Y Martín llegó al mundo a más de 30 kilómetros del hospital de Palencia
Vanessa Pérez viajaba desde el norte hasta el complejo asistencial, pero terminó dando a luz en el centro de salud de Frómista
Las contracciones comenzaron cada seis minutos. Posteriormente se redujeron a cuatro, luego a tres y, más tarde, a dos minutos. Nunca se les había hecho tan largo el trayecto desde Ventanilla hasta Palencia, a pesar de que iban más rápido de lo permitido por la A-67. Llegaron las ganas de empujar, el vértigo del inminente parto, y el Hospital Río Carrión aún estaba a más de 40 kilómetros. Mariano Gracia llamó al 112 e inmediatamente les recomendaron que cogieran la salida de Frómista y que acudieran al centro de salud porque una ambulancia llegaría allí en cuestión de minutos. Nada más colgar, recibieron la llamada de la Guardia Civil, preguntando si necesitaban ser escoltados. Este respondió que no, pero les advirtió de que iban por encima del límite de velocidad porque «es una urgencia».
Eran las nueve de la noche del pasado domingo y todo parecía indicar que Martín tenía ganas de nacer ya. Tanto que cuando la ambulancia llegó a Frómista, el llanto dulce del bebé ya se escuchaba en el consultorio. Vanessa Pérez no podía evitar empujar con las contracciones y el dolor tan seguido, así que finalmente dio a luz en el centro de salud, auxiliada por una médico y una enfermera, que se encontraban de guardia. «Al principio me dijeron que no empujara, pero las contracciones eran muy seguidas y ya me animaron a empujar cuando vieron la cabeza. En cinco minutos, ya salió», afirma Vanessa Pérez, que parió en una camilla y con las piernas flexionadas.
«Las sanitarias que nos atendieron, lo hicieron muy bien. Se portaron increíble con nosotros y atendieron muy bien al niño. No salió ni con la cabeza apepinada, ni muy moradito, salió muy guapo», rememora la madre, que no podía dejar de temblar después de traer a Martín al mundo. «A mí me temblaban las piernas y todo el cuerpo, del susto, de la fuerza, del dolor y también de los nervios para que saliera todo bien», reconoce. Este es su segundo hijo, pero Mario, que ya tiene tres años y medio, nació en el Río Carrión y con epidural.
Tapada con una sábana y una manta, fue trasladada hasta el hospital de la capital, tumbada y con el niño encima de ella «para darle calor». «Ellos también me atendieron muy bien y me ayudaron a expulsar la placenta. Hicieron un gran trabajo», reconoce.
Ya le habían advertido de que 'los segundos' pueden nacer muy rápido, por eso tardaron solo 15 minutos en montarse en el coche camino del hospital desde que comenzó con las contracciones. «Salía de cuentas el mismo domingo, ha sido clavado. Ese día ya me encontraba más cansada de lo normal, muy sensible, me dolía todo, pero como lo último es más pesado, no le di más importancia. Eso sí, en cuanto comenzaron las contracciones nos vinimos para Palencia», argumenta, aún desde el hospital porque el bebé tiene que permanecer unos días ingresado al haber dado positivo en una bacteria, el estreptococo. «No tiene infección y está en la incubadora a modo de prevención, así que bajo cada tres horas a darle el pecho y estar con él un rato. Si todo va bien, el fin de semana ya estamos en casa», señala con ilusión.
Conocer a su hermanito
Mario está deseando que llegue ese momento para conocer a su hermanito. Sus padres le han explicado que no puede entrar en el hospital y conocer a Martín por el coronavirus. «A mí ya me han dado el alta, pero me permiten quedarme aquí para estar al lado del bebé, así bajo a neonatos cada tres horas y estoy un ratito con él», afirma.
Vanessa Pérez y Mariano Gracia abandonaron Barcelona, su ciudad natal, para trasladarse a vivir a Ventanilla, un pequeño pueblo de la ruta de los pantanos con unos cuarenta habitantes, en el que veraneaban en la infancia con sus padres. Dijeron adiós a las rutinas, a las obligaciones y a las prisas por disfrutar del mundo rural. «El hospital lo tenemos muy lejos, pero en los centros de salud siempre hay gente cualificada y se agradece», concluye Vanessa Pérez, en defensa de la sanidad rural.