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El incremento del número de abejas multiplica por 14 los avisos para retirar enjambres en Palencia

El incremento del número de abejas multiplica por 14 los avisos para retirar enjambres en Palencia

Se han registrado 69 incidencias desde junio hasta el 10 de julio frente a las cinco del mismo periodo en 2017

Marco Alonso

Palencia

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Miércoles, 11 de julio 2018, 07:47

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La extraordinaria floración que se ha experimentado este año en los campos de Palencia ha llevado a las zonas rurales a multiplicar sus aromas más agradables y su policromía pero, como contrapartida, también ha aumentado de forma exponencial el número de insectos, un hecho que ha llenado de vida pastos, cultivos y montes y que también ha afectado a los núcleos urbanos, donde se ha incrementado de una forma desorbitada el número de avisos a emergencias para retirar enjambres.

Entre el 1 de junio y el 10 de julio del año pasado se registraron cinco llamadas a emergencias por presencia de enjambres en diferentes puntos de la provincia, pero las alertas por la presencia de insectos potencialmente peligrosos se han disparado en el mismo periodo de este año. Hasta 69 han sido las llamadas recibidas en la sala del 112 de Castilla y León por la presencia de enjambres y avisperos en la provincia de Palencia entre el 1 de junio y el 10 de julio, y el presidente de la Asociación Palentina de Apicultores, Santiago Pascual tiene un diagnóstico bien definido para esta circunstancia. «El instinto natural de las abejas es multiplicarse y como ellas ven buen tiempo, está habiendo muchos enjambres y seguramente pasa lo mismo con las avispas y con otro tipo de insectos, que durante los años de sequía no se han multiplicado y su instinto natural se ha despertado de golpe», explica Pascual.

Los avisos para retirar enjambres en la provincia se han multiplicado por 14 y las causas de este incremento exponencial también se pueden achacar a la acción del hombre, y es que debido a esa floración exagerada han sido mucho los apicultores trashumantes que han decidido instalar sus colmenas en la provincia para incrementar su producción de miel. La apicultura estante, la que está asentada en un lugar, es la que se ha dado desde hace siglos en la provincia, pero en los últimos tiempos esta forma tradicional de elaborar miel ha encontrado un competidor en los apicultores trashumantes, que manejan un mayor número de colmenas y las mueven de una región a otra para optimizar sus recolecciones.

Esta forma de hacer miel utilizando la misma colmena en diferentes puntos lleva aparejado un proceso que irrita a los insectos por los números cambios que son necesarios para conseguir resultados. «Antes de cada traslado, se cata la miel y eso hace que las abejas se pongan muy agresivas porque ha desaparecido el fruto de su trabajo. Las ponen en una zona y se ponen a trabajar que da miedo y de ahí pueden venir accidentes», incide el presidente de la Asociación Palentina de Apicultores.

Noticias como la del ataque de un enjambre a un vecino de Meneses de Campos o la de las 2.000 picaduras que sufrió un matrimonio de octogenarios en San Bartolomé de Pinares (Ávila) tienen una explicación clara para Santiago Pascual, que cree que este tipo de comportamientos en abejas suelen responder a casuísticas muy concretas. «Cuando el trashumante se va porque la floración se ha terminado, recoge las colmenas y quedan muchísimas abejas a la deriva, sin su vivienda, y a esos animales solo les quedan dos opciones: meterse en otros colmenares cercanos o quedar agrupadas y, al no tener una reina, son insectos más peligrosos. Ese enjambre no tiene cohesión y puede ocurrir un ataque», incide.

Esa agresividad inusitada que vivieron en sus carnes los atacados en Belmonte y San Bartolomé de Pinares tiene también otras explicaciones. «Las abejas no soportan malos olores ni los perfumes. Tal vez estas personas se habían perfumado antes de salir de casa o iban transpirando y ese olor hizo que las abejas les picaran», apunta un Santiago Pascual que, paradójicamente, es alérgico a las picaduras de abeja. «Estas personas tuvieron una enorme fortuna de no ser alérgicas», añade.

Como es lógico, hay que cumplir una normativa para instalar una colmena. No obstante, el presidente de la Asociación Palentina de Apicultores asegura que bordear la legislación es relativamente sencillo y se pueden ver colmenares en lugares por los que pasan muchas personas cada día. «Hay una regulación, pero se estrecha en el más débil. Si un hombre de un pueblo de la provincia va al Ayuntamiento a decir que quiere poner quince colmenas, el Ayuntamiento debería saber dónde está exactamente cada uno de los colmenares y decir si se puede o no tener ahí esas colmenas, pero las ayuntamientos, por norma general, desconocen la Ley. Lo que suelen hacer los trashumantes es ponerse en fincas particulares y el alcance del brazo de la ley no llega hasta ahí», esgrime.

Es necesario cumplir una normativa para instalar una colmena, pero Santiago Pascual asegura que la legislación sirve de poco porque hay un número muy pequeño de personas que se encargan de hacerla cumplir. «Los colmenares pueden estar instalados al lado de una pista forestal o de un camino rural, pero en el caso de las carreteras nacionales, no pueden situarse a menos de 500 metros de ellas y 200 en otros tipos de carreteras. El problema aquí reside en que no hay nadie que haga cumplir la Ley», apostilla.

Problemas normativos a un lado, las cifras arrojadas por el 112 señalan que el incremento del número de insectos a lo largo de la primavera y el verano de este año tiene efectos sobre la población palentina. Y es que, el 16 de mayo del pasado año un hombre tuvo que ser evacuado al hospital por una picadura, y el pasado viernes se vivió un hecho muy inusual en el que un vecino de Tierra de Campos de 74 años fue trasladado al Clínico de Valladolid tras sufrir 500 picaduras de un enjambre enfurecido.

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