Borrar
Siete años sin María

Siete años sin María

La investigación sobre la mujer de 95 años que desapareció cuando paseaba por la acera de la residencia de Villada en que vivía sigue encallada

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Jueves, 1 de enero 1970

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Se cumplieron ayer justo siete años de su desaparición, y su paradero continúa siendo todo un misterio. El 22 de octubre del año 2011 se perdía el rastro en Villada de María López Mosquera, la mujer de 95 años que aquella tarde salió a dar un paseo por la acera de la residencia de mayores Casado del Alisal de la localidad, donde vivía, y no regresó. La pregunta sigue flotando el aire. ¿Dónde está María? ¿Qué le pasó aquel día en que desapareció? Nadie lo sabe. Tampoco la Guardia Civil, que en estos siete años ha movilizado sin éxito patrullas, helicópteros, buzos y perros. Vecinos, cazadores de la zona, voluntarios... Nadie se ha quedado cruzado de brazos en estos años en el municipio, durante largo tiempo todos colaboraron en su búsqueda. Pero la investigación de la Benemérita sigue encallada, sin nuevas pistas que consigan avanzar en las pesquisas.

La Guardia Civil mantiene como tesis más probable que María esté en la zona en la que desapareció, en ese radio de distancia que su movilidad reducida le permitiese andar, con su bastón como apoyo. Oculta a los ojos, a pesar de que se haya rastreado ese terreno palmo a palmo, convertida ya en restos humanos. Pero ninguna hipótesis se descarta, y el trabajo de la Guardia Civil no se ha detenido. Ha habido batidas y continuará habiéndolas, pues el instituto armado no cerrará nunca la investigación hasta que no se haya esclarecido el caso. Si aparecieran restos dentro de 40 años y el ADN correspondiera con el de la persona desaparecida, se reactivaría, pero ahora mismo no hay por donde tirar, a no ser que aparezca algo», se señala desde la Comandancia de la Guardia Civil.

«María López era una persona muy educada en el trato, que se dedicaba a sus cosas y que tenía una vida muy monótona. Con dos o tres personas tenía más relación, pero una relación muy obligada, de mesa en el comedor o de paseo, pero nada más, era muy independiente. Ella no podía andar dos kilómetros, pero iba a la plaza a hacer sus cosas como todo el mundo, a por sus revistas... Le gustaba estar mucho en su habitación», incidía meses después de su desaparición María Jesús Calleja, una trabajadora social de la residencia de mayores Casado del Alisal. Nada extraño en el día a día de cualquier persona mayor, lo cual hace más rara aún su desaparición.

Afección sobrevenida, desorientación y accidente, rapto, atropello, robo... «Trabajamos en todas las hipótesis y en ninguna en concreto, tanto en que se trate de una desaparición voluntaria, como involuntaria», se limitan a apuntar desde la Guardia Civil, que ha buscado en los sitios más remotos, que ha empleado todos los medios y que continúa sin pistas.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios