaban por la labor, pero yo pensé que se animaría alguno más. Ha habido alguna otra tienda que ha abierto a primera hora, pero se ha rendido pronto, porque no entraba nadie. Pero realmente no se trata de eso. Lo que hemos intentando es ofrecer a los palentinos la posibilidad de comprar en su ciudad, que vean que no tienen que irse fuera, si no quieren. Los festivos pueden ser muy buenos días para comprar. Mira cómo está la calle, toda llena de gente, por qué no van comprar. Pero si las tiendas están cerradas, pues desde luego, si pueden, se irán fuera», explicaba el propietario de Curiel y Zuchi.
«Como no hagamos nada, nos vamos a quedar en nada. Este ha sido algún paso. Los compañeros nos han visto y puede que algunos se anime para otros años. Pero es un esfuerzo que tenemos que hacer nosotros», explicaba Ángel Iglesias, que había organizado cuentacuentos ante las puertas de su librería y se había ganado la atención de los viandantes.
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