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Javier García Escudero, en el monumento a la Semana Santa. A. Quintero
«La Semana Santa de Palencia es una ilusión creciente»

«La Semana Santa de Palencia es una ilusión creciente»

El periodista Javier García Escudero pronuncia este viernes, 16 de marzo, el pregón de la semana de Pasión

fernando caballero

Palencia

Jueves, 15 de marzo 2018, 22:23

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El periodista Javier García Escudero, palentino de Lantadilla, leerá este viernes, 16 de marzo, el pregón de la Semana Santa (iglesia de Nuestra Señora de la Calle, 20:30 horas). Después de 35 años viviendo esta celebración a pie de calle, García Escudero ha profundizado en ella para anunciar el ciclo procesional palentino, en un texto que, como anuncia en esta entrevista, no será histórico ni autobiográfico, sino un homenaje a los cofrades y a la ciudad de Palencia. Tras cursar el Bachillerato en La Salle de Palencia, marchó a Madrid para estudiar la carrera de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense. Aunque sus primeras colaboraciones se publicaron en la agencia de noticias Efe y en Diario 16, en 1983 regresa a la capital palentina para integrarse en el primer equipo de redactores del desaparecido periódico Noticias de Palencia. En 1985 ingresa en la plantilla de El Norte de Castilla, decano de la prensa española, en la que ha permanecido hasta el pasado 2017 ocupando distintos puestos, siendo delegado del periódico en Palencia entre 1988 y 2016. Periodista arraigado en el terreno que pisa, logró que El Norte de Castilla se convirtiera en un referente informativo ineludible para los palentinos.

–Sus primeros recuerdos de la vivencia de la Semana Santa serán de Lantadilla. ¿Cómo son esos recuerdos?

–Mis recuerdos infantiles de la Semana Santa de Lantadilla son muy bonitos, porque en la infancia todo es bonito, pero visto con las perspectiva del tiempo y una vez que conozco la Semana Santa de Palencia o de otras ciudades, aquellos son realmente simples, en un pueblo donde se sacaban pocas imágenes. Sí se decoraba el monumento y acudía yo con mis padres aquellos días a la iglesia, pero no alcanzaba ni la magnitud ni la trascendencia que para mí ha tenido en estos últimos años.

–Usted ha vivido la Semana Santa de Palencia como periodista desde mediados de los años ochenta. ¿Cómo ha ido viendo la evolución que ha experimentado estos años?

–La Semana Santa de Palencia es una ilusión creciente, una ilusión pujante. He podido ver cómo a lo largo de mi profesión de periodista la Semana Santa de Palencia ha crecido y cómo cada vez se vive no solo con el entusiasmo de la fe que tienen los cofrades, sino también que forma ya parte insustituible de la ciudad. Ha mejorado, indudablemente: se han incorporado nuevas tallas, ha sabido conservar la tradición, pero también ha sabido ir adaptándose, y todo eso ha motivado no solo que haya sido declarada fiesta de interés turístico internacional, sino también que sea más conocida y reconocida fuera de nuestro ámbito puramente provincial.

–¡Y todo ello en los últimos treinta años!

–He podido ver en estos años cómo la Semana Santa ha evolucionado también en la propia convicción de los cofrades y de los creyentes de que Palencia tiene una buena Semana Santa. No sé si es mejor o peor que otras, pero es la nuestra y como tal los cofrades, aparte de exteriorizar su fe en las calles y mostrar lo que para ellos es la pasión, muerte y resurrección de Cristo, que es la base de sus principios, sienten ese orgullo por nuestra Semana Santa. Así la deben defender y así lo vienen haciendo con la ayuda de las instituciones en los últimos años.

–¿Y cómo se ve la Semana Santa como periodista?

–Se vive, evidentemente con un sentido de atenderla informativamente, de darle en el periódico, en mi caso, la importancia que tiene. Yo ahora siento una sensación extraña, porque he estado durante 35 años siguiendo la Semana Santa de Palencia a pie de calle, pero no de una manera protagónica, como en estos momentos, donde me siento entrevistado y siento que estoy viviendo la Semana Santa de otra manera, más inmerso en ella, no tan ajena como antes, cuando como periodista no existías y te tienes que limitar a informar. Ahora, con este encargo que me ha hecho la Hermandad de Cofradías, formo parte activa de esta Semana Santa.

–¿Cómo se debe informar de la Semana Santa?

–La Semana Santa se debe informar con verdad. Si en alguna ocasión se ha hecho alguna crítica en los medios de comunicación, o desde El Norte de Castilla, al funcionamiento de las procesiones o a algunas rivalidades que ha podido haber entre cofradías, lo hemos hecho siempre con la verdad y con el afán de un sentido crítico, para que la Semana Santa mejore, que los cofrades sean conscientes de que las cosas pueden hacerse mejor, y como tal la Hermandad de Cofradías y el conjunto de cofradías así lo han entendido, y prueba de ello es que ahora la Semana Santa está mucho mejor organizada y es más importante de cara al exterior.

–¿Un periodista que hable de la Semana Santa tiene que tener un perfil determinado?

–Para abordar la Semana Santa, como para todo, conviene, en la medida que sea posible, aunque sé que en el periodismo local es difícil porque tenemos que atender muchas informaciones, tener una cierta especialización: conocer, cuando menos, la vida interna de las cofradías, las imágenes, saber qué diferencias puede haber de un año a otro..., en definitiva, estar documentado para poder luego abordar con verdad, no solo con sentimiento sino con verdad informativa, lo que va a acontecer durante esos días.

–¿Hasta dónde puede llegar ese sentimiento en la información? ¿Hasta el apasionamiento?

–Se puede conjugar información y cierta dosis de subjetividad, con pasión. A la hora de escribir el pregón me he dejado llevar por la ciudad. Me he puesto en manos de la ciudad y ha sido la ciudad la que me ha conducido por su Semana Santa y por sus rincones. Esa pasión que yo he tratado impregnar en el pregón es la que también creo que se puede tener para afrontar las informaciones que se escriben sobre la Semana Santa. Una mezcla de veracidad y de pasión no tiene por qué romper los límites del periodismo, sino que incluso puede hacer que las piezas informativas sean más literarias y más agradables de leer sin faltar nunca a la verdad.

–¿Qué sobra a la Semana Santa de Palencia?

–Sinceramente, creo que a la Semana Santa de Palencia no le sobra nada. En los últimos años se ha hecho un esfuerzo importante porque esté bien organizada, por incorporar nuevos pasos, por hacerla más esplendorosa, por hacer que sin faltar a la esencia, que es la manifestación externa de la fe de los creyentes, sea también más vistosa para esa gente que se apila a lo largo de las aceras y de las calles para contemplarla.

–¿Y qué le falta?

–Que sea más visible durante todo el año, que esta Semana Santa tan magnífica que tenemos pueda hacerse patente durante el resto del año, y en este sentido aportaré alguna idea en el pregón.

–¿Cree que es viable la creación del museo o centro de interpretación de la Semana Santa?

–Por supuesto que cualquier proyecto que quiera acometer la Hermandad de Cofradías resulta viable. Lo único que tiene que tener es sentido de unidad, ganas de colaborar todos unidos y tratar de sacar adelante el proyecto que se decida acometer.

–¿Tiene usted devoción especial por alguna imagen o momento del ciclo procesional?

–Me gusta el conjunto de la Semana Santa de Palencia, pero especialmente el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección. Me gusta ir de la alegría a la alegría, de La Borriquilla, que es un paso muy popular –aunque no el mejor artísticamente de los que tenemos–, lleno de luz con el batir de las palmas y la alegría de los niños, al Domingo de Resurrección. Por el medio ha acontecido todo y se vuelve a la luz, a la esperanza, a la alegría, a Cristo resucitado y por tanto a tener la sensación de que la vida ha triunfado y que la alegría de vivir está ahí patente.

–¿La Semana Santa se vive como se debe vivir esta celebración?

–La Semana Santa de Palencia cada uno la vive como considera en función de sus creencias. Aparte de la manifestación externa de cada cofrade cuando participa en alguna procesión, luego, obviamente, lo hará de una manera más hacia dentro en sus capillas, en sus liturgias, en sus oficios. Para el resto, para aquella gente que no sea tan creyente o que la fe no signifique algo importante, acude a la calle no solo por la vistosidad de los pasos y de las procesiones, sino también porque, en definitiva, el mensaje de la Semana Santa implícito es la alegría de vivir, el triunfo de la vida, y eso sirve tanto para aquellos que creen en Cristo Resucitado como a aquellos que simplemente creen que vivir es lo más importante que hay.

–¿La dimensión turística y económica, que ha adquirido un papel esencial, puede llegar a solapar la religiosa y espiritual?

–No lo creo. Para los creyentes siempre será la Semana Santa la semana grande, su semana grande, será algo mucho más importante que los oropeles, el vestir las túnicas, lucir las medallas, sacar las varas..., porque siempre en su interior anidará ese sentimiento en lo que confía y en la fe que tiene. No cabe duda de que la Semana Santa de Palencia, como la de otras ciudades próximas o más alejadas, se ha convertido en una fuente de ingresos que las empresas palentinas han sabido ir apreciando en los últimos años y a las que obviamente, aunque ya colaboran siempre, cabe la posibilidad de que se esfuercen un poco más para que la Palencia de la Semana Santa resulte también más visible hacia el exterior.

–¿Las instituciones apoyan lo suficiente la Semana Santa?

–Siempre pueden colaborar más, y creo que en los últimos años hay una unidad de acción para que la Semana Santa se conozca más y sea lo que debe ser. Prueba de ello fue la declaración de fiesta de interés turístico internacional. Lo que sí quiero hacer es un paralelismo, y aquí quiero distinguir entre instituciones y partidos políticos, en que esa unidad de acción que la instituciones muestran en la Semana Santa de Palencia debiera trasladarse por parte de todos los partidos políticos en cada institución a intentar una comunión mayor para que saquen adelante algunos proyectos de ciudad que convendrían a todos los palentinos, de tal manera que la ciudad se repensara y fuéramos hacia el futuro para evitar la pérdida de población y para intentar que Palencia, esta ciudad en la que tenemos la suerte de vivir, fuera más habitable para los jóvenes.

–¿Cómo va a orientar el pregón?

–Mi pregón no va a ser un pregón histórico ni va a ver un pregón autobiográfico –como decía al principio, hasta los once años no llegué a Palencia–, sino que va a ser un pregón de presente y de futuro, va a ser un homenaje a los cofrades, a su labor, y va a ser un homenaje a la ciudad que nos acoge.

–¿Qué mensaje transmitirá a los cofrades?

–Que esta ilusión creciente que en los últimos años estamos viendo por la Semana Santa de Palencia se mantenga, que conserven su unidad, que sientan que todas las cofradías son importantes, las más antiguas y las más nuevas, y que producto de esta unidad de acción pueden alcanzarse mayores logros en el futuro.

–¿Y otro mensaje a la ciudad?

–Que acompañe a los cofrades en estos días, aunque lo viene haciendo en mayor número en los últimos años, y también le pediría que creyera de verdad en las posibilidades que tiene Palencia. Palencia es una ciudad excelente para vivir y entre todos debemos conseguir que los jóvenes palentinos que están tan bien formados puedan seguir residiendo aquí entre nosotros, porque solo así conseguiremos ganar el futuro.

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