La Fiscalía de Palencia advierte de que la quema de pelusas puede acarrear penas de cárcel

El fiscal jefe de Palencia, Arturo Carrillo, añade que, si se considera imprudencia grave, en el caso de existir peligro para las personas, esa pena estaría entre los 5 y 10 años de prisión, y en el caso de ser de menor entidad los daños, entre los 2 años y medio y los 5 años. Si no hubiera peligro para la vida, la pena sería de 6 meses a 1 año de prisión.

En el caso de incendios forestales, si son montes o masas forestales, la pena por delito está entre 1 y 5 años. El tipo agravado se castiga con entre 3 y 6 años de cárcel, mientras que el tipo privilegiado (sin propagación) se pena con entre 6 meses y 1 año. Y si el incendio es en zonas no forestales, la pena va desde los 6 meses a los 2 años. «No es ninguna tontería, es algo muy serio. El último incendio ha llegado hasta la fachada de unas casas en Eras del Rosal», afirma el fiscal jefe de Palencia, que avisa a los desaprensivos de las consecuencias penales que pueden tener sus actos. Desaprensivos que, como en el caso del incendio del pasado lunes o del jueves de la pasada semana, no han sido todavía identificados, a pesar de que se estuvo patrullando la zona, según se informó desde la Policía Nacional y la Policía Local.

Por su parte, los vecinos reclaman medidas que eviten que estos problemas se repitan, tal y como apuntó Luis Antonio Ruiz, vecino de la calle Eras del Rosal. «A los graciosos, por llamarlos de alguna manera, habría que castigarlos de una forma ejemplar. Los lumbreras que prendieron la ribera en el Puente Mayor empezaron con todo esto y parece que no vamos a acabar nunca», explicaba este afectado poco antes de reconocer que los vecinos temen que uno de estos incendios acabe en tragedia. «No es que tengamos miedo, es que estamos aterrorizados». Con esta contundente frase resumió ayer Luis Antonio el sentir de las personas que residen entre el Paseo Faustino Calvo y el Paseo de la Dársena del Canal.

Los vecinos de este barrio han vivido dos incendios en cinco días que se han acercado demasiado a sus viviendas. Y es que el fuego del lunes llegó a estar a tan solo un metro de sus casas y fueron muchos los que decidieron ayudar a los bomberos en las labores de extinción para evitar que las llamas afectaran a sus casas.

El presidente de la Asociación de Vecinos de Allende el Río, Juan Pérez, asegura que este problema, derivado de la quema de pelusas, se puede ver agravado por la presencia de maleza y ramas caídas en el suelo. «Se te puede quemar la casa y te dicen que no hay un problema, que está todo bien. Pero vemos cómo está todo de material que se puede quemar y no podemos estar tranquilos. Muchas ramas están secas, se caen y después van al lateral de la orilla. Eso se va a acumulando y aumenta el riesgo de incendio», explicaba Pérez, que ve con buenos ojos la iniciativa del concejal de Medio Ambiente de sustituir los chopos que generan pelusas por árboles autóctonos que no produzcan este tipo de material altamente combustible. «Me parece una buena idea, pero mientras tanto tenemos que buscar otras medidas, como que vengan a regar cuando las pelusas están en pleno apogeo», aseguraba el presidente de la Asociación de Vecinos Allende el Río.

Antes de medidas para acabar con las pelusas, los vecinos reclaman sentido común. «Hay que tener cuidado con esta forma de diversión que parece que tienen algunos. Esto es muy peligroso y con un mechero al final lo que se hace es jugar con la vida de las personas», afirmaba Juan Pérez, que recordó que este tipo de incendios intencionados también causan un grave trastorno a la fauna. «Los conejos salían despavoridos del fuego. Ya no sé si hemos llegado al punto máximo de estupidez del ser humano porque no acierto a entender que gracia tiene poner en riesgo la vida de la gente de esta manera», sentenciaba Juan Pérez poco antes de que Luis Antonio Ruiz recalcara que las lamentaciones llegarán el día que suceda un hecho grave, pero que se debería prevenir antes de curar. «Lo que decimos todos los vecinos es que el día que ocurra alguna desgracia, se tomarán medidas. La administración tendrá que hacer algo. Hay que cambiar los chopos. Sea como sea, pero hay que hacerlo, no solo por el peligro de los incendios, también por la suciedad que generan estos árboles», apostillaba este vecino.

El incendio que se registró el lunes hizo arder el matorral y la base de muchos troncos de árbol pegados al camino de sirga del ramal del Canal, desde la Dársena hasta la trasera de las viviendas de Eras del Rosal y casi hasta el Paseo de Faustino Calvo. Los bomberos lograron controlarlo en unos 45 minutos, pero los rescoldos les obligaron a regresar al lugar del incendio para evitar que se reavivara. «Nos han llamado porque estaba humeando y hemos vuelto para ver si había algún riesgo y evitar problemas», explicaba un bombero en la mañana de ayer, en la que los tonos verdes y ocres del ramal del Canal tornaron en negro tras una jornada que los vecinos esperan no se vuelva a repetir.