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Esther Bengoechea posa con su libro en la Biblioteca Pública. Marta Moras

Esther Bengoechea, periodista palentina: «La sociedad del siglo XIX no estaba preparada para ensalzar a una mujer»

Presenta este viernes en la Biblioteca Pública de Palencia su primer libro, inspirado en la escultora Camille Claudel, galardonado con el 'Premio Rrose Sélavy'

jesús garcía-prieto

Palencia

Jueves, 12 de diciembre 2019, 12:48

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La periodista de El Norte de Castilla y escritora Esther Bengoechea (Palencia, 1980) acaba de publicar 'La lluvia de Camille', ópera prima que mereció este año el Premio Rrose Sélavy de Novela Histórica. Con una prosa madura, sobria y de lirismo contenido, la novela rememora la vida y la compleja personalidad de la escultora Camille Claudel (1864-1943), una mujer que pasó a la posteridad por su trabajo artístico, pero también por la turbulenta relación que mantuvo con su colega Auguste Rodin, de quien fue alumna, musa, colaboradora y amante. Bengoechea presenta su libro mañana viernes, a las 19:30 horas en la Biblioteca Pública.

–¿En que momento decidió escribir un libro sobre la figura de Camille Claudel?

–Conocía bastante bien la historia de la escultora. Cuando tenía 18 años, fui al Museo de Rodin en París y allí vi una escultura de ella. Al año siguiente, mi tía me regaló un libro titulado 'Historia de mujeres' de Rosa Montero con pequeñas biografías, donde venía incluida la de Camille, que me fascinó. El pasado año falleció mi tía y quise releerme el libro. Cuando lo hice, me di cuenta que la biografía se me quedaba corta y comencé a leer más sobre ella. Con todo ello, comencé a hacer un esquema con los datos importantes de su vida y luego escribí dos relatos cortos. Fue entonces cuando me di cuenta de que seguía siendo corto, por lo que decidí probar a escribir una novela.

–¿Para una periodista de prensa escrita es más fácil escribir?

–A veces me resultaba fácil contar ciertas cosas, pero otras cosas al escribirlas me sonaban raras.

«Cuando leí varias biografías de Camille Claudel, hice un esquema con los datos importantes de su vida y escribí dos relatos cortos»

–La figura de Camille Claudel es la de una mujer adelantada a su tiempo...

–Sí, el principal problema de Camille es que nació en el siglo XIX y la sociedad no estaba preparada para encumbrar a una mujer, incluso superando en muchas facetas al que fue su maestro, lo que la castigó toda su vida.

–Una vida realmente dura...

–Sin duda. Camille tuvo muchos problemas desde que nació. Su madre la odiaba porque el año anterior a su nacimiento había perdido un hijo y cuando volvió a quedarse embarazada, quería que fuera otro niño varón. De hecho, su madre le llamaba la usurpadora desde que nació. Su hermana siempre la envidió porque carecía del talento y la belleza de Camille. El padre y su hermano pequeño, Paul Claudel –un importante poeta– realmente la querían.

–Triste también fue el final de sus días...

–Estuvo treinta años encerrada por su propia madre en un hospital psiquiátrico y por su hermano, que al final la traicionó. El padre la protegió, pero al poco de fallecer fue cuando la ingresaron. Ni siquiera la avisaron para que fuese al entierro. Camille arrastraba muchos problemas en aquella época, ya que pasó mucho hambre y frío. Cuando le ingresaron tenía delirios de grandeza y depresiones, aunque los propios doctores contaban en sus cartas que Camille se curó al poco tiempo de su ingreso, pero ya nunca quisieron sacarla de allí.

–La escultora pasó a la posteridad más que por su trabajo por su turbulenta relación con Auguste Rodin, de quien fue alumna...

–En realidad se le conoce por eso. Si ahora levantase la cabeza, le daría un pasmo. Camille empezó siendo alumna de Rodin. Se conocieron en la Academia Colarossi, que era una de las dos únicas en las que se permitían mujeres en París en el siglo XIX. Cuando Rodin se percató de su talento, se la llevó a su taller para que le ayudara. Además fue su musa, ya que las mejores obras de Rodin las hizo estando con Camille. Se dice que todas las manos y los pies de las obras de Rodin están talladas por ella. El problema que tuvo Camille es que su arte se parecía al de Rodin antes de conocerse y por eso estuvo en la sombra. La gente la criticaba por ello.

Una tumba sin nombre

–Al fallecer, fue enterrada en una tumba sin nombre. ¿Cree que se quiso silenciar su arte?

–Sí. Ella solicitó que la enterrasen con su padre pero tampoco le hicieron caso. Cuando su sobrina-nieta quiso rescatar sus restos para honrarlos, hubo unas obras en el cementerio y sus huesos se encontraron mezclados con los de otros cadáveres. Mientras Camille estuvo con Rodin tuvo un aborto que también le marcó mucho, ya que luego comenzó a crear rostros de niños que destrozaba una vez los acababa.No se sabe con exactitud cuántos abortos tuvo, algunos estudiosos hablan de cuatro y otros, de uno. Cuando rompió su relación con Rodin, su obra dejó de triunfar. Hasta ese momento era apreciada por la crítica, pero cuando rompió con Rodin casi nadie compraba sus obras. En una carta decía que a ella le pagaban 40 francos por una escultura y a Rodin 40.000.

–Con este primer trabajo ha recibido el Premio Rrose Sélavy. ¿Cómo se siente?

–Fue toda una sorpresa y en absoluto me lo esperaba. Cuando acabé la novela me dije «voy a probar suerte». Cuando me dijeron que había ganado, no me lo creía. No se las veces que he leído la resolución. Y la pasada semana me escribieron de otro concurso en el que había participado interesándose en publicarla.

–Ha sido llegar y besar el santo...

–Totalmente.

–¿Eso le da alas a seguir escribiendo?

–Da un poco de esperanza y alegría y sí que me gustaría seguir escribiendo. Tengo ideas, pero poco a poco.

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