Los nacimientos caen a mínimos históricos en Palencia y el 10% de las madres tienen más de 40 años
El Hospital Río Carrión registra en cinco meses y medio de este año 305 partos, el 25% menos respecto a los 409 del mismo periodo de 2020
Es evidente que los fenómenos demográficos de 2020, de los que el Instituto Nacional de Estadística ha lanzado cifras esta semana, estuvieron muy afectados por ... la pandemia. Durante el año pasado se registraron 339.206 nacimientos en España, lo que supuso un descenso del 5,9% respecto al año anterior (21.411 nacimientos menos). Palencia cayó, con 939, por debajo del millar, por donde llevaba ya en los dos últimos años, pero con el problema añadido de que las defunciones avanzan en una curva inversa (de las 2.129 de 2019, con 927 alumbramientos ese año, a las 2.585 del pasado año.
El número de nacimientos continúa así con la tendencia a la baja de la última década, solo interrumpida en 2014. Desde el año 2010, la cifra ha descendido un 30,3%. El descenso en el número de nacimientos se observó a lo largo de todos los meses de 2020, aunque se acentuó a partir de noviembre. La mayor caída se produjo en el mes de diciembre, con una reducción del 21,5% respecto al mismo mes de 2019, de lo que se concluye que fue un clarísimo efecto negativo del estado de alarma decretado nueve meses antes al inicio de la pandemia.
Este descenso de nacimientos se debe, en parte, a la disminución del número de hijos por mujer. Pero también a la reducción en el número de mujeres en edad de ser madres. En particular, se observa una bajada más acusada en los últimos dos meses del año, que puede reflejar una disminución de embarazos producidos durante el confinamiento que se inicia a mediados de marzo de 2020.
El número de mujeres de 25 a 40 años (que concentran el 83,8% de nacimientos), se redujo un 1,5% en 2020, pasando de 4,77 millones en 2019 a 4,69 millones. Se mantiene así la tendencia a la baja iniciada en 2009 y que se debe a que ese rango de edades está formado por generaciones menos numerosas nacidas durante la crisis de natalidad de los 80 y la primera mitad de los 90. De los 339.206 nacimientos que tuvieron lugar en España el pasado año, 76.224 fueron de madre extranjera, lo que supuso el 22,5% del total (frente al 22,3% en 2019).
La edad media a la maternidad se situó en 32,3 años en 2020, una décima más que el año anterior. También la disminución del número de nacimientos se ve acompañada de un retraso en la edad de maternidad, que en el caso de las españolas está en 32,8 años (algo más bajo en las extranjeras). Otro indicador que refleja el retraso en la maternidad es el número de nacimientos de madres de 40 o más años, que ha crecido un 41,1% en 10 años. En términos relativos, mientras que en 2010 el 5% de los nacimientos fueron de madres de 40 años o más, en 2020 ese porcentaje se elevó hasta el 10,2%.
Lejos quedan las décadas de los 40, 50, 60, 70 y 80 en las que los nacimientos superaban con creces el medio millón, y el número medio de hijos por mujer era mayor de dos. En los años años 90, los nacimientos se redujeron al entorno de los 400.000 al año, para situarse algo por debajo de esa cifra en los últimos años.
Y eso a pesar de que ahora somos 47,3 millones de personas. En la década de los 40, la población española apenas superaba los 26 millones de personas, que aumentó hasta los 28 millones en los años 50; a los 30 millones en los 60; a los 34 millones en los 70, a casi 38 millones en los 80; y a 39 millones en la década de los 90. Ya en el 2000 en España, había más de 40 millones de habitantes, que una década después habían crecido hasta los 46 millones.
Las razones laborales o de conciliación de la vida familiar y laboral, junto con las económicas, son las responsables de que las mujeres españolas tengan menos hijos de los deseados, según la Encuesta de Fecundidad del propio INE.
El indicador coyuntural de fecundidad (o número medio de hijos por mujer) se situó en 1,18 en 2020, con un descenso de seis centésimas respecto al valor registrado en 2019, el más bajo desde el año 2000.
«Antes en todas las guardias teníamos trabajo, ahora nada», afirma la matrona Noelia Renedo
Adora su trabajo y reconoce que hizo la especialidad porque le fascinaba. Preside la asociación regional porque «veo que a Castilla y León le cuesta mucho avanzar» y entre las reivindicaciones destaca la necesidad de aumentar las plantillas de especialistas, algo que se aprobó en 2015 por la Consejería de Sanidad. «Pero, después de las dos plazas que se transformaron en especialidad por dos jubilaciones, no se han creado más, aunque ha habido más jubilaciones. Además, este verano no va a haber matronas en la planta, ya que debido a una baja han sido movidas al paritorio para sustituir ese contrato que no se ha reemplazado», concluye. Sin duda, el primer lugar donde se ve la crisis de los nacimientos en Palencia es en el complejo hospitalario. «Antes en casi todas las guardias teníamos trabajo. Y ahora hay muchos días que no tenemos nada. Sí que es verdad que hay días con muchos y otros sin nada, pero es que cada vez hay más días sin partos».
«Se me ponen los pelos de punta con este tema. El otro día contamos los partos que llevábamos hasta el 12 de junio de este año y son 104 menos que el año anterior». Así de tajante se muestra Noelia Renedo, matrona del Hospital Río Carrión y presidenta de la Asociación de Matronas de Castilla y León. Hasta ese día, se habían contabilizado 305 partos, frente a los 409 en esa misma fecha de 2020, un 25% menos.
Sin duda, el primer lugar donde se ve la crisis de los nacimientos en Palencia, su descenso en picando, es en el complejo hospitalario, concretamente en el paritorio. «Parecía que remontaba con el postconfinamiento, pero qué va. Esto no remonta», agrega. Los motivos que ella cree que continúan provocando este descenso acentuado de nacimientos son «los problemas económicos que existen y de infertilidad por el covid. No se habla mucho, pero hay muchas irregularidades menstruales en mujeres que han tenido el virus».
A pesar de que Palencia destaque por tener una población tan envejecida y con tan pocos nacimientos, ella constata que este descenso es a nivel nacional, no solo aquí. «Está castigado todo en general, están todos los hospitales con cifras muy bajas de nacimientos. Una de mis mejores amigas trabaja en Cataluña y dice que tenían 1.800 al año y que ahora directamente no tienen partos. Ha bajado a nivel general», explica con pesar, a la vez que confirma cada día de cerca eso de lo que hablan las estadísticas: que las mujeres cada vez son madres más tarde porque la incertidumbre laboral y de futuro condiciona esa decisión. «Hace mucho que somos muy mayores para parir. Igual antes veías a mujeres con 40 o 42 años en el paritorio, y ahora hay de 45 o 46. A algunas les cuesta más parir, a otras no, más que de la edad depende de lo que estén dispuestas. Hemos tenido una de 46 años justo estos días y ha parido fenomenal. Cómo se desarrolle el parto está muy vinculado al miedo o estrés», argumenta. «Lo que sí que es verdad es que hay más patologías cuanto mayores sean las madres», agrega.
Y esos ingredientes tan malos a la hora de dar a luz, como el miedo o el estrés, se han repetido mucho en estos tiempos de pandemia, que tan a contrapié nos pillaron a todos. «Al principio no contábamos con material y les hacíamos mascarillas con calzas y nosotros solo teníamos higiénicas. Se restringieron los acompañantes, los partos eran más laboriosos, ellas lo vivieron fatal y nosotros no podíamos hacer nada. Lo recuerdo como muy complicado y difícil porque se tomaron medidas muy drásticas y todos teníamos mucho miedo, no conocíamos nada y solo veíamos muertes y contagios», rememora. Desde la asociación que ella preside, se luchó para que las parturientas pudieran estar acompañadas. «A finales de abril ya se permitió el acompañamiento, eso conlleva menos angustia, que vaya el parto mucho mejor. El cuerpo tiene que estar en armonía, sino las hormonas no se segregan», explica.
A pesar de que la situación desde la terrible llegada de la covid, del confinamiento y de los abrazos perdidos ya ha mejorado mucho, su trabajo sigue siendo complicado. «El ambiente en el paritorio ha cambiado porque sigue habiendo mucho miedo. La mayoría de las matronas somos jóvenes con hijos pequeños y piensas que tienes que dejarlos con los abuelos e irte a trabajar y nadie quiere contagiar a sus familiares. Y algunas auxiliares son mayores y tienen patologías ellas o en sus casas. Los acompañantes y las mujeres se quitan la mascarilla porque tienen que comer allí, no pueden entrar y salir. Y para empujar muchas veces también porque se ahogan», rememora.
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