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Ignacio Blanco, posa en el entorno del Puente Mayor, estas Navidades, en Palencia. Marta Moras
«Las renovables harán que la factura de la luz baje un 40% en cinco años»

«Las renovables harán que la factura de la luz baje un 40% en cinco años»

Ignacio Blanco, palentino, presidente de la compañía eléctrica hispano-japonesa Univergy

Marco Alonso

Valladolid

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Jueves, 10 de enero 2019, 21:28

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Ignacio Blanco es un licenciado en Derecho que nació en Palencia hace 47 años. Trabajó primero en un despacho de abogados, luego dio el salto a la banca, pero la decisión que marcó su vida fue la apertura de una pequeña empresa de energía solar y eólica llamada Enerpal, con la que se encargó de cubrir las necesidades del mercado energético renovable hasta que llegó el frenazo provocado por la crisis y tuvo que salir fuera para triunfar en un sector fotovoltaico al que hundió el denominado impuesto al sol. El accidente nuclear de Fukushima hizo que Japón cambiase su política energética y el protagonista de esta entrevista se marchó a la tierra del sol naciente en busca de una fortuna que se le negó en uno de los países con más horas de sol de Europa. Lleva seis años en Japón, es el presidente de la empresa Univergy, que facturó 40 millones en 2017, y ahora pretende regresar a esa España que le dio la espalda y que actualmente, con Sánchez en el Gobierno, parece querer abrazar de nuevo la energía renovable.

–¿Cómo llega un licenciado en derecho a dedicarse a las renovables en países tan remotos como Japón, India, México o Vietnam?

–Mi padre fue empresario toda su vida y la sangre empresarial corre por mis venas. Cuando me ofrecieron la oportunidad de entrar en una sociedad como empresario, no me lo pensé. Con poco más de veinte años, tenía mi participación en una sociedad de renovables en un momento perfecto para entrar en el sector, pero el derecho me ha servido para tener una base a la hora de negociar en este mundillo, que requiere de muchos trámites administrativos.

–Es una paradoja que tuviera que marcharse de unos de los países con más horas de sol de Europa para triunfar en el sector fotovoltaico...

–Pues sí. España fue pionera, después de Alemania. Fuimos líderes a nivel mundial en instalación y fabricación de energía solar y eólica, pero la crisis se llevó todo por delante, el Gobierno cambió la norma con carácter retroactivo y desapareció el sector. Los que nos dedicábamos a esto y queríamos seguir tuvimos que salir fuera de España por supervivencia, no por expansión. Unos fueron a latinoamérica porque ayudaba el idioma, pero a mí me pareció interesante ir a Japón y funcionó. El Gobierno japonés apostó por las energías alternativas, porque no tiene ni gas ni petróleo, y creó un programa en el que compró toda la energía renovable que fue capaz de producir y lo que hicimos fue replicar el modelo de España. Buscamos un socio japonés y seguimos con él allí. Univergy es 50% capital español y 50%, capital japonés.

–Nosotros, como Japón, no tenemos gas ni petróleo. ¿Qué sentido tenía el denominado impuesto al sol?

–Pues muy poco. En España, las eléctricas son todopoderosas, pero se vieron amenazas por la liberalización del sector y por este tipo de energía limpia. La única forma de retrasar el desarrollo de las renovables fue incluir un impuesto, aparte de todos los cambios regulatorios con carácter retroactivo y las bajadas de tarifa que se hicieron.El impuesto al sol solo ha servido para paralizar durante diez años la energía que más puede beneficiar a España. Esto es bastante paradójico, puesto que todos los países a nivel mundial están regulando el autoconsumo y creando un nuevo sector. Nunca es tarde, y ahora se han dado cuenta de que no se pueden poner puertas al campo.

–España tiene la luz más cara de Europa y la lista de políticos que trabajan para las eléctricas es interminable. ¿Qué sale más caro a los españoles el kilovatio de energía o el kilo de puerta giratoria?

–Todos conocemos que ha habido expresidentes y exministros que han pasado de la política, a consejos de administración de grandes eléctricas. La regulación del sector en España ha dependido en el pasado de las mayorías absolutas, pero ahora ya no las hay y los partidos no tienen más remedio que unirse entre ellos.Además, hay una serie de directivas a nivel internacional, como el protocolo de París, mediante el que la UEha decidido potenciar mucho las renovables, con un mínimo de un 32% para el año 2023, revisable al alza. El kilovatio es muy caro, pero se ha visto que los costes de instalación de las energías renovables han bajado de una manera progresiva y exponencial en los últimos años. Debido a esto, ha habido un cambio en el uso de la energía mundial y no tiene sentido que España siga con combustibles fósiles, por lo que las eléctricas están entrando en el sector, desarrollando una transición energética. La revolución solar ha llegado y España no se puede quedar fuera porque tiene muchas horas de sol y mucho conocimiento, lo que hace pensar que seremos uno de los países que liderará ese cambio que estamos viviendo ya.

-¿Usted, que vive por y para la energía, es capaz de entender la factura de la luz?

–No. Ni las propias eléctricas saben lo que están cobrando a los españoles. La factura de la luz tiene un componente fijo que no se sabe muy bien por dónde viene, con muchas tarifas, y una gran parte es debido a los intermediarios que participan en la cadena.Además, hay otro factor que encarece el producto, que son los derechos de emisión, y la energía renovable va a acabar con eso. Ahora mismo, está disparado el precio, pero la ley de la oferta y la demanda hará que baje.En el momento en el que la energía renovable, cope el mercado, el precio bajará.Las previsiones que se manejan indican que al factura de la luz bajará un 40% en los próximos cinco años gracias a las renovables.

–¿En otros países la factura de la luz también está encriptada y no hay quién la entienda?

–Sí. La factura de la luz es muy compleja en la mayoría de los países. Los monopolios de las eléctricas han hecho que hicieran lo que quisieran, pero se está liberalizando el sector en el mundo entero y eso está cambiando hasta que finalmente haya un libre mercado.

–El año pasado se cerró Garoña y la energía nuclear parece tener los días contados. ¿Cuánto tiempo de vida le quedan a las nucleares en España?

–Muy pocos. Las eléctricas son las dueñas de las plantas y ellas mismas se han dado cuenta de que el coste que tiene renovar esas centrales para que sean seguras es tan alto que es más rentable apostar por renovable y parar las nucleares. Las plantas, tanto las nucleares como las térmicas, tenían una vida útil de unos cuarenta años y todas están llegando a su fin. Europa se está 'descarbonizando' y la energía nuclear ya no es vendible porque instalarla y mantenerla tiene un coste es muy alto. El que manda es el mercado y el coste de la energía renovable cada vez es más barato. Los costes de producción de la energía renovable son diez veces menores que hace veinte años.

–Los momentos de auge de las renovables han coincidido con gobiernos socialistas. ¿La energía renovable es de izquierdas?

–La energía renovable no entiende de izquierdas ni de derechas. Ha habido momentos en los que las ha potenciado el PP y en los que lo ha hecho el PSOE. No tiene color porque es la tendencia y no hay manera de pararla. En España no hay ningún partido en contra de las renovables. Lo que hay que hacer es potenciarlas, regularlas y coordinarlas con otros tipos de energías porque el cambio debe ser paulatino hasta que suceda, como marcan las previsiones, que el 70% de la energía generada en Europa sea renovable en 2050.

-El desastre de Fukushima sirvió para que Japón cambiará su política energética. ¿Qué desastre tiene que suceder en el mayor contaminador del mundo, en EE. UU, para que Trump empiece a creer en las energías limpias?

–Ya nadie discute que los últimos huracanes de Haití, Puerto Rico y California tienen al cambio climático detrás. Trump puede estar ahora en contra de las renovables, pero en los últimos meses ha reconocido que existe el cambio climático, algo en lo que no creía hace año y medio. Hay que dar tiempo al tiempo. Hay muchos intereses detrás, con las grandes petroleras y las empresas de gas, pero todas ellas están haciendo un cambio estratégico y están buscando alianzas con el sector renovable.

–¿Cuándo llegará el día en el que autoconsumo sea una realidad en España?

–Espero que pronto. Ahora mismo estamos pendientes de la regulación de la venta del excedente de energía. La ministra del nuevo Gobierno está apoyando mucho, lo primero que hizo fue anular el impuesto al sol, y tengo la confianza de que el autoconsumo sea una realidad en España en 2019. Hay que agilizar los trámites administrativos, hay mucha burocracia en este país, pero el Gobierno está empeñado en conseguirlo.

–Pero cree que el empeño ganará la batalla a los grandes lobbys energéticos. Las grandes eléctricas no se van a apartar tan fácilmente del mercado...

–El cambio no será radical. Tendrás energía solar en tu casa, pero será un apoyo al consumo, no el 100%. La tendencia es que la energía solar llegue a casi toda España, con una batería para el tramo nocturno, y que se utilice la energía de la red cuando sea necesario. Las eléctricas no van a desaparecer y, además, siempre vas a tener que trabajar con las comercializadoras para gestionar las transacciones del contador de entrada y el de salida, en el que se van ver los kilovatios consumidos y los aportados a la red.

–El coche eléctrico va aumentar la demanda energética notablemente. ¿Estamos preparados para este cambio?

–La llegada del coche eléctrico puede incrementar entre un 20% y un 25% el consumo eléctrico en España. Esto va mucho más deprisa de lo que yo me pensaba y el cambio de modelo se dará rápidamente.

–Pero si todos empezamos a comprar coches eléctricos y la red no se abastece con energía limpia, el modelo seguirá siendo el mismo...

–La idea es que los paneles de tu vivienda carguen tu coche y que luego puedas cargarlo en la red de 'electrolineras' para que no tengas miedo de salir a la carretera y quedarte sin batería. Ahora se está penalizando el uso del diésel y falta muy poco tiempo para que el coche eléctrico se imponga al de combustibles fósiles.

–El impuesto al diésel afectará al 64% del parque móvil de Palencia, y los propietarios de estos vehículos ya han puesto el grito en el cielo. Parece que somos muy ecológicos hasta que nos tocan el bolsillo...

–Lógico. Solo hay que ver lo que está pasando en Francia con los chalecos amarillos. No puede ser que, de hoy para mañana, mi coche no me sirva. Hay que regular con cabeza y ordenar el cambio energético que estamos viviendo.

-La reconversión energética implica cambios que afectan directamente a las personas. ¿Qué medidas se podrían tomar para que zonas como el norte de Palencia, que se han quedado sin actividad tras la anunciada muerte del carbón, cuenten con una industria?

–Estamos desarrollando plantas fotovoltaicas en la provincia y muchas de esas personas que se dedicaban al sector del carbón se podrían reconvertir a este nuevo sector, que va a crear muchos puestos de trabajo. Se están tramitando muchas plantas grandes y sería lógico que las personas que se han dedicado a sectores que van a dejar de existir tengan una preferencia a la hora de trabajar en las nuevas plantas. No era una buena medida seguir pagando a fondo perdido el mantenimiento de centrales como la de Velilla, creo que lo más lógico es ayudar a estas personas a que se reconviertan en un sector que pueda sustituir al carbón, y eso se hace con dinero real, con medidas reales.

–¿Qué debería haber pedido Pedro Sánchez a los Reyes aerogeneradores o plantas fotovoltaicas?

–Las dos cosas. Aquí, en Castilla y León, hay un recurso eólico muy interesante en el Cerrato. Todo el páramo tiene unas 2.700 horas de viento al año y, aunque los números son más justos en energía fotovoltaica, con seguidores conseguimos un 20% más de rendimiento y los dos sectores se deben ir combinado. Los políticos han cambiado de forma radical en Europa y Pedro Sánchez debe ordenar un poco el sector. Solo espero que no haya otra burbuja que acabe pinchada. Debe haber un crecimiento sostenible.

–En las renovables, y en la política, es tan importante la energía como la duración de la batería...

–Claro, pero no solo eso. También es fundamental la hibridación, que seamos capaces de apostar en cada lugar por el tipo de energía más adecuado y para conseguirlo solo necesitamos que no se nos acabe la batería.

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