La incertidumbre planea sobre los centros de los más pequeños

Los pueblos lo han tenido menos difícil, como es el caso de Baltanás, que se arrancó con la voz cantante y ha suscitado el interés de otros ayuntamientos por la reapertura.

Las ludotecas podían volver a atender a los más pequeños ya desde la fase 2 (Campos Góticos, por ejemplo, en la ciudad, lo hizo el día 9), aunque las escuelas infantiles bajo los parámetros de la Consejería de Educación no abrirán hasta septiembre. «El grupo de centros privados que no dependemos de Educación pensábamos que dependíamos de Familia, pero en esta pandemia hemos sabido que no», señala Yolanda Rodríguez. «Así que si el niño va a una escuela infantil que depende de Educación, no abre hasta septiembre. Pero si va a una privada, sí. ¿Alguien lo entiende?», se pregunta.

Desde Familia les trasladaron un protocolo que pudiera orientar a estos centros privados de cara a datar a los lugares de seguridad e higiene para evitar el contagio. «Además de este protocolo, he ido cogiendo lo importante de otros centros de otras comunidades que han abierto antes, aunque la mayoría de las cosas ya las hacíamos en El Gusanito», reconoce. Cambiar los zapatos a la entrada, ventilar o limpiar los baños tres veces al día son algunas de las medidas que se reclaman.

El miedo hace que pocos niños hayan retornado a sus sitios de juego y de aprendizaje. «Creo que muchas familias tienen incertidumbre porque pueden confiar en el centro, pero no saben lo que ha hecho la familia de otro niño. Ya se han acostumbrado a cuidar a los pequeños, ha tenido que apañarse varios meses y algunos prefieren seguir así hasta septiembre. Yo creo que la gente está expectante», cuenta.

«De los centros que ya hemos abierto, ninguno pasamos del 20% de los niños, pero yo espero que, poco a poco, las familias se vayan animando», afirma. Su centro cuenta actualmente con seis pequeños, siendo ella la encargada de cuidarles en este inicio de vuelta a la rutina. De la plantilla, cuatro cuidadoras siguen en ERTE y la quinta está de baja por riesgo laboral.

«Lo que gane este mes es para cubrir los gastos del centro, simplemente. Todos los que nos hemos atrevido a abrir, no hemos podido rescatar a nadie de los ERTE. Y a ver qué hacemos si el 30 de junio se terminan y tenemos que reincorporar a todos los trabajadores sin tener casi niños», se lamenta Yolanda Rodríguez, que también es la impulsora de la asociación de autónomos en Palencia FAUP, que trabaja por obtener ayudas municipales para soportar esta crisis económica derivada del coronavirus y que cuenta con 400 asociados.

«Nos hemos puesto en contacto con las instituciones y les hemos comunicado las ayudas que necesitan los autónomos de la capital y de la provincia. Nosotros queremos saber qué medidas van a tomar para ayudar a los autónomos», concluye Yolanda Rodríguez, que espera la respuesta del Ayuntamiento de Palencia.