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El músico gallego Abraham Cupeiro actúa este viernes en el Teatro Ortega de Palencia. Víctor Fermoselle

Abraham Cupeiro, músico y lutier

«Construir instrumentos es como diseñar llaves para abrir puertas del pasado»

El musicólogo gallego, que atesora una colección de más de 200 aparatos musicales de distintas épocas y lugares del mundo, actúa este viernes en el Teatro Ortega

Jose Rojo

Palencia

Viernes, 24 de octubre 2025, 11:44

Abraham Cupeiro (Sarria, 1980) lleva desde 2018 enrolándose en giras de 130 conciertos anuales. Su música ancestral, aderezada con multitud de instrumentos tradicionales, ha calado ... incluso entre el público joven y se ha escuchado por más de medio mundo. Este viernes, a las 20:30 horas, se sube al escenario del Teatro Ortega de Palencia en el marco del tour 'Resonando en el pasado', que se extenderá hasta mediados de 2026. Este músico y lutier gallego atesora una colección de más de 200 instrumentos de distintas épocas y lugares del mundo, de los cuales ha fabricado cincuenta, y está capacitado para tocar cien de ellos, entre otros el 'cárnix', una trompeta celta de la Edad de Hierro. Su talento y calidad artística está avalada por sus actuaciones y sus cuatro discos: 'Os sons esquecidos' ('Los sonidos olvidados', 2017), en el que estuvo arropado por la Real Filarmónica de Galicia; 'Pangea' (2020) y 'Mythos' (2024), grabados con la Royal Philharmonic Orchestra de Londres en los míticos estudios de Abbey Road; y 'Loira' (2025).

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-'Resonando en el pasado' es el título del concierto con el que está de gira y que presentará este viernes en el Teatro Ortega de Palencia.

-Es el espectáculo más minimalista de todos mis proyectos porque no me acompaña una orquesta sinfónica, pero es un espectáculo que cobra otra dimensión porque el público participa de otra forma y, para mí, es un soplo de aire fresco poder hacerlo. Y, sobre todo, presentarlo en Palencia, donde tengo amistades y donde hay gente que me sigue desde mis inicios. Me encanta actuar en Castilla porque es una región distinta a Galicia, pero en la que me encuentro muy a gusto. Conozco también Dueñas, donde grabé algunos de mis temas en unos estudios, y Palencia es una ciudad súper acogedora y con una gran calidad de vida. Hace dos años actué en el Teatro Principal con una orquesta de cámara.

-Tengo entendido que sabe tocar alrededor de cien instrumentos...

-Sí. En el concierto del Ortega sonarán alrededor de cuarenta y cinco, ya que haremos un recorrido por la historia de la Humanidad, desde la Edad de Piedra pasando por los romanos y los griegos hasta la Edad Media, a través de los instrumentos de viento con sonoridades pretéritas como el 'cárnix' celta. En este recital, que se adereza con mucho humor, cuento muchas anécdotas.

-Además de músico y musicólogo, es lutier y ha llegado a construir alrededor de cincuenta instrumentos.

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-Yo mismo los he tenido que fabricar porque no existían en las tiendas y la única forma de contar con ellos era fabricarlos siguiendo modelos de ejemplares que se encuentran en museos y aprender a tocarlos para darles vida y para que la gente pueda escuchar esos sonidos ancestrales, alguno de ellos de hace tres mil años. Construir instrumentos es como diseñar llaves para abrir puertas del pasado.

Carrera musical

«A veces me encuentro un poco solo porque soy el único músico en el mundo que toca algunos de esos instrumentos»

-Usted se formó en el Conservatorio Superior de Música de Madrid. ¿Cuándo inició su periplo musical?

-Mi formación académica es clásica. Además de esa formación, hice programas de máster en la Universidad Autónoma de Barcelona sobre interpretaciones históricas, aunque solo eran de música renacentista y barroca, por lo que tuve que profundizar yo mismo hasta los albores de la Humanidad en los instrumentos y la música que nos acompaña desde el principio de nuestra existencia. Mi carrera ha ido 'in crescendo' y desde hace siete años realizamos 130 conciertos anuales, pero el periplo empezó cuando tenía once años, cuando me dedicaba a recorrer las aldeas de mi Galicia natal de sol a sol durante las fiestas.

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-A la hora de centrar su camino en la música ancestral, ¿se fijó en algún artista para seguir su estela?

-Yo siempre he sido un fan de todo tipo de música porque en el coche de mi padre se escuchaba música muy dispar. Mi padre, que no es músico, ha sido la mejor escuela que he podido tener; ha sido mi referente porque me abrió la mente a escuchar todo tipo de música. Y, de niño y adolescente, me llenaba la música folk de Galicia de Milladoiro o Carlos Núñez, entre otros, y, al mismo tiempo, también me llenaba la música sinfónica, la clásica. Todo esto ha ido de la mano y me he metido en un camino donde, a veces, me encuentro un poco solo porque soy el único músico en el mundo que toca algunos de esos instrumentos. Lejos de ser algo bueno, es frustrante porque tienes que sacarte las castañas del fuego tú solo. El éxito, para mí, es seguir trabajando, investigar, reconstruir instrumentos y aprender a tocarlos. Nunca pensé que esto iba a tener tanto recorrido a nivel popular y, aunque no soy una persona súper famosa, sí se reconoce mi trabajo. Y lo que me resulta muy gratificante es que me siga la gente joven con una música antigua que lucha un poco contra lo que se escucha actualmente y que parece música de algoritmos.

Grabar en Abbey Road

«La experiencia fue muy enriquecedora y de mucho disfrute, sin nervios ni tensión; fue como montar en un avión supersónico»

-Grabó su primer disco con la Filarmónica de Galicia y los dos siguientes con la de Londres. ¿La orquesta gallega se le quedó pequeña?

-No, ambas son igual de buenas porque las dos orquestas que hay en Galicia funcionan muy bien. Grabar con la Royal Filarmónica de Londres en los estudios Abbey Road fue una propuesta de un músico inglés al que le gustaron mis proyectos y accedí por el buen maridaje que hay allí entre las orquestas y los estudios de grabación y porque se conjugó todo tanto a nivel técnico como artístico. Además, no hubo ningún problema de burocracia a la hora de realizarlo. La experiencia en Abbey Road fue muy enriquecedora y de mucho disfrute, sin nervios ni tensión; fue como montar en un avión supersónico.

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-Vive en una cabaña de 49 metros cuadrados a las afueras de Lugo.

-Vivo a diez kilómetros de Lugo, en mitad del bosque, en una cabaña con mi esposa y dos perrillos. Después de tantos conciertos y kilómetros, llegar a mi casa es como un bálsamo, es como si me dieran un masaje mental. Vivir en una cabaña es muy acogedor, nos hace sentir muy bien y donde menos es más; vivo en un paraíso.

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