«La montaña es hostil y a veces los aficionados pecan de osados»

–Usted descubrió la Montaña Palentina con once años y desde entonces no ha dejado de recorrerla.

–A los once años fui por primera vez a un campamento que se organizó en Velilla del Río Carrión y desde los 15 hasta el día de hoy he acudido todos los años de forma ininterrumpida y en varias ocasiones a la Montaña Palentina y he recorrido todos sus parajes.

–¿Quién le contagió la pasión por la montaña?

–El pionero del montañismo palentino: Alejandro Díez Riol, ya fallecido y a quien dedico uno de los capítulos de 'Alrededor del Espigüete'.

–¿Qué le sedujo del parque natural de la Montaña Palentina?

–Yo lo llamo 'la Suiza palentina' porque reúne las principales condiciones de la alta montaña: cimas de más de 2.000 metros, valles, glaciares, ríos espectaculares, una vegetación exuberante,… Un paraíso natural próximo a la capital y que no se conoció hasta que lamentablemente se produjo en 1957 un accidente en el Curavacas en el que fallecieron tres personas. Una desgracia que provocó paradójicamente un efecto llamada entre los montañeros.

–¿Hay algún rincón que desconozca de esta zona que comprende 1.310 kilómetros cuadrados?

–No. He recorrido todos sus rincones. De hecho, he podido escribir dos guías turísticas de montaña porque precisamente la conozco palmo a palmo. Y en esas publicaciones he descubierto lugares que desconocían muchos aficionados a la montaña. Todo lo que relato en esas guías lo he vivido en primera persona.

–Hoy en día, ¿sigue recorriendo la Montaña Palentina?

–Por supuesto. No hace muchas semanas –a principios de abril – he ido con un amigo a Valdecebollas, donde aún hemos encontrado nieve. Confío en que la Diputación reconstruya El Golobar, que está por ese lugar.

–¿Qué representa para usted el pico Espigüete, al que dedica la última de sus publicaciones?

–Fue la primera cumbre de alta montaña a la que ascendí de todo este parque natural, y lo hice con quince años. A partir de entonces he subido tanto al Espigüete como al resto de las cimas de la zona en varias ocasiones. Para mí el Espigüete siempre ha sido el espacio más relevante de la Montaña Palentina. Incluso, el color de su roca, de caliza clara, es único y contrasta con los muros oscuros de otras montañas. Si los montañeros suben a este pico por la cara norte, se pierden los atractivos de su cara sur: la Sima del Anillo, el valle del río Chico, la hoya de Martín Vaquero, la Cueva de Hielo,..., lugares especiales que te transmiten sensaciones inolvidables y que si se quieren conocer, hay que ir expresamente a buscarlos.

–Dado el ingente número de accidentes que se producen anualmente en el ascenso al Espigüete, ¿qué aconsejaría a los excursionistas que ansían alcanzar esta cima de 2.450 metros de altura?

–La montaña no es traicionera, pero es un elemento hostil, y en muchos casos los aficionados a recorrerla pecan de osados al no ser precavidos cuando afrontan una ascensión. Lo primordial es conocer de antemano las montañas, nunca hay que aventurarse, y hay que estar muy atento de la climatología, porque cuando te introduces en una de ellas el tiempo varía por momentos, es cambiante. Hay que ir provistos de calzado y prendas de vestir especiales; de los materiales imprescindibles para subir la cumbre y saber manejarlos; y de alimentos y bebidas adecuadas para sobrellevar el esfuerzo físico que supone una ascensión. Así, evitaremos accidentes y, también, gastos económicos innecesarios para los equipos de rescate.

–Como autor de 'Rutas por la Montaña Palentina' y 'Nuevas rutas por la Montaña Palentina', ¿qué itinerarios sugeriría a los grupos con niños?

–La Cascadas del Mazobre sería una buena opción, ya que es una ruta sencilla, al igual que la del Roblón de Estalaya y otras travesías por el Valle de Pineda. En rutas con niños es fundamental que no se cansen en exceso para que no cojan manía a la montaña, algo que ocurre en muchos casos. Hay que ir al ritmo de los niños.

–¿Qué travesía le parece más fascinante?

–La del nacimiento del río Carrión, a la que se accede por el Valle de Pineda: las lagunas de Fuentes Carrionas. Es extraordinaria. Hay otra que me parece una maravilla y que no cito demasiado para evitar aglomeraciones, que es la Sierra de Corisa, que cuenta con los robles más altos de la Montaña Palentina.

–¿La Montaña Palentina ha dejado de ser otra 'bella desconocida' de la provincia?

–Sin duda. Por el refugio de Cardaño de Arriba, que gestionó el Club de Montaña Espigüete durante 50 años, pasaron cientos de clubes de montaña y grupos de personas de todo el país hasta que se lo tragó un alud de nieve en 2015. El nuevo albergue, que se construyó en Cardaño de Abajo y que fue inaugurado el año pasado, prosigue con esa labor promocional. Y, aunque hay gente que aún desconoce la zona, hoy podemos decir que la Montaña Palentina es destino de miles de visitantes. En cuanto a la promoción turística de este entorno natural, la Diputación es la institución que más ha trabajado en este sentido, además de preocuparse por conservar y mejorar el estado de las carreteras de acceso al mismo. No debemos obviar que vivimos en una zona apartada y muy próxima a otros circuitos montañosos archiconocidos, como son los Picos de Europa y los Pirineos, pero esto no significa que reúnan mejores condiciones que nuestra Montaña Palentina.