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El alcalde y la concejala de Cultura siguen el pregón literario de Conchita Casalduero. Antonio Quintero

La pregonera literaria repasa la historia del patrón y evoca las fiestas «de antes»

Concepción Casalduero ensalza la catedral como «el testigo silencioso y a la vez más sólido de la fidelidad de los palentinos a San Antolín»

el norte

Palencia

Martes, 29 de agosto 2017

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Las ferias, «nuestras ferias». De ellas, del origen de la veneración de San Antolín como patrón de Palencia, de quién fue en la vida ordinaria, de cómo llegó a la santidad, de por qué se le relaciona con Palencia, de la antigua tradición de bajar a la cripta a beber agua, y de cómo eran las fiestas en sus más incipientes recuerdos. De todo ello habló anoche la catedrática de Historia y Comisionada de Patrimonio Concepción Casalduero en el pregón literario que ha ofrecido en la noche de este martes en el teatro Principal como arranque casi oficial de unas fiestas solemnes, que tendrán su estallido popular este miércoles a las 21:00 horas en la Plaza Mayor.

Ya lo recalcó también la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Palencia, Carmen Fernández Caballero, para presentar a la pregonera literaria. «Se aprecia en los rostros:llega San Antolín», dijo para citar a algunos poetas palentinos, como José María Fernández Nieto, Marcelino García Velasco, Felipe Boso e invitar a los palentinos a vivir y disfrutar de estos días de fiesta. De la mano de la invitación, la pregonera literaria analizó la figura de San Antolín según el canónigo de la catedral durante el reinado de Carlos II, Pedro Fernández del Pulgar, quien «no vacila en resaltar la importancia del primer templo palentino como depositario de las reliquias del mártir de Pamiers, cuya devoción se extiende más allá de las tierras palentinas», destacó Conchita Casalduero.

Porque San Antolín fue un visigodo, nacido en Pamiers en el siglo V en el seno de la familia real, que se convirtió al catolicismo muy joven, que predicó la doctrina católica y fue encarcelado, falsamente acusado de mantener amoríos ilícitos con la reina, que se le condenó a una muerte ejemplarizante, la de ser arrojado a una olla de piedra en la que hervían azufre y plomo y de la que emergió ileso y sonriente dos días después, lo que se le considera su primer milagro, rememoró la pregonera. Torturado en varias ocasiones, en el año 506 fue lanzado al río con una rueda de molino atada al cuello, pero salió a flote, y posteriormente se encargó a unos sicarios que le mataran. No vacilaron en cortarle en dos, de arriba abajo, y su cuerpo fue inhumado en Francia. Posteriormente, el rey visigodo Wamba trajo una parte de las reliquias del santo, un omóplato y parte del brazo, que entrega al entonces obispo de Palencia, Ascarico, para su depósito.

Fueron retazo s de la historia de San Antolín que detalló Conchita Casalduero para enmarcar a San Antolín en Palencia, y en ese 2 de septiembre en el que los palentinos cumplen con la tradición de bajar a la cripta y beber agua. «Hoy día, la catedral de San Antolín, cabeza de todas las iglesias de la Diócesis, síntesis de la belleza y de la historia de la ciudad, se ha convertido en el testigo silencioso y a la vez más sólido de la fidelidad de los palentinos a su patrón», remarcó la pregonera literaria para engarzar con la parte del pregón más popular, con la de las fiestas que comenzaban con el recorrido del alcalde y concejales bajo mazas, con la hora del vermú en el bar Palentino, los paseos por la Plaza Mayor, los Cuatro Cantones o el Salón.

Luego, en la mesa, recordaba Casalduero, los embutidos caseros, la menestra, el lechazo, las rosquillas de palo y el café de puchero, previos a los toros con Paquirri, el Cordobés o el gran Marcos de Celis. «Después había que ir a la feria... había más cosas en las que entretenerse, en la pista Bolonia las concurridas verbenas, a los que les gustaba ver deporte podían sentirse satisfechos, pues Mariano Haro mostraba su condición de campeón en carreras... Bonitas y sencillas fiestas que gustaban a todos, porque eran especiales y esperadas durante todo un año. Ahora, son muy diferentes. Es cierto, los tiempos y las gentes cambiamos...», concluyó la pregonera con una invitación a participar en estas ferias de San Antolín 2017.

Invitación de la que tomó el testigo el alcalde de Palencia, Alfonso Polanco, para agradecer la colaboración de la pregonera, profesora del instituto Jorge Manrique durante más de un cuarto de siglo, a la que elogió el regidor por su trayectoria docente e investigadora, especialista en Historia del Arte «y con un fuerte compromiso social, porque no has sido capaz de asistir pasiva a la transformación de la sociedad palentina, has querido remangarte, ser protagonista y ayudar a cambiarla, y lo has logrado», señaló entre rotundos aplausos del teatro Principal, tras haber buscado también entre sus palabras la complicidad de la pregonera para que participe en el proyecto de hermanamiento que el Ayuntamiento de Palencia va a renovar con la ciudad francesa de Bourges.

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