Un hogar en la residencia de San Telmo de Palencia

La primavera también ha llegado a la Residencia San Telmo, dependiente de la Diputación de Palencia. Por ello, a través del programa 'En mi casa', todo el centro se ha llenado de flores, colores y multitud actividades. El Departamento de Terapia Ocupacional intensifica de esta forma su apuesta por aquellas iniciativas que hagan de la residencia un lugar mejor en el que vivir, con el fin de que los residentes puedan contemplarlo como un verdadero hogar.

Para ello, aprovechando la festividad de San Isidro, el centro organizó una fiesta en la que participaran a todos los residentes y sectores que trabajan día a día de la entidad, con el objetivo fomentar un sentimiento de pertenencia a las unidades. De cara a la celebración, los terapeutas ocupacionales pusieron en marcha diferentes iniciativas para los residentes, como talleres y concursos.

Así, la cocina fue el tema central de uno de esos concursos, que se centró fundamentalmente en los postres. Para su elaboración, contaron con la ayuda de las auxiliares del centro, y con el objetivo de que todos los trabajadores de la residencia, pertenezcan al sector que pertenezcan se sientan miembros de la gran familia de San Telmo, fueron evaluados por un jurado conformado por distinto personal de la propia residencia.

Mientras el jurado deliberaba, usuarios, voluntarios, familiares y trabajadores disfrutaron de una merienda, acompañada de los deliciosos postres que ellos mismos habían elaborado. De esta forma, no solo los ganadores obtuvieron un galardón, sino que todas las unidades recibieron su premio en agradecimiento a su trabajo e ilusión, además de disfrutar de un agradable día acompañados de sus seres queridos.

Otra de las iniciativas puestas en marcha en la Residencia San Telmo, y en este caso con visión de continuidad, fue el taller de jardinería. Con este proyecto, pretenden recoger la propuesta de los residentes y que aquellos que quieran implicarse en el cuidado de las flores, puedan hacerlo. Durante la celebración, los voluntarios de enfermería, unieron sus fuerzas con un residente y ambos plantaron en una jardinera unas flores con mucho significado: los pensamientos. El objetivo fue que cada enfermero voluntario se acordara de las experiencias vividas durante todo el año en este centro, de cómo han regalado vida.

Ahora, los residentes no solo podrán adornar sus ventanas con las flores que ellos mismos han cultivado, sino que cada unidad tendrá su propio huerto, donde podrán sembrar y paladear sus hortalizas favoritas. También hubo momento para despedidas; las de los voluntarios de la Escuela de Enfermería que han estado colaborando con la actuación de su coro semanal y el acompañamiento a residentes.

En definitiva, la fiesta tuvo una acogida espectacular. Asistieron a ella casi la totalidad de residentes, familiares y trabajadores, no solo de ese turno sino también aquellos que voluntariamente se acercaron para hacer posible el acontecimiento. Todos se desvivieron para alcanzar la misión fundamental, que los residentes disfrutaran.

La celebración consiguió superar todas las expectativas de los organizadores y el sentimiento de confraternidad entre unidades, de orgullo y sentimiento de pertenencia a 'su casa' a 'su Unidad de Convivencia', estuvo presente en todo el momento. Aunque el cansancio fue visible en la cara de los trabajadores, todos ellos mostraron su satisfacción por un laborioso trabajo bien hecho. Permanentes sonrisas de satisfacción y frases como «solo con ver estas cara de felicidad merece la pena», se hicieron constantes en el transcurso de este día.