Los colegios de Palencia arrojaban un positivo cada dos días al inicio de curso y veinte diarios tras el puente

Un total de 46 clases han tenido que ponerse en cuarentena desde que en septiembre arrancó el nuevo curso, el tercero marcado por el coronavirus y el segundo con mascarillas, distancias de seguridad, flechas en los pasillos, horarios de entrada escalonados y gel hidroalcohólico en todas las esquinas. De estas casi cincuenta aulas que se cerraron, treinta se tuvieron que poner en cuarentena en diciembre (lo que representa el 65%), concretamente en los 16 primeros días del mes. «La incidencia ha crecido un montón, hemos pasado de no tener casi aulas confinadas a estar con muchísimas», argumenta.

La capital y la provincia palentina cuentan actualmente con 21 clases cerradas por covid, diez de ellas en la ciudad. En la región, se pone punto y final a la semana previa a las vacaciones de Navidad con un total de 165 aulas en cuarentena, un dato que muestra a golpe de cifras cómo el virus está, de nuevo, campando a sus anchas.

Los alumnos que hayan pasado el virus hace menos de 180 días no tienen que guardar la respectiva cuarentena si están en un grupo estable o si es un contacto estrecho, si han dado negativo en la prueba de antígenos correspondiente. Esto hace que la clase no se considere confinada entera, al poder seguir asistiendo al centro uno o varios alumnos, dependiendo de los que hayan pasado la enfermedad. «Si sus padres deciden llevarles al aula, ya no está confinada. El profesor les puede seguir dando clase porque tampoco está cuarentenado», explica. Y es que este curso y tras la vacunación completa de los profesores, aquellos que den negativo tras someterse a los test, pueden seguir desempeñando su función en el colegio. «Esto nos ha facilitado mucho el trabajo. El año pasado tenían que confinarse todos los contactos estrechos y estábamos con la mitad de la plantilla de docentes en cuarentena», advierte.

Ayer mismo concluyó la vacunación en la capital de los menores de 5 a 11 años de edad, que desde el miércoles han ido pasando por la carpa instalada al lado del centro de salud de La Puebla, con un total de más de 4.200 sueros puestos.

El equipo covid se mantiene con respecto al curso anterior, cuando fue creado. Almudena Narganes continúa al frente con Covadonga Diez, Esther Cardillo y David González, que operan desde Cervera de Pisuerga. «Hacemos una labor muy importante, creemos, porque hacemos el estudio de contactos en el medio educativo y el censo de contactos», afirma. El propio centro avisa a Educación del positivo, si la familia se lo comunica directamente, o si no Sanidad es la que se pone en contacto con el equipo covid. Ahí arranca el estudio de contactos, ya que se pide al colegio que mande un anexo con los contactos estrechos del positivo.

Si es un grupo ordinario (que no pertenece a Infantil ni a primero de Primaria), para ser contacto estrecho tiene que haber compartido espacio a una distancia de menos de 1,5 metros más de quince minutos sin haber hecho el uso adecuado de la mascarilla. «Los contactos estrechos a partir de seis años no son muchos en el ámbito educativo porque los protocolos se siguen a rajatabla», reconoce, con orgullo, Almudena Narganes.

A estos contactos estrechos se les hace una primera prueba a través de Educación, que tiene contratado el servicio con Cualtis. La tabla de los contactos estrechos se envía al servicio de Epidemiología del Hospital Río Carrión y a a Cualtis, que responde con el día y la hora a la que se va a llevar a cabo la prueba de antígenos a los estudiantes. «Esto se hace a velocidad de vértigo. En el 99% de los casos, si se informa en el día, al día siguiente se hacen los antígenos», argumenta.

Desde el pistoletazo de salida de mochilas, deberes y exámenes, se han realizado un total de 730 pruebas de antígenos en las aulas covid (para aislar a algún alumno en caso de presentar síntomas y para realizar allí los test) de los centros educativos. Y de todas ellas, 463 se han tenido que realizar en los primeros dieciséis días de este mes. El incremento de test ha sido proporcional al de casos en la capital y en la provincia: septiembre (40), octubre (73), noviembre (154), junto con los 463 de diciembre, que ascenderán hasta que los alumnos reciban las notas y recojan sus pupitres el próximo miércoles.

Por comparar un poco la situación con el año anterior, que se comenzó el curso con el miedo a los contagios y con la pandemia desbocada, a lo largo del primer trimestre –cuando se recuperó la presencialidad tras meses de educación virtual– se llevaron a cabo 2.077 pruebas de PCR, que el año pasado era el tipo de test que se hacía según protocolo.

De las 730 pruebas de antígenos que se han realizado este primer trimestre, solo catorce han salido positivas, lo que representa el 1,92%. «Los centros educativos trabajan genial, hacen una labor impoluta, nos elaboran el censo, es todo automático. Están ya preparados, tienen todo contado y controlado, se saben el protocolo de memoria, y han aprendido a trabajar con nosotros de una manera muy eficaz por correo electrónico», alaba Narganes.

El equipo covid opera con un correo corporativo que llega a todos los miembros. «Todos tenemos acceso a él y nos turnamos para tramitar los casos», advierte. Almudena Narganes tuvo que tramitar varios positivos durante el puente de la Inmaculada: el viernes por la tarde, el sábado, el domingo, el lunes... «Sale un positivo de un grupo burbuja y tienes que avisar. Hablar con el director, que busque a las familias para advertirlas... Da igual que sea fin de semana o puente, nosotros tenemos que avisar», concluye.