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Ana Domínguez, en eñl laboratorio en el que trabaja. EL NORTE
Palentina, en San Diego: «Aunque muchos sitios estén abiertos, la gente pide para llevar»

Palentina, en San Diego: «Aunque muchos sitios estén abiertos, la gente pide para llevar»

Ana Domínguez ·

La científica trabaja en Estados Unidos, en el laboratorio por turnos para no coincidir, «aunque en ciencia sabes cuando empiezas, no cuándo terminas»

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Sábado, 27 de junio 2020, 09:49

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La palentina Ana Domínguez pasea a los perros por la playa antes de ir al laboratorio a trabajar, donde ahora están a turnos. «En el laboratorio hemos estado poco tiempo sin trabajar, la verdad. Vamos por turnos como en las fábricas, que aquí es complicado porque en ciencias sabes cuando empiezas pero no cuando terminas. Los turnos se hacen para no coincidir mucha gente. Hemos pasado de trabajar mañana y tarde a hacerlo por turnos de mañana, tarde y noche», explica Ana, que trabaja en el Sanford Burnham Prebys Discovery Institute.

Hasta la llegada de la covid-19, sus investigaciones se centraban en el cáncer de próstata. «Ahora trabajo con el coronavirus, pero no en vacunas sino en cómo afecta el coronavirus a las células de pulmón para posibles terapias con drogas», señala la palentina, que tiene que rellenar todos los días al abandonar su puesto de trabajo un cuestionario sobre su estado de salud. «Nos preguntan si estamos bien, si tenemos fiebre... Al final nos dan un código y al día siguiente al llegar nos toman la temperatura y leen el código. Si es Ok, pues puedes entrar a trabajar. Pegan una pegatina en tu tarjeta y adelante», explica. «Las playas están ya abiertas para todos, al principio solo se permitía hacer deporte o pasear a los perros. Si te tumbabas con la toalla, te multaba la policía», señala.

Estados Unidos es el país de las compras 'on line' y de las tarjetas de crédito. «Está todo medio abierto, medio cerrado. Para tomar un café en el Starbucks, se pide por Internet y te lo dan en la puerta. Todo es con aplicación y con tarjetas de crédito. Aquí es lo normal. Los establecimientos al público van abriéndose, aunque la mayoría de la gente prefiere pedir para llevar, aquí no hay mucho ambiente», comenta. «En las tiendas de ropa, tampoco te permiten probarla. Solo acudes allí a recoger el pedido que has hecho por Internet», agrega.

Las mascarillas cada vez se ven menos. «La gente está de la mascarilla hasta las narices. En el trabajo nos obligan a llevarla y cuando vas a recoger comidas, también, pero el resto del tiempo no las lleva mucha gente», reconoce Ana. «Al principio iba todo el mundo con mascarilla, pero ahora ya no es lo mismo. Pero aquí, en San Diego, no sé si llevamos algo más de 300 muertos, que son muy pocos», concluye la científica.

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