Borrar
Urgente La jueza decreta el ingreso en prisión del jefe de Estupefacientes de Valladolid
Un grupo de jóvenes se zambulle ayer en la piscina del Sotillo.

Ver fotos

Un grupo de jóvenes se zambulle ayer en la piscina del Sotillo. Marta Moras

Los niños pueblan las piscinas de Palencia en una reapertura marcada por la distancia

El Sotillo muestra colas para acceder en el inicio de la jornada y el Monte y San Telmo aglutinaron pocos usuarios

Álvaro Muñoz

Palencia

Lunes, 6 de julio 2020, 22:16

Comenta

Después de varios meses de pandemia y de aclimatarse a nuevas medidas de seguridad, ya nadie se iba a sorprender de lo que se vivió en la reapertura de las piscinas municipales de la capital palentina. Ver unas líneas blancas sobre el césped como si se tratara del aparcamiento del parque comercial el Arambol ya no impacta.

Solo faltaban unos pasos de peatones para cruzar a la cafetería o unos cedas al paso para llegar hasta el agua. La señalización horizontal ha inundado cualquier espacio público y en las piscinas sucedía lo mismo. Las colas de personas esperando para acceder hasta las instalaciones se dejaron ver a primera hora en El Sotillo. Instantánea que arroja esta piscina todos los años y que en este 2020 se retrasó hasta julio por adecuar la zona. «No ha sido excesivo. Es lo que vemos todos los años el primer día en lo que arranca el programa informático», apuntaba desde la entrada Fernando Ausina, antes de atender a un grupo de niños que, impacientes ellos, se arremolinaban en la entrada para disfrutar de la primera jornada de piscina al aire libre en su correspondiente campus de verano. «No os dejéis nada», apuntaba el monitor.

En el interior del Sotillo se encontraba el concejal de Deportes, Víctor Torres, que sin chanclas ni bañador, se acercó a primera hora para ver cómo estaba transcurriendo la jornada. Se le veía tranquilo y con el alivio que produce un arranque satisfactorio. Las parcelas pintadas en el suelo se respetaban, los carriles repartían el tráfico y en el agua, los más pequeños intentaban respetar las indicaciones de los socorristas y monitores a la par que se divertían. Era el 6 de julio y por fin se escuchaba eso de 'bomba'. Y es que todo el distanciamiento en el exterior contrastaba con lo que se veía en el agua. Era inevitable que los más pequeños se saltaran ligeramente la distancia de seguridad en el agua, pero ahí no había limitaciones.

Las zambullidas volvieron a las piscinas, sobre todo por la mañana, cuando se congregan los niños de los campus de verano. «Tienen bastante interiorizado la distancia entre ellos, pero, aún así, hemos diseñado un protocolo para lavarse las manos al menos tres veces durante la mañana», afirmaba el monitor Alfonso Pajares, al frente de un grupo de ocho niños.

Precisamente los ratios de responsable por cada grupo se han reducido este verano con un máximo de nueve niños y con el objetivo de que ningún grupo se mezcle con otro. «Ahora hacemos actividades con menos contacto para mantener la distancia. Además nosotros siempre desinfectamos todo el material al final de cada jornada», continúa Pajares a la par que atiende a dos niños con diferentes demandas.

La incesante actividad en el agua se entremezclaba con la búsqueda de la vitamina D de aquellas personas que se exponían a los rayos de sol. Toalla en el césped y al son del vuelta y vuelta. «Tenemos que preguntar a ver si podemos traer una silla como hacíamos otros años. Teníamos muchas ganas de que reabrieran», apuntaban tres mujeres que aparcaron sus efectos personales en el pasillo que comunica la cafetería con los vasos.

La presencia de los más pequeños situaba en casi un centenar los asistentes por la mañana a la piscina del Sotillo. El nuevo aforo reduce hasta 648 las personas en el interior de la instalación y en 216 en los vasos. Aún así, a la espera del fin de semana, este lunes se quedaron lejos de alcanzar esas cifras.

Al igual que en las piscinas del Monte. El máximo eran 400, pero sobre las 13:00 horas prácticamente se contaban más socorristas que usuarios. «Tal vez no sepan que hemos abierto», apuntaba Lolo, que cambiará este verano la coletillas de 'tened cuidado con los saltos', por 'hay que separarse más, chicos'.

Echándose bien de crema se encontraban en una parcela José María Hermoso y sus hijos, Rodrigo y Diego. Viven en Madrid y aprovechan el verano para disfrutar de los encantos de Palencia y su monte. Un día de piscina que concluye en muchas ocasiones con visitas a los ciervos o unas canastas en el pulmón de la ciudad. «Otros años también hemos disfrutado de días en los que hay poca gente. Tenían muchas ganas de venir a la piscina», desgrana el padre de familia.

Por su parte, en el torno de entrada, tres jóvenes se limpiaban las zapatillas para, acto seguido, ponerse las chanclas. Es la nueva normalidad en las piscinas municipales, que este lunes abrieron sus puertas. Al igual que en Sal Telmo, aunque reflejó la misma imagen que en el Monte. El fin de semana será un buen termómetro para ver la respuesta.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Los niños pueblan las piscinas de Palencia en una reapertura marcada por la distancia